Me senté frente a Matt en su oficina, sin siquiera poder dejar de sonreír. Lo juro, la maldita sonrisa no se iba de mi rostro por más que lo intentara. No había manera en el universo en que aquella sonrisa que Abby había traído a mi rostro desapareciera por el próximo par de horas. O días. Quizás semanas.
Anoche había sido un momento especial, Abby había admitido sus sentimientos por mí, sentimientos que claramente eran correspondidos y no había podido detenerme a mí mismo de saltar sobre ella y confesar lo mucho que la amaba. Ella había estado en la misma página que yo, porque pude ver y sentir que ella sentía exactamente lo mismo.
No había sido capaz de detenerme a mí mismo de querer tenerla, de apretarla contra mi cuerpo y sostenerla hasta que pudiera creer lo que había escuchado salir de su boca... Si era honesto, jamás hubiese imaginado – en toda mi maldita vida – que Abigail Brooks resultaría ser una persona totalmente distinta a lo que alguna vez imaginé y terminaría con ella como mi novia.
Mierda. Mi novia. Seguía sin poder creerlo y, al mismo tiempo, lo creía totalmente. Era increíblemente cierto.
Parpadeé en dirección a mi mejor amigo, quien me estaba mirando con una expresión de diversión en sus facciones bronceadas, sus ojos azules agudos. Una sonrisa ladeada que nunca lograba ver en él.
—Me estás asustando. No sé por qué demonios estás sonriendo de esa manera. – Decidí que era el momento de honesto con él por primera vez en la vida.
Bien, quizás no por primera vez, pero sí totalmente honesto. Llevaba meses ocultándole con quién estaba saliendo y no quería seguir omitiendo ese tipo de información con mi mejor amigo, yo era mejor que eso y quería dejar de fingir.
Vamos, incluso Matt le había puesto un apodo a Abby: la chica imaginaria. No quería seguir ocultándole información a mi jodido mejor amigo.
—Bien, te voy a contar qué está sucediendo. ¿Está bien? No quiero que te hagas el gracioso y sigas diciendo más idioteces.
—Está bien...
— ¿Recuerdas que te conté de esa chica maravillosa que estoy viendo?
—Tu chica imaginaria. – Puse los ojos en blanco mientras sacaba mi móvil del bolsillo y buscaba las fotos que tenía junto a Abby.
La última foto había sido anoche, con ambos sonriendo a la cámara mientras estábamos abrazados en su cama luego de habernos dado una ducha y listos para dormir.
Le tendí el teléfono mientras yo comenzaba a contarle todo.
—Sabes quién es. Estoy locamente enamorado de ella, Matt, y ella admitió sentir lo mismo por mí, así que no tuve que pensarlo dos veces cuando le pedí que fuese mi novia y ella aceptó.
Observé fijamente cómo los ojos de Matt se agrandaban mientras pasaba por las fotos de aquella carpeta. Por suerte no había fotos de nosotros desnudos o algo como eso, solo había fotos de nosotros felices, besándonos o sonriendo como los bobos que éramos.
—Esta es Abigail Brooks. – Su voz salió apenas, sus ojos fijos en la pantalla mientras miraba la foto frente a él.
—Lo es.
— ¿Por qué lo mantuviste en secreto? ¿De todos? ¿De... mí? – Me sorprendió su pregunta, la vulnerabilidad que había en su voz y en su rostro cuando me miró, devolviéndome el teléfono.
Bajé la mirada antes de contestar, viendo la foto que había allí: Abby con su mejilla pegada a la mía, sonriendo como si le hubiese dicho que podía tener todo el helado que quisiera.
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Conociendo lo que es el Amor (Amor en Boston #3)
Romance"Estoy perdiendo mi tiempo cuando siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Buscando la felicidad, pero siempre fuiste tú, siempre fuiste tú. Nunca debí dejarte ir, cariño" - Louis Tomlinson