Capítulo 16: Días normales

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Me desperté por la mañana como quien despierta un día normal. Me logré convencer a mi misma de que lo de la noche anterior había sido todo un sueño.

O mejor dicho, una pesadilla.

Me costó abrir los ojos, puesto que las lágrimas se habían secado, sellando mis pestañas.

A duras penas y con sueño, me miré el reloj. 11:29. Por un segundo dudé, luego recordé que el día anterior nos habían expulsado a mí y a Jace del instituto y solté un enorme suspiro de alivio.

Me giré hacia él, dormía plácidamente, con la boca entreabierta y el pelo hecho un desastre.

Estaba precioso.

Le cogí una mano y, apretándola suavemente, me volví a dormir.

~

Cuando volví a despertarme no fue por elección propia, Jace era quien me miraba ahora fijamente y jugaba con mi pelo.

-Buenos días bonita -susurró al verme abrir los ojos.

-Buenos días Jace -dije yo acercándome a él y dándole un beso en la nariz.

Estuvimos haciendo el tonto por la cama, jugando y riendo hasta que decidimos levantarnos a desayunar.

-No tengo nada de lo que a ti te gusta para desayunar, ni leche, ni café, nada -me anunció fingiendo tristeza-. Como ayer al final no fuimos a la ciudad a comprar... -lo último fue para insinuar sus ganas de fumar.

-Siempre podríamos ir a casa de Jason a vivir, tu casa es pequeña, y sí, tiene el lago, pero la de Jason tiene comida decente -propuse haciéndole ver que para mí lo de menos era el tabaco.

Me mordió la oreja ante mi opinión y se sentó a mi lado en uno de los taburetes que había en la barra de la cocina.

-Sí, sería una opción ir ahí hasta comprar comida, así de paso si llaman del instituto me hago pasar por Jason -aceptó, pero, mi propuesta.

Decidimos ir ahí a desayunar, devolver la llamada que seguramente habría perdida del instituto y, si teníamos calor, refrescarnos con la manguera del patio.

Comer allí también y, luego, por la tarde, cuando el calor fuese menos fuerte, ir a la ciudad a comprar comida para llevarla a casa de Jace y quedarnos a vivir en esa mientras las cosas siguieran así.

Realmente no habíamos hablado demasiado del futuro, de lo nuestro, de qué pasaría si Jason volvía. Y en parte yo prefería que así fuese, las cosas serían como tuviesen que ser. El futuro daba cierto miedo.

Media hora después, cuando íbamos de camino a casa de Jason, decidí que quería saber si lo de anoche había sido un sueño o era todo real. Odiaba esa sensación de duda, casi más que el terror que había pasado durante todo aquello.

Cuando terminé de explicarle lo que recordaba a Jace, todo menos la parte del dormitorio, me miró preocupado y dijo:

-Oh, bonita, qué pesadilla tan horrible, pero te aseguro que no ocurrió, ¿crees que podría ser ese sueño que siempre tienes en casa de Jason, sólo que hoy la has recordado?

Esa opción era muy probable, lo cual me hizo pensar que podía estar diciendo la verdad sobre lo ocurrido, cuando no era así y sus ojos lo confesaban a gritos.

Puede, y sólo puede, que si en ese momento me hubiese dado cuenta de que mentía nada habría terminado como lo hizo.

Pero finalmente le creí.

-¡Jace! Es cierto, puede que por fin me acuerde de la pesadilla -en ese momento me aferré a esa mentira sólo porque me reconfortaba no considerar real lo ocurrido.

Immortal (definitivo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora