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Constanza

Cerré los ojos tratando de dormir, el llanto de Mateo en la habitación se escuchaba hasta en el living y eso se repetía desde el día en que recibió aquella noticia.

Soy consciente de que todavía todo es muy reciente para el, pero llorar sin alguien que te acompañe, llorar y sentir tanto dolor y tener que atravesarlo solo era algo que no le iba a permitir, no más.

Y no es porque no respete su decisión, la respeto y demasiado, pero conozco a Mateo. Él no quería pasar por esto solo.

Me digne a levantarme del sillón, el piso frío hizo contacto con mis pies descalzos, tomé iniciativa para ir hacia la habitación en la que estaba el morocho, todo estaba oscuro porque son las dos de la madrugada.

Hace tres días Mateo no salía de la habitación, no emitía sonido alguno, ni siquiera comía, solo se lo escuchaba llorar por las noches y eso me estaba haciendo pasar noches sin siquiera poder pegar un ojo de lo preocupada que estaba. Le había prometido a Pedro que lo iba a cuidar, y yo no iba a romper esa promesa, le di mi palabra y no podía fallar.

Suspiré al llegar a la puerta, cuando iba a abrir me sorprendí al que no estuviese trabada, y ahí lo encontré, sentando en los pies de la cama llorando mirando hacia la nada misma.

— Mateo —lo llamé y este me miró para luego hacer un leve puchero — Hey —me acerqué rápidamente pero este habló.

—Andate Constanza —habló con la voz quebrada, yo negué con la cabeza — No quiero que estés acá, ándate.—las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, mi corazón se estrujó.

— No —dije — No vas a estar ni un minuto más solo —hablé y este me miró con el ceño fruncido – Mateo, no esta mal llorar.—dije ya en frente suyo, poniéndome de rodillas para verle aún mejor su cara ya que estábamos a oscuras, la única luz que había provenía de la luna.

Este rió sin gracia.

— ¿Enserio queres verme así? ¿Débil? —soltó él con bronca — Para después burlarte de mi —negué con la cabeza —Soy un débil, ya se, ahora ándate.

— Llorar no es de débiles, estás muy equivocado —hablé y le acaricié su cara, este se corrió.

Se mordió el labio ya que esté le temblaba y llevó su vista hacia la ventana.

— No esta más —dijo más para el que para mi —No lo voy a ver más.—lloró y yo no aguante más y lo abracé.

—Tranquilo, yo estoy acá —le hablé.—Siempre me vas a tener Teo.—este me abrazo con fuerza mientras lloraba en mi hombro, cerré los ojos y le acaricie la espalda.

Y así estuvimos por varios minutos, acostados en la cama, abrazados, no pegue un ojo hasta que él lo haga, necesitaba que duerma, sus ojeras eran muy pronunciadas y estaba segura de que en estos tres días no había dormido un carajo, le acaricie la cara, el pelo, hasta que sus facciones se relajaron y de un momento a otro dejo de llorar, para quedar profundamente dormido.

🤍🤍🤍

Desperté y un brazo se aferraba a mi cintura, fruncí el ceño pero luego me di cuenta que me quede dormida y termine en la misma cama que Mateo.

Me di vuelta como pude y este aún seguía durmiendo, estaba en cuero, con sus bóxers,  sus facciones tan relajadas y con la boca hinchada, sonreí y le acaricie la cara, después sus rulitos haciendo que este suelte algo que no logre entender, por lo que dejé de hacerlo.

Estaba dispuesta a levantarme cuando su voz ronca me dice:

—Seguí porfa —pidió a lo que yo lo miré confundida, abrió solamente un ojo haciendo que me de gracia para que luego expliqué —Seguí haciéndome mimitos, porfa.—me acercó con su brazo y yo arqueé una ceja para continuar con lo que estaba haciendo hace minutos, acariciarle su carita.

—¿Como estas? —pregunté, refiriéndome a lo que ya todos saben.

— Estoy mejor —dijo captando la pregunta — Gracias.—sonrió haciendo que yo también lo haga.

Poco a poco nuestras caras comenzaron a acercarse, este me tomó de la cintura y me subió arriba suyo, si.

Reí picara haciendo que este también lo haga y comencé a ahora bajar mi cara hacia la suya, esperando a que su boca haga contacto con la mía.

Pero sonó un teléfono, para ser más claros, el mío.

—Tengo que ir a buscar, mi teléfono —dije todavía en un transe, este asintió repetidamente y me baje de arriba suyo para ir por mi teléfono que estaba en el living.

Me mordí el labio, no podia creer lo que acababa de pasar.

Tomó mi teléfono y veo el nombre de Barbi en el, no tardo en descolgar y hablar.

—Amiga estuve a punto de cometer una locura —susurré para que el morocho no me escuche.

—Jodeme que casi matas a Mateo, Coni —dijo esta haciendo que yo gire los ojos.

—¡No pelotuda! —me mordí el labio —Casi le como la boca.

—¿¡Que?! —gritó haciendo que tenga que alejar mi teléfono de la oreja — ¡Te lo dije!

—Si me llamabas cinco minutos después, estaríamos...¡Dios! —dije arrepentida — ¿Que mierda nos esta pasando?

— Quieren culiar, corta —dice obvia — Aparte boluda, los dos están re fuertes.

—Cerra el culo Barbara.

— Nunca me creí todos sus teatritos —confesó — No sé, no creo que se odien como ustedes dicen.

—Yo si lo odio —dije.

—Si Coni, y yo soy virgen —dijo con sarcasmo — Sáquense las máscaras y garchen, nos hacen un favor a todos.

—¡Barbara!

—Bue, como si nunca te lo hubieses cogido.

—¿Sabes que? Háblame cuando tengas tus ideas acomodadas —reí —Porque estás flasheando cualquiera.

—Sisi, y vos llámame cuando ya te lo hayas garchado, les doy tres días como mucho haciéndose los pelotudos.

—No va a pasar y lo sabes.

—Pf, si no te hubiese llamado ya estarías en cuatro entregándole el ojete Constanza, así que no jodas.

—Chau Barbara —solté riendo y a los pocos minutos colgué.

No pude evitar no pensar.

¿Que hubiera pasado si no recibía la llamada de mi amiga? ¿Estaría comiéndole la boca?

¿Seríamos capaces de volver a chaparnos?

Eso no lo sé, creo.

❤️❤️❤️

ESTOY ALTERADISIMA.

quarentine ; trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora