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Constanza

—¿Quien era? —preguntó Mateo mientras entraba al living, cabe destacar que todavía no se había cambiado y que prendió un porro para luego darle una calada.

—Barbara —dije haciéndome la boluda.—Me llamo para ver cómo andabamos.—este asintió, el ambiente se tornó un poco tenso a lo que hablé.

—Por lo menos podrías compartir el porro, ¿no? —este rió y me lo pasó.

—Mala mía, perdón —se sentó en el sillón, al lado mío y pregunto —¿Mañana ya termina la cuarentena, no? —asiento — Bue, o eso se supone.

—Creo que la van a alargar —opiné y Mateo bufó.

—Me quiero ir a mi casa, posta —soltó el —No quiero estar más encerrado.

Empezamos a entablar una conversación normal, sobre temas completamente triviales, hasta yo misma me sorprendí de que no hayamos discutido ni un poco.

Bueno, un poco si, nos mandamos a la mierda pero después nos arreglamos.

— ¿Sabes quien está embarazada? —soltó él haciendo que yo frunza el ceño y niegue para que me lo diga — Tamara, la de...—yo lo interrumpí.

—La que se te tiraba todo el tiempo, si, me acuerdo —este me sonrió pícaro.

—¿No te habrás puesto celosa, no? —me reí e hice un montoncito con la mano.

—Que flasheas capo, no es eso.—dije — Es porque la piba no tenía filtro alguno, siempre estaba tirándote los galgos. Todos sabían que te quería re coger.

Este hizo un gesto restándole importancia.

—Bue, pero eso ni me importaba boluda.

—Ajá, si.—dije —Ándale a mentir a otra Mateo, a mi no me vas a engañar ni en pedo.

—Pero boluda es verdad, si yo a la única que me quería coger era a vos —confesó —En esos tiempos andábamos o creo que ya estábamos de novios, no me acuerdo.

No sabía que decir, abrí la boca para soltar algo pero no podía, poco a poco me empece a sonrojar.

—Ay que tierna ella, le da vergüenza —se burlo haciendo que yo le pegue en el hombro, bromeando obvio.— Me da mucha ternura cuando te sonrojas, pareces una frutillita.

—Sos un tonto —reí.— Sabes que no me acuerdo cuanto estuvimos de novios, me re olvide.

Este me miró haciendo puchero.

—Que feo que no te acuerdes eh —rodee los ojos — Y mira, nos conocimos cuando teníamos quince años, no? —dijo a lo que yo asentí recordando — Bueno, de  ahí nos conocimos y me dijiste "ay que hermoso que sos Mateo, haceme tuya" —me imito a lo que reí lo empujé —¿Que pasa?—dijo haciéndose el boludo.

—¡No dije eso! Aparte así no es mi voz —es re rió.

—Bueno, cuestión, a los dieciséis me volvías loco, poco tiempo después ya estábamos de novios —se quedó pensado —Año y medio duramos, teníamos diecisiete cuando terminamos.

Lo miré con ternura y a la vez sorpresa al darme cuenta de como se acordaba y de las palabras que usaba.

— Dentro de todo fue una linda relación —acote y este me sonrió.

—Y si, imagínate que yo soy lindo —reí.

—Que tenía que ver —me acerqué a él — ¿Te digo algo? —hablé y este asintió repetidas veces —Pero después no lo vayas a usar en mi contra eh.

—Lo prometo —sonrió haciendo que me quede un poco embobada, siempre me gusto su sonrisa porque aparte de que sea hermosa sus ojitos se le achinaban más de lo que ya eran.

—Fue la mejor relación que tuve, lejos —confesé haciendo que este me mire asombrado.— Y eso que no te tenia mucha fe eh.

Este me acomodo un mechón de pelo rebelde detrás de mi oreja y me sonrió con ternura.

— Lo mismo digo —me guiño el ojo haciendo que ría —El sexo era increíble.—me mordí el labio y carcajeé.

—No eras vos si no soltabas algo sexual eh —dije tomándole la mano y acariciandola, luego suspiré —¿Por qué se terminó, no? —suelto — A veces lo pienso, es más, antes me maquinaba mucho con eso.

Mateo suspiró, esta conversación se estaba volviendo muy profunda y no sé si nos iba a beneficiar comenzar a confesar cosas, pero ya no nos importaba, o al menos no a mi. La cuarentena ya estaba causando volver a recordar viejos tiempos y a hacer terapia, ya sea con nosotros mismos o con los demás.

— Éramos dos boludos —acotó el morocho —Yo era muy desconfiado y vos...vos eras muy relajada, y aunque me desesperaba eso, te lo envidiaba —confesó haciéndome reír pero por dentro estaba sorprendida ante lo que me había soltado.

—¿Enserio?

— Posta gila, sos muy suelta, me explicabas todo con paciencia aunque yo esté hecho un manojo de bronca.

— Pero aún así nos complementábamos —este asintió — Eras como mi otra mitad.

—¿Por qué terminamos así, tan enojados? —preguntó.

—La verdad no se, quizá porque somos muy pelotudos, no? —este asintió mientras reía.

Lo tomé de la cara y a este se le fue la risa para mirarme atentamente, su rostro fue acercándose al mío con una sonrisa pícara y una mirada penetrante, algo recorrió por todo mi cuerpo, no sé cómo explicarlo pero después de todo, no había explicación para todo lo que estaba pasando, que nos estaba pasando.

Todo esto era muy raro, muy confuso.

Cuando esté estaba decidido a acortar la distancia entre nosotros yo me pare del sillón para luego mirarlo con una sonrisa pícara, este me miraba con el ceño fruncido, confundido y en pleno transe.

— ¿Que estamos haciendo? —preguntó el.

— Ay Teo, eso es lo que me molesta de vos —hablé —No se necesita explicación o etiqueta para todo, cuando tengas eso claro, hablamos.—dije para luego ir a la habitación, cerré los ojos al casi darme cuenta que, por segunda vez en el día, casi me beso con Mateo.

💙💙💙

Ya me extrañaban? boeeeee la tina flasheaba que la querían 🤪

Alguna vez se drogaron? Yo solo fumo un porrito de vez en cuando ahre.

No me odien, no todo es tan fácil ndeah.

Maratón 1/3

quarentine ; trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora