Entré en casa pensando en Jace, gracias a él había pasado una tarde increíble y me había dejado de culpar por la inesperada partida de Jason.
No quería enamorarme de él, y menos después de lo de Jason y de decirle que sólo le quería como amigo.
Pero no quise pensar en ello, tenía que aprovechar ahora, disfrutar lo poco que tenía y no preocuparme, ni por Jace ni por su pasado ni por sus sentimientos y emociones tan cambiantes.
Ahora, así como estaba todo, estaba bien. Por fin tenía un amigo y él parecía haber olvidado que esa misma mañana casi se me había declarado.
El paradero de Jason empezaba a dejar de preocuparme, si tenía a Jace él no me hacía ninguna falta, y menos aún si era sólo para sus idas y venidas de ahora quiero estar contigo, ahora me voy porque no debemos.
Abrí la nevera, había poco, y yo tenía hambre al no haber comido casi nada desde que me había levantado.
Cogí la leche y unas galletas y me senté a escuchar la radio, lo único en esta casa que funcionaba, o estaba, simplemente.
No daban nada bueno, pocas emisoras se sintonizaban desde un lugar tan remoto como este, hasta que encontré una emisora de esas antiguas en las que aún daban las noticias.
Enseguida me interesé por lo que decían.
Hablaban de que una ciudad no muy lejos de la mía había entrado hoy en histeria colectiva frente al riesgo de un terrible asesino que les tenía aterrorizados desde hacía cuatro años y les atacaba cada dos meses, y hoy, por la noche, era la fecha elegida.
No contaron los detalles sobre él, ni si le habían visto nunca, daban por sentado que los oyentes lo sabían, por lo que me dio más de una razón para pensar que se trataba de Immortal. Y si realmente se hablaba de él, eso confirmaba las sospechas de Jace de que había seguido con los ataques en otro lugar.
No dijo demasiado, la noticia duro poco más de un minuto, el tiempo exacto para terminarme la leche, y fue básicamente para decir que la ciudad en esos momentos era un terrible desastre.
Las casas cerradas y barradas con paneles de metal o madera, fuegos en medio de la calle "contra los malos espíritus" y cosas por el estilo. Algo así como las noches de Halloween siglos atrás.
Al terminar apagué la radio y decidí subir a mi habitación para oír música y escribir en mi diario.
Pasé por delante de la habitación de Jason y entré para ver si había dejado algún rastro de a dónde había ido.
Su cama completamente hecha, no había nada que indicase que se había ido, a los cajones no les faltaba ropa y no parecía haber desaparecido dinero entre las camisas de cuadros, que no se ponía nunca.
Descubrí ese dinero el día anterior, cuando fui a buscar una camisa para Jason.
Parecía mentira el poco tiempo que había pasado desde el día anterior, tantas novedades, por así llamarlas, hacían que el tiempo pareciese mayor. Mucho mayor.
Al final me cansé de buscar pistas donde no había nada y subí a mi cuarto.
Puse música de la que escuchaba con mi madre y abrí mi diario.
"Día 14 de Abril de 1988,
Querido diario, o así te suelen llamar, jamás te había usado aún como un sitio importante donde anotarlo todo, pero va siendo hora de hacerlo, porque cada vez que dejo de escribirte me pasan cosas más increíbles y si me las quedo dentro me volveré loca.
No voy a explicarte nada sobre mí, no necesitas conocerme, sólo guardar mis secretos para el día en el que ni yo misma pueda recordarlos todos, o para regalárselo a alguien a quien crea que pueda servirle de ayuda.
ESTÁS LEYENDO
Immortal (definitivo)
Bí ẩn / Giật gânRe-edición de mi primera novela Immortal. La historia de Noa, una chica de 15 años que lo pierde todo en un trágico accidente y se ve obligada a irse a vivir con un familiar que deconocía por completo. A partir de ese encuentro, su vida dará un giro...