Para salir al patio, obviamente, tuve que volver a bajar y pasar por la cocina.
Por suerte Jason no estaba ahí.
Salí a fuera, el día era soleado y caluroso y no había ni rastro del extraño comportamiento del tiempo del día anterior.
Conseguí encontrar cobertura sin alejarme de la casa, estando aún en el porche. Extraño, pero mejor que tener que irme lejos. Me senté en la barandilla y marqué el número de Eric.
Sonaron tres pitidos y entonces alguien al otro lado de la línea descolgó el teléfono.
-¿Hola? -dijo.
-Hola, soy Noa. Eres Eric, ¿no? -pregunté dudando.
-Hola, Noa. Sí, el mismo. ¿Cómo estás? -preguntó. Seguramente él ya lo sabía todo.
-Lo sabes, ¿verdad? ¿Estás con Johnny? -quise asegurarme.
-Sí, lo sé todo, o al menos todo lo que me contó Jace -contestó sin levantar mucho la voz-. Johnny está aquí conmigo, estamos en su casa mirando una película, ¿quieres venirte?
Dudé unos instantes y acepté:
-De acuerdo, hay cosas que quiero contaros y preguntaros, y será mejor que lo haga en persona -dije lo último mirando a los alrededores por si Jason estaba ahí escuchando.
-De acuerdo. Su casa está cerca del centro, pero antes de llegar. Desde casa de Jason, coge el camino para ir al centro y, a la segunda rotonda, esa con gatos de piedra, si giras por el camino de tierra de la derecha, enseguida verás una casa bastante pequeña blanca, ésa es -me indicó el camino y cuando me despedí, colgó.
La pregunta era ahora, cómo llegar.
A pie era más de una hora y media de camino, pero yo no tenía carné de coche, y no iba a pedirle que me llevase a Jason.
Así que fui a la parte trasera de la casa, segura de que Jason estaba ahí, para decirle que me iba, fuese como fuese.
En efecto, me lo encontré como siempre, trabajando, cortando leña con esa horrible camisa blanca vieja.
-Jason, me voy al centro, ¿no tendrás por casualidad una moto o un coche pequeño fácil de conducir? -le pregunté sin saludar antes.
Levantó la cabeza y me miró.
Las gotas de sudor le caían por la frente, parando sobre sus cejas claras, que enmarcaban esos ojazos azules.
Seguía sin acostumbrarme a que sus ojos fuesen azules, ahora.
Y tampoco me gustaba eso de que mi tío-abuelo, con el que ahora por ahora no me llevaba demasiado bien, estuviese tan bueno. Era extraño.
Como no me contestaba y seguía con la mirada fija en mí le llamé:
-Eh, ¡Jason!
Sacudió la cabeza y rió.
-Me gusta cómo dices mi nombre -contestó sin responder a mi pregunta.
Hice como que me giraba e iba a marcharme enfadada cuando su voz sonó tranquilamente:
-Sí, tengo una moto, es bastante vieja, pero funciona. Está en el cobertizo. Si buscas un casco también debe de rondar por allí.
Sonreí para mí sin girarme y me despedí de él alzando ligeramente la mano.
Puede escuchar una leve risa por su parte mientras me alejaba.
Entré en el cobertizo. La moto estaba ahí, tapada con una sábana, y, a su lado, en la mesa, el casco.
Cogí el casco y saqué la moto afuera.
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Immortal (definitivo)
Tajemnica / ThrillerRe-edición de mi primera novela Immortal. La historia de Noa, una chica de 15 años que lo pierde todo en un trágico accidente y se ve obligada a irse a vivir con un familiar que deconocía por completo. A partir de ese encuentro, su vida dará un giro...