Prólogo: Abigail

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No podía creer lo que mis ojos veían. No quería creerlo, de todos modos. ¿Qué rayos estaba sucediendo aquí y por qué diablos no podía dejar de mirar lo que estaba pasando frente a mí sin que saliera ningún tipo de sonido de mi boca? No sabía si encontrarme impactada, asqueada o ambas. ¿En qué momento había ocurrido esto y por qué yo no me había dado cuenta antes de este momento? Debía haber estado ciega. O ser demasiado estúpida como para confiar tanto en las personas. No podía creerlo. 


Mi corazón hizo algo extraño en ese momento, dejó de latir por un pequeño momento y volvió con todo su poder en el instante siguiente. Fue como si un crack hubiese sido emitido desde el fondo de mi alma. Quizás solo era mi corazón rompiéndose. 


Frente a mí se encontraba mi novio, Derek, y mi mejor amiga, Sabrina. No solo eso, ellos estaban demasiado ocupados besándose, con sus lenguas muy metidas en sus gargantas como para darse cuenta que yo estaba allí parada junto a ellos. Derek estaba con los pantalones en el suelo, su bóxer aún puesto y su camisa desabotonada. Sabrina solo estaba en su ropa interior.


Había decidido venir a darle una sorpresa a mi novio en el día de nuestro aniversario. Íbamos a cumplir tres años juntos el primer día de octubre, pero aparentemente él había olvidado qué día era porque era obvio que estaba demasiado ocupado besando y manoseando a mi mejor amiga. O mi mejor amiga estaba demasiado ocupada manoseando y besando a mi novio como para responder a mis llamadas. Vaya mierda. 


Cuando vi que Derek empujaba a Sabrina contra la pared de la sala, fue cuando supe que tenía que hacerme notar. Ellos no se habían siquiera dado cuenta que yo había abierto la puerta principal de la casa de los padres de Derek como para verme allí de pie junto a las escaleras que daban al segundo piso. Ni siquiera se habían dado cuenta que había una presencia detrás de ellos observándolos sin poder creer la escena aconteciéndose. 


La ropa de ambos estaba desperdigada por el piso y mi corazón latía con tanta fuerza que podía sentir los latidos ensordecedores en mis oídos. Mi respiración agitada me impedía sacar la voz con claridad. Mi estómago estaba tan revuelto que temía ponerme a vomitar como si estuviera bajándome de una montaña rusa en un viaje cabeza abajo. Era así de serio. Era como si el mundo se hubiese puesto cabeza abajo, porque estaba a punto de volverse loco. 


—Bueno, miren qué sorpresa. – Dije, esforzándome por hablar fuerte y claro, rogando a que mi voz no temblara. Ambos saltaron como si les hubiese dado electricidad y se separaron con brusquedad. – Estaba buscándolos a ambos, qué alegría encontrarme con ustedes aquí juntos, me ahorró tiempo. Gracias por pensar en mí, me conmueve. 


Horrorizados y espantados, ambos me miraron. Derek comenzaba a ponerse pálido a una velocidad alarmante, me hubiese sentido mal por él en otro momento, pero ahora solo sentía una rabia fría recorrerme las venas. 

 
—Abigail... No es lo que tú crees. – Comenzó a decir Derek, tratando de subirse los pantalones con la poca dignidad que le quedaba. Sus manos temblaban incontrolablemente. Sabrina, a su lado, parecía estar congelada. 


— ¿No? – Mordí mi uña pintada, como si en realidad estuviese pensándolo. Como si sintiese curiosidad por saber la respuesta. Solo estaba defendiendo mis sentimientos aplastados con un poco de ironía. 


—No, Abby, de verdad no es lo que piensas. – Dijo Sabrina mientras salía de su estupor y buscando desesperadamente su ropa con la mirada. Sin embargo, no se había movido en absoluto de donde estaba, como si temiese que, con un movimiento de ella, yo saltaría como un rapiñador rabioso sobre su cuello. No es que no tuviera ganas, de todos modos. 

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora