Epílogo: Abigail

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Me acomodé en la cama, sintiendo la brisa cálida del viento en mi rostro. Me negué a abrir los ojos por unos momentos y sonreí cuando una mano pesada se posó en mi muslo desnudo. 


—Sé que estás despierta, bebé. – La voz ronca de Josh hizo que abriera mis ojos y sonriera abiertamente. 


Habíamos tomado una pequeña siesta luego del almuerzo y ahora nos encontrábamos en aquella enorme cama rodeados con cortinas de gasa blanca. 


Con Josh habíamos decidido tomarnos unas necesarias vacaciones antes de la boda de Grace y Matt y él ni siquiera había querido decirme dónde estaríamos yendo, incluso cuando habíamos decidido pagar la mitad cada uno. 


Habíamos terminado en la paradisiaca y antigua isla de Santorini en Grecia, el mismísimo lugar que veías en todos lugares donde las casas eran blancas con techos azules. Habíamos decidido pasar dos semanas allí luego de haber estado una semana y media en Bali. 


Nunca había visto a Josh tan relajado como había estado estas últimas semanas. Dormía incluso más de lo normal, a tal nivel de quedarse dormido sentado en la piscina de nuestra habitación de hotel o en la bañera donde fácilmente cabían cuatro personas. 


Él se la pasaba todo el día con un pantalón corto o su bañador, sin siquiera molestarse en usar una camiseta o sandalias. Nope, nada además de eso y yo disfrutaba totalmente de la vista, por supuesto. Babeaba cada vez que lo veía, su cuerpo trabajado con apenas una capa de vello rubio estaba ligeramente bronceado debido a las horas de sol que habíamos estado recibiendo y no podía encantarme más. Incluso su cabello se había vuelto de un tono de rubio más oscuro. 


— ¿Quieres ir un rato a la piscina? – Preguntó enrollando su brazo a mi alrededor y pegando su cuerpo al mío. 


Mi cuerpo se calentó cuando sentí su erección rozar mi pierna y la sonrisa engreída que apareció en sus labios me dijo que él sabía exactamente lo que estaba haciendo. 


—Pensé que estabas demasiado cansado. – Solté mordiéndome el labio inferior. Josh tiró mi labio hacia abajo con su pulgar y tomó mi barbilla para que nuestros rostros quedaran alineados. 


—Cansado para hacer cualquier cosa excepto tenerte, cariño. Ya deberías saber eso.
Josh besó suavemente mis labios cuando acerqué mi rostro ligeramente al suyo, sus labios tibios contra los míos. 


—Esta fue la mejor decisión que pudimos haber tomado. – Solté cuando Josh retrocedió lo suficiente como para darme espacio para respirar. 


—Sigue siendo la mejor decisión. – Josh estuvo de acuerdo y luego soltó una carcajada. – No voy a olvidar la expresión en el rostro de tu padre cuando me aparecí allí para llevarte.


Mi padre había supuesto que la relación con Josh había vuelto a su estado inicial, lo que no había tenido en mente fue que me iba a mudar de la casa donde había crecido y me iría a vivir con Josh a su departamento, llevando todas mis pertenencias en el proceso, incluyendo las incontables cajas de libros y ropa. 


Él se había visto tan miserable, tan triste por ver a su única hija irse sin siquiera haberle dado un aviso previo. Él se lo había tenido merecido, no debió haberse involucrado en mi relación con Josh y haber causado todo ese caos, no debió haberlo amenazado y luego haber fingido que no sabía nada. A los días le dejé saber que estaría yéndome de vacaciones por unas semanas, por si intentaba llamarme y yo no contestaba, era para asegurarme que él no llamaría a la policía por presunta desgracia. 


Así que sí, ahora vivía con Josh y se había sentido de lo más natural, porque ya habíamos pasado mucho tiempo juntos. No habíamos disfrutado realmente vivir a solas, ya que habíamos partido casi enseguida en nuestro viaje, pero sí llevábamos compartiendo todo desde que habíamos salido de Boston. 

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora