Capítulo 23: Johnny

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6:21 de la mañana

El sol despuntó en el horizonte más pronto que nunca esa mañana, o eso me pareció a mí, acostumbrada a la oscuridad de ese bosque.

La caravana parecía oler mejor, también, esa mañana, o puede que fuese Jace, que me abrazaba tan fuerte que sólo podía oler a él.

No había dejado de abrazarme en toda la noche, y algo en mi quería que se quedase así para siempre, como si me protegiese.

Había dormido muy bien, sin pesadillas, como acunada por una nana a piano. Hacía bastante que no dormía así.

Pero, a pesar de eso, me encontraba extraña, como si parte de mi no fuese yo, o como si me faltase algo.

Fui la primera en despertarse esa mañana, sin saber que sería la última mañana normal, del último día normal.

Una de las manos de Jace me había servido toda la noche de almohada, y la otra no se había separado de mi abdomen.

Miré a Jace. Sus ojos cerrados a veces medio parpadeaban, y me daba miedo que se despertarse. Se le veía tan en paz durmiendo.

Cuidadosamente quité su mano de encima de mi barriga y me giré hacia el otro lado.

Jack y Thomas estaban dormidos junto a mí, y Jack le había robado las sábanas. El pobre Thomas temblaba de frío.

Intenté levantarme un poco, tenía un dolor general, como si la presión del aire pesara sobre mí más que nunca.

Aún eso conseguí sentarme por completo.

En los asientos de delante, Eric dormía con la cabeza apoyada sobre Johnny.

Johnny se giró lentamente para no despertarle.

-Buenos días, Noa -me susurró.

-Oh, estabas despierto -dije algo decepcionada, sin saber por qué.

-No, me acabo de despertar ahora, cuando te he oído levantarte -contestó buscando su mochila.

-Lo siento, no sabía que tuvieses el sueño tan débil -ahora me sentía culpable.

-No, no te preocupes, es costumbre ya despertarme al mínimo ruido -su voz se había ido volviendo más oscura según avanzaba la frase.

Ya había encontrado su mochila y sacó de ella las boquillas, el papel de liar y el tabaco.

Me quedé en silencio, pensando en un motivo por el que hubiese podido decir esa frase con ese tono.

Y ahí me quedé, pensando, y sin darme cuenta de que le estaba mirando muy fijamente.

Estuve en blanco durante el suficiente tiempo como para que Johnny pudiese liarse el cigarrillo, mirar por el retrovisor y darse cuenta de que le estaba echando unas miradas algo extrañas.

-Vamos fuera, no querrás despertarles -me dijo sacándome de mi trance.

Asentí y abrí cuidadosamente la puerta para salir.

Johnny dio un beso en la frente a Eric y colocó su cabeza hacia el otro lado para que pudiese seguir durmiendo.

Eric gimió ligeramente, pero enseguida se abrazó al asiento de al lado y volvió a dormirse.

Yo mientras miré a Jace por última vez, y le coloqué un poco más arriba las sábanas para que no tuviese frío.

Acaricié uno de los mechones de pelo que le caían por la cara y le sonreí a pesar de que sabía que no me estaba viendo.

Immortal (definitivo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora