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Segundo día de cuarentena y con el de rulos nisiquiera nos dirigíamos la palabra.

Muchísimo mejor para mi, ni siquiera quería verlo pero era inevitable, pero no compartiamos ningún espacio juntos, si yo estaba en el living el estaba en el dormitorio, si él estaba en la cocina yo estaba en el baño o cosas así, pero nunca compartíamos un cuarto juntos.

Hoy me llamó Barbi diciendo que se sentía afortunada de que en esta cuarentena tener una vida sexual activa, me quiero pegar un tiro, bien por ella pero podría haber pensado un poco en su amiga que se iba a quedar encerrada junto con su ex novio.

Igual no se para que me quejo, yo hubiese hecho lo mismo si por casualidad antes de ayer estaría en la casa de Paulo, garche todos los días no es una mala oferta.

Me levanto para ir al baño porque me estoy re meando y tocó la puerta por si las dudas este el morocho, para mi mala suerte si, está ocupado.

Apoyo mi espalda contra la pared mientras cruzaba las piernas aguantándome y quería re putear al morocho cuando escuché que estaba hablando por teléfono.

Me lo estaba haciendo a propósito.

Iba a romper aquel silencio entre los dos que ya están durando dos días pero por fin, este salió y me miró de arriba abajo para luego sonreír.

Hasta que se queda y sigue hablando por teléfono.

—Después te hablo beba, besos, no me extrañes —río, colgó para luego mirarme y sonreír de costado.

Yo choqué su hombro contra el mío y entre furiosa a el baño, hice mis necesidades y salí de vuelta para ir a la cocina.

Ya no quedaba ni siquiera fideos, la puta madre Barbara, era obvio que no iba a tener comida si esta piba vive del delivery. Por lo que al no tener plata tuve que ir a la habitación del morocho, odiaba esto profundamente, mi dignidad iba a quedar más abajo del subsuelo.

Entre de golpe a la habitación haciendo que esté me mire pero no diga nada y siga con lo suyo.

— No hay comida.—solté haciendo que este no me mire pero que si me conteste.

—Uh que garrón, ¿no?

Suspiré, este no lo hacía nada fácil.

—Dame plata.—dije haciendo que esté se ria.

—Ah pero flasheaste fuerte eh —acotó gracioso —No te voy a dar plata a vos.

Reí al que venga una idea a mi mente, una gran idea.

— Bueno, entonces anda a comprar vos.—y antes de que me responda me vaya.

—¡Esto no se va a quedar así eh! —gritó— La puerta Constanza, la puta madre.

🤍🤍🤍

Mateo se había ido a comprar y yo estaba más tranquila que nunca, sentía una paz inmensa al no tener que lidiar con el morocho por lo menos por unos minutos.

Mi teléfono suena, lo tomo y era una llamada de un número desconocido, me dio curiosidad y atendí, quizá me llamaba mi mamá del trabajo o que se yo.

—¿Hola? —digo haciendo que el de la otra línea me hable por encima.

—Constanza soy Mateo, me retuvieron los polis acá en la esquina —yo reí.

—¿Por qué te retuvieron? —pregunte sin evitar que se me escape una risa.

—Piensan que salí a la calle sin motivo alguno porque estoy con la mochila.

—¿Por qué estás con la mochila?

—Porque me iba a ir a mi casa...¡deja de preguntar venime a buscar!

—Bue, ahí voy bancame diez.

—¿Diez minutos? ¡Constanza! —le colgué.

Mateo necesitaba una cucharada de su propia medicina así que espere hasta el tiempo que yo creía necesario para que lo retuvieran y después salí hacia la esquina para ir a buscarlo y ahí estaba, tal como él había dicho, retenido por la yuta.

Me hicieron un par de preguntas y les dije que no estaba paseando, que era verdad que él iba a comprar así que después de un rato dejaron que vayamos a comprar para luego volver a "casa".

—Ni siquiera servís para ir a hacer las comprar —reí —¿Enserio ibas a escaparte?

— Y si, ni te banco ya —confesó el.

—Ah entonces me ibas a dejar que me muera de hambre —hablé enojada.

—No te ibas a morir de hambre, te las ibas a arreglar seguro —explicó mientras íbamos hacia el supermercado más cercano — Quiero ir a la boca, extraño mi casa, ni ganas de estar acá.

— Te iban a retener hasta que te vayan a buscar Mateo, sos tremendo boludo, no podes andar paseando por ahí, lo del virus no es joda —dije indignada —Así que aunque no queramos vamos a tener que pasar estos quince días juntos, créeme que lo ultimo que quiero es pasarlos con vos.

Este me dejo de hablar pero luego frunció el ceño.

—¡Me dejaste cuarenta minutos retenido, Constanza!—se quejó.

—Te lo merecías —dije mientras me cruzaba de brazos.

—Sos una forra.

—Re forra soy y estoy re orgullosa de eso —admití.

—No voy a estar con vos, me voy a adelantar —y dicho esto fue unos pasos más adelante mío, asentí y me mordí el labio.

—Que infantil que sos, Mateo.

🤍🤍🤍

Volvimos de hacer las compras, yo me hice mi comida, comí rápido para ir corriendo hacia la habitación y encerrarme.

Hoy la pieza era para mi, Mateo al sillón.

Sonreí y puse la tele, el morocho intento abrir la puerta pero estaba con traba así que bufó para luego decir casi inaudible.

—Que bien me la hiciste, la puta madre.

Mateo 1- 2 Constanza.

Reí para luego taparme hasta la cabeza y caer en un profundo y cómodo sueño.

💛💛💛

El próximo cap se va a poner bueno les prometo, estoy poniéndolos un poco al tanto de lo qué pasa entre Mateo y Constanza, por eso quizá esté cap se haya tornado un poco aburrido ahre.

quarentine ; trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora