Desperté sintiéndome satisfecha, sin embargo, sentía que mi cuerpo pesaba mil toneladas después de haberlo forzado a tanta actividad física anoche.
Josh había tenido tanta energía en su cuerpo que lo había convertido en un hombre insaciable, siempre listo para la acción, siempre listo para una nueva ronda. Solo había recuperado su aliento por unos minutos y él ya estaba listo para continuar con lo que teníamos entre manos.
Él había sido nada más que atento conmigo, preocupándose siempre de mi placer primero. Había sido cuidadoso y salvaje cuando lo requería la situación.
Habíamos hecho el amor tantas veces anoche que estaba segura que ahora no podría caminar. Totalmente segura de ello por cómo dolían mis piernas y otras partes de mi anatomía.
Luego de haberlo hecho en el sofá, Josh simplemente había respirado unos minutos y su cuerpo ya estaba listo para una segunda ronda. Él solo me levantó de su regazo y fuimos directo a la alfombra peluda, me puso de espaldas allí y en un parpadeo estuvo en mi interior, bombeando como si su vida dependiera de ello. Había sido un orgasmo rápido y brutal.
Habíamos subido las escaleras en algún momento de la noche, luego de haber comido unos chocolates que Josh tenía guardados junto al refrigerador y habíamos bebido un poco de vino, Josh me había hecho un gesto con su mano hacia la cama y otro gesto más para indicarme que me diera la vuelta, él había estado diciéndome solo con su mirada y gestos que me quería de manos y rodillas sobre el borde de su cama. Y solo con el mero pensamiento de Josh haciéndome el amor desde atrás, me había humedecido como nunca, gemí tan alto que temí despertar a los vecinos cuando él tiró de mi cabello para enredarlo en su mano y obligarme a curvar mi espalda. Había gemido aún más alto y había alcanzado el orgasmo cuando su mano palmeó mi trasero de la manera más placentera del mundo.
Ahora Josh dormía bocabajo justo a mi lado, su rostro mirando en mi dirección, su boca ligeramente abierta y no pude evitar notar lo joven que se veía así, relajado y satisfecho. Parecía un maldito ángel caído del cielo. Me encantaba este hombre, podría vivir el resto de mis días con tan solo verlo así.
En ese momento me golpeó la realización de dos cosas en concreto. La primera era que haber estado con Josh fue la mejor decisión del mundo, no solo porque hacía semanas que quería estar con él de esta manera, sino que me había hecho ver la segunda cosa, que era darme cuenta que Derek no había sido importante para mí a ese nivel, los últimos meses de noviazgo habían sido solo por la costumbre de estar juntos y había arruinado la relación que pudimos haber tenido si él no hubiese decidido engañarme con medio Boston. Por esa misma razón había sido tan fácil para mi alejarme de Derek y continuar con mi vida, incluso si en aquel momento había sufrido como una estúpida.
Me acomodé contra Josh y lo miré una vez más antes de volver a cerrar mis ojos, sonriendo.
—Sé que estás despierto, puedes dejar de fingir lo contrario. – Abrí los ojos justo para ver cómo Josh sonreía sin abrir sus ojos.
—Calla, no sabes lo que dices. Yo sigo dormido. – Su voz ronca hizo que mi piel se erizara.
Solté una risita divertida y los brazos de Josh no tardaron en rodearme y pegarme a su cuerpo semidesnudo. Él solo estaba usando el bóxer ajustado que se había puesto luego de la ducha que nos habíamos dado juntos anoche.
Una de sus grandes manos se apoyó en mi trasero, pegándome a la erección que ya crecía bajo su ropa interior.
— ¿Despertaste contento de verme o llevas un rato despierto? – Pregunté observando esos luminosos ojos grises.
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Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)
Romance"Estoy perdiendo mi tiempo cuando siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Buscando la felicidad, pero siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Nunca debí dejarte ir, cariño" - Louis Tomlinson