Capítulo 38

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Estoy sentada en la silla que se encuentra en el lado derecho de Sasuke, él continua con todos esos aparatos alrededor de su cuerpo, sus manos con agujas incrustadas, acaricio su cabello, su frente esta helada, y su mano no responde a mi tacto.

- Despierta, Sasuke.- Menciono casi en un susurro.- Por favor, despierta.- 

Sin embargo a veces me pregunto, si es realmente correcto mantenerlo en este estado, estoy segura que ninguna persona desearía permanecer sus últimos días en un hospital consumiéndose día a día. Escucho el sonido de la puerta abrirse, y la impresión seguro es palpable en mi rostro. Shisui ingresa rápidamente detrás de él. 

- ¿Podemos hablar, Sakura? ¿Por favor?.- Observo a Shisui esperando su permiso y él con su mano me indica que salga. 

Lo sigo a pasos lentos a la cafetería del hospital, nos sentamos frente a frente, y pido un té con el afán de calmar lo angustiada que me siento todos los días de mi existencia. 

- Si te pido que tengamos algo ¿Aceptarías, Sakura?.- 

Sus ojos azules se encuentran con los míos, mi cabeza se mueve negativamente, escapar no es una opción. Aunque él es el único hombre al que me entregue por voluntad, él que me beso suave y parecía de verdad quererme un poco. 

- ¿Hinata?.- Interrogue sintiendo la culpa por meterme con él a pesar de su relación con ella.

- Terminamos hace unos meses. En realidad, me gustas mucho, Sakura.- Bebo despacio el té con temor a quemarme, el sentimiento repentino llega, la añoranza del pasado, el caminar por aquel instituto junto a ellos, el conversar con Hinata y reírnos por tonterías, el pelear con Sasuke cuando apenas y nos conocíamos.- Sé que no es el momento indicado, ni el lugar, pero quiero que lo pienses.-

- Vuelve con Hinata, ella es maravillosa, Naruto, y te ama. Si le dijiste lo que paso entre nosotros, estoy segura que incluso sera capaz de perdonarte.- 

Los días que se alejaron de nosotros, no regresaran. Itachi no me dejara libre, y aunque algún día consiga escapar, las cadenas invisible permanecerán atadas a mi cuerpo intactas, como serpientes ahogando y enfermando con su veneno mi cuerpo y mi alma. 

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Salgo de la cama cansada de pensar con la mirada fija en algún lugar de la pared, cansada de martirizarme con los recuerdos, con el presente, con los pensamientos sobre el futuro. Mis pies descalzos pasean por la alfombra y termino sentada cerca del balcón con la mirada en el césped, los bebés nuevamente son paseados en sus cochecitos recibiendo algo de sol. Dejo descansar mi cabeza en mis rodillas recogidas cerca de mi pecho. Tal vez sólo debo irme, ellos no me necesitan. Las ansias de llorar aparecen, puedo morir con Sasuke, acompañarlo, y todo el dolor por fin terminara. 

Golpes ligeros son escuchados en la puerta, y sé que no es Itachi, él suele llamarme y si no abro la puerta rápido después se desquita de formas terribles. No tengo ganas de acudir al llamado, sin embargo mi mano sujeta el picaporte y quito el seguro. 

Me veo frente a la señora Mikoto y no siento mas que coraje hacia ella por criar a aquel monstruo disfrazado de algo completamente distinto para los demás. 

Nos observamos, y sin que pueda impedírselo ella ingresa en mi habitación, voltea para encontrarme en el mismo lugar, sujetando el pomo de la puerta, en sus manos sostiene un sobre, soy mas pequeña que ella, y con sus tacos me hace sentir aun mas diminuta.

- Sasuke dejo esto para ti.- 

El sobre va en mi dirección, lo sujeto entre mis dedos.

- Gracias.- 

Veneno (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora