Capítulo 41: Joshua

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Me sentía horrible.


Me dolía la cabeza y sentía que me hubiese pasado un camión por encima, un camión de esos que llevaba autos nuevos a bordo, así de destruido me encontraba. 


Emocionalmente era un revoltijo de emociones. En momentos sentía tristeza absoluta, luego sentía ira y, finalmente, añoranza por tener a Abby nuevamente junto a mí. Habían sido las festividades más tristes y deprimentes que había tenido en toda mi vida. 


Había hablado incontables horas con mi madre luego de haberme emborrachado el día de Noche Buena, había abierto mi corazón como jamás lo había hecho y le había contado lo que estaba pasando, lo que estaba sintiendo. Ella me había tranquilizado y dicho que todo se iba a solucionar de alguna manera u otra. 


No estaba seguro que algo pudiese arreglarse con Richard amenazándome de esa manera, pero asentí en silencio y seguí escuchando sus consejos. Consejos que en su mayoría consistían en mandar a la mierda a Richard y recuperar a Abby. 


Sus consejos eran los mejores, no podía mentir.



Entré a mi departamento luego de haber pasado las fiestas navideñas con mis padres, sin embargo, se sentía increíblemente frío y vacío. Allí no había habido risas o felicidad desde que Abby se había ido aquel espantoso día lunes en que todo había acabado. Se sentía como una cáscara donde yo solo pasaba mis días. Día tras día, sin sentir la misma emoción que había sentido antes. La sensación de que mi departamento había sido mi hogar, un lugar acogedor y cálido... se había ido. 


Odiaba la forma en que se sentía, odiaba la forma en que me hacía sentir y no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que sentía en mi corazón. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué podía hacer cuando solo había dolor y soledad en este lugar? Había aprendido de la peor manera que cualquier cosa que amaras podría ser arrebatado de tus manos sin ningún tipo de duda. Richard había arrancado a Abby de mis brazos con una sola palabra, sin dudar. 


Odiaba sentirme tan indefenso, tan débil frente a una persona como él que podía hablar y creer que todo lo que saliera de su boca se haría realidad. ¿Él me había querido lejos de su hija? El hijo de puta lo había conseguido. A base de amenazas, sí, pero lo había conseguido. 


Dejé mi maleta junto a la puerta y me quité la chaqueta negra que me protegía del frío, me pasé una mano por mi rostro libre de barba y suspiré, con la clara intención de ir directo a mi cama y esperar a que las fiestas acabaran para volver a la oficina y seguir con la misma rutina que había estado teniendo desde que Abby salió de mi vida.


El timbre sonó y, extrañado y confuso, abrí la puerta pensando que podría tratarse de Matt, quien era el único que sabía a qué hora tenía mi vuelo. No era Matt, nop. Era alguien mucho peor que Matt. 


—Abby. – Su nombre salió en una respiración apenas contenida y me temblaron las piernas. 


Ella estaba allí tan hermosa como siempre. Su cabello blanco había vuelto a tener las puntas fucsias, su rostro maquillado apenas, pero podía ver la misma piel clara y suave, tan suave como había sido hacía semanas. Llevaba un vestido de lana color crema hasta sus muslos y botas negras largas de tacón que se ajustaban a sus piernas. 


Sus ojos azules estaban brillantes y había una sonrisa tentativa en sus labios, como si supiera un secreto del que yo no estaba al tanto. 


Joder. La había extrañado tanto, había extrañado todo, incluso maravillarme con la preciosidad que era. Sus mejillas apenas sonrojadas me hicieron querer acortar la distancia y envolverla en mis brazos y jamás dejarla ir. 

Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora