Mierda. Había venido al bar con un único propósito: convencerme a mí mismo que no me gustaba Abby, en absoluto. Había llegado al bar con la única intención de olvidar a Abby por un rato, quitarla de mi mente porque no estaba siendo racional cuando se trataba de ella. Necesitaba distraerme al menos unos momentos y alejarla de todos mis pensamientos. Había aparecido en ese bar para encontrar a alguna chica dispuesta a ayudarme a olvidar y alejar cualquier pensamiento relacionado con Abby. Por supuesto, no había funcionado en absoluto. Solo había podido pensar en las manos de ella tocándome el rostro como lo hizo aquel día, cuando tomó mi mano entre las suyas cuando quiso ver mis nudillos lastimados. Había sentido la suavidad de sus manos, el cuidado con el que me había tocado y me había sentido tan diferente, había sentido algo que no había sentido antes y no quería descubrir de qué se trataba.
Grace y Ashton me habían dicho que no valía la pena luchar por una mujer que no quería volver a verme, pero había descubierto que Abby sí quería verme, a ella le gustaba pasar tiempo conmigo, lo negase o no. Ella había decidido confiar en mí y me había contado sus problemas, había llorado sobre mí y había abierto su corazón roto para que la ayudara a ver las cosas desde otra perspectiva.
Por el amor de Dios, Abby me había ido a ayudar con el papeleo que tenía pendiente a mi propia oficina y solo había pedido ir a comer comida japonesa a cambio. No podía simplemente olvidar eso.
Y ahora, viéndola allí frente a mí, me di cuenta de lo idiota que había sido. La había visto entremedio de la multitud cuando iba camino a la salida y me pregunté cuánto tiempo ella había estado allí en el bar, cuánto tiempo pudo haber estado mirándome coquetear con otras mujeres en vano. El mero pensamiento hizo que mi estómago se revolviera, era obvio que aquello no iba funcionar y solo estaba siendo el mayor imbécil de la vida. Sabía que coquetear y seducir a otras mujeres no iba a ayudar en absoluto que yo me olvidara de Abby por unos segundos. No funcionaba de esa manera y no lo haría en el futuro tampoco.
Era más que obvio que debía ser honesto y no seguir arruinando cualquier progreso que había hecho con ella. Estaba siendo un idiota como lo había sido por mucho tiempo y sabía que eso debía cambiar, si quería que Abigail Brooks confiara en mí... no podía seguir con las costumbres de siempre.
Los ojos azules de Abby estaban brillantes y un poco desenfocados, dándome a entender que estaba un poco borracha y probablemente congelándose de frío a causa de las bajas temperaturas cuando vi que su cuerpo temblaba levemente. No dudé en ponerle mi abrigo negro encima y ella apretó los labios, sin estar dispuesta a apreciar el gesto.
No comprendía por qué demonios estaba tan molesta, prácticamente podía ver el humo salir por sobre su cabeza y por sus orejas como lo hacían los dibujos animados.
Enseguida me preocupó que algo haya sucedido con su jodido ex novio.
—Habla conmigo, Abby. ¿Tu ex volvió a molestarte? – Ella se cruzó de brazos y alejó su mirada de la mía.
—No. Déjame en paz, Josh. – Abby retrocedió unos pasos, pero su auto estaba justo por detrás de mí. Vi cómo su cuerpo se balanceó en los tacones que llevaba puestos y estiré la mano para estabilizarla antes que se fuera de trasero contra la acera.
Me tensé. No podía ser que Abby estuviese enojada conmigo por haber estado allí coqueteando con una chica... ¿o sí? Ella y yo no éramos absolutamente nada, incluso si el pensamiento de ello me molestaba más de lo que había imaginado.
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Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)
Romance"Estoy perdiendo mi tiempo cuando siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Buscando la felicidad, pero siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Nunca debí dejarte ir, cariño" - Louis Tomlinson