Lo íbamos a intentar. Joder. Lo íbamos a intentar y no podía más de felicidad. Había felicidad desbordando de cada poro de mi cuerpo y ni siquiera sabía cómo lidiar con ello. Nunca me había sentido tan feliz de intentarlo con una chica y ni siquiera sabía si estaba exagerando o realmente así era como debía sentirme. No importaba. Abby provocaba todo eso en mí, ella provocaba cada dejo de felicidad que sentía.
No éramos novios. No. Estábamos en una versión beta de lo que podría ser una relación. No éramos novios, pero fácilmente podríamos serlo si todo funcionaba tan bien como creía que iba a funcionar. Me sorprendí a mí mismo no queriendo salir correr a la mera mención de tener una relación, de tener una novia...
Había pasado años corriendo por la pequeña posibilidad de establecerme, de tener a alguien a quién volver, de tener a alguien a quién contarle qué tal había sido mi día, a quién había querido masacrar con la mirada porque me había molestado. Contarle detalles de mi vida a alguien, contarle cosas tan privadas de mí que en algún momento me hubiese estremecido de tan solo pensarlo. Me hubiese reído como un maniático si alguien me hubiese dicho que hubiese estado queriendo intentar una relación con alguien.
Y ahora aquí estaba, rebuscando información en mi computadora acerca del imbécil ex novio de la chica que inundaba mis pensamientos.
Estaba en mi oficina, queriendo tomar mi abrigo e ir a la casa del idiota que no podía dejar a Abby en paz. Estaba tan jodidamente harto de ese hijo de puta que ni siquiera podía ser racional respecto a ello.
Estaba tan enojado respecto a él, que ni bien terminé de anotar su dirección en mi celular, tomé mis cosas y salí de la oficina.
—Si Matt pregunta dónde fui... dile que fui por unos encargos. – Le dije a Lucy, quien se sobresaltó al verme allí con el abrigo colgando de mi brazo y mi móvil en la mano.
—Sí, señor.
El idiota de Derek vivía en el barrio de Winter Hill en la ciudad de Somerville. No quedaba muy lejos de Boston, teniendo en cuenta que era la ciudad de al lado. Tardaría alrededor de 25 minutos según el GPS de mi auto. El tráfico no era demasiado a esa hora de la mañana, así que no tuve problema en meterme en la carretera e ir más rápido.
Cuando llegué a la casa de Derek, me sorprendió ver que era una casa bastante bonita, café y de cuatro pisos, aunque en realidad el primer piso estaba solo a media vista, ya que se suponía que era el sótano. Todas las casas de la calle parecían ser iguales, de todos modos.
No me importó seguir mirando, solo bajé del auto, subí las escaleras que me llevaban a su puerta y toqué el timbre.
Fue el mismísimo Derek quien abrió la puerta luego de unos instantes. Derek Winchester. Ese era su nombre. Y lo detestaba.
— ¿Hola...? ¿Qué demonios haces tú aquí? Maldito roba novias. – Sonreí como si fuese el mismísimo diablo y me quité una pelusa invisible del abrigo.
—Vine a hablar contigo. ¿Me dejas entrar o prefieres que toda la calle vea? – Con los labios apretados, Derek se hizo a un lado y me dejó entrar.
La casa era bonita, todo de colores claro que traía luz al interior. Sin embargo, me tensé cuando recordé que en esta misma casa era donde Abby había encontrado a Derek a punto de acostarse con su ex mejor amiga. Ugh.
Fruncí la nariz sin que Derek me viera y metí las manos en los bolsillos de mi abrigo, tratando de lucir despreocupado.
— ¿Qué quieres?
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Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)
Romance"Estoy perdiendo mi tiempo cuando siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Buscando la felicidad, pero siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Nunca debí dejarte ir, cariño" - Louis Tomlinson