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A causa de algún milagro, Donghun se duerme después de media hora de conducir

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A causa de algún milagro, Donghun se duerme después de media hora de conducir. Está sobre su espalda en el asiento de atrás, sus largas piernas dobladas incómodamente. Jun puede ver por el retrovisor algunas heridas en su cara en donde su piel fue cortada cuando cayó sobre el auto y observa una quemadura asquerosa en su brazo donde su cuerpo golpeó el asfalto, aunque probablemente está bien.

Chan se mantiene en silencio, ocasionalmente tarareando una canción que conoce en la radio con sus ojos pegados al escenario fuera del auto. Parece que está tomándolo con más calma, quizás Donghun le distrae.

Jun suspira y Chan voltea su cabeza para mirarlo.

—¿Qué?

—Nada, solo... —Jun se encoge de hombros—. No esperaba que esta noche fuera así, es todo.

Chan solo asiente y Junhee suspira de nuevo, mirando al chico de cabellos color vino. Repentinamente parece estar muy cansado, sus ojos casi cerrándose, pero se fuerza a mantenerse despierto. Jun se muerde el labio inferior y en la distancia visualiza una estación de servicio.

—Vamos a parar aquí.

—¿Mh? —Chan entrecierra sus ojos—. ¿En la estación de servicio?

—Sí, voy a estacionar y vamos a dormir aquí por unas horas al menos.

—¿No es mejor que sigamos? —Kang no parece convencido.

—Estás cansado y yo estoy cansado. Si me duermo mientras conduzco y tú también estás dormido, ¿entonces quién evitará que muramos? —Jun inclina su cabeza hacia el asiento de atrás en el que descansa Donghun—. Él no definitivamente. Así que, sí, pararemos por ahora.

Después de algunos segundos de silencio, Chan murmura un "Bien" y Jun conduce a la estación de servicio, estacionando el auto en uno de los puestos libres y apaga el motor.

—Necesito un cigarro —dice Junhee, tomando uno de su propio paquete—. ¿Quieres hacerme compañía?

—Seguro.

Salen del auto, dejando las puertas abiertas para no despertar a Donghun y ambos se recuestan en la cajuela. Chan enciende el cigarrillo que Jun le da, toma una calada y, por un momento, su cara está pintada con el rojo de las luces neón de la estación.

—Mañana por la mañana podemos buscar algo de gasolina. Creo que casi se le acaba a este auto —Park se encuentra susurrando en el silencio de la estación de gas y observa una tienda de conveniencia detrás. Qué bueno, sabe que estará con hambre en la mañana.

Yuchan tararea, mirando la carretera, algunos carros conduciendo.

—Seguimos cerca de Daegu.

—No lo estaremos mañana —Jun exhala una nube de humo y Kang asiente.

—Así que, ¿traficante?

Jun hace una mueca.

—De vez en cuando. Más que todo me hacía cargo de los pagos y esa mierda.

Una pausa.

—¿Estabas en Imoogi Pa? —pregunta el menor.

Junhee arquea una ceja, mirándolo por algunos segundos antes de responder: —¿Cómo siquiera sabes ese nombre?

—Sé muchas cosas—Kang se encoge de hombros— y es una larga historia. ¿Por qué escapaste?

—Larga historia —responde Jun de igual manera.

Chan suspira, sacudiendo su cigarrillo con el dedo índice.

—No tienes que ser así con respecto a eso, es decir, maté a alguien, no te voy a juzgar o algo

—Esa no es la... —Jun niega con la cabeza—. Olvídalo, no quiero hablar de eso.

—Bien —el pelirrojo mira hacia atrás y ve a Donghun durmiendo en el asiento trasero—. Me da un poco de pena.

A decir verdad, también le da un poco de pena a Junhee. Sí, parece un lunático, pero al mismo tiempo es joven. Es joven, tiene toda una vida por delante, probablemente tiene personas que lo aman y a las que ama y, aun así, saltó en frente de su auto, por supuesto que siente simpatía por él.

—¿Vas a dormir en el auto? —pregunta Park—. Considerando que Donghun tomó el lado más cómodo.

Chan asiente, suelta el cigarrillo y lo pisa.

—Sí, estaré bien, puedo dormir en cualquier lugar... soy el más alto, pero puedo... sí.

Jun le sonríe y Yuchan le sonríe de vuelta y baja su cabeza. Park supone que es algo que hace cuando tiene vergüenza, y lo considera lo suficientemente tierno como para no molestarlo con ello.

—Supongo que dormiré entonces —dice el más pequeño—. Buenas noches, Jun.

—Buenas noches, niño.

Junhee espera a que Yuchan vuelva a entrar al auto y cierre la puerta para suspirar y sacar su celular de sus jeans. Lo enciende, espera a que la pantalla se ilumine e inmediatamente comienza a vibrar, inundado con notificaciones de llamadas y textos. Son todos de Rayoon, una variedad de:


» En dónde carajo estás???

Park, en serio, llámame.

JUNHEE QUÉ DEMONIOS HICISTE

Por favor dime que estás bien.

Te odio, mierda. «


Y más.

El pecho de Park se aprieta, su corazón lleno de cariño. Mierda, ya extraña a ese mocoso. Conoce a Rayoon lo suficiente como para saber que justo ahora debe estar demasiado preocupado, sin poder dormir, probablemente preguntándose qué debería hacer. La tentación de dejarle un mensaje y decirle que está bien es fuerte, pero Jun apaga su celular de nuevo y lo deja en su bolsillo, tomando una última calada antes de tirar el cigarrillo y volver al auto.

Suspira e inclina un poco su asiento. El auto está lleno de los suaves ronquidos de Donghun y la respiración lenta de Yuchan.

De alguna forma encuentra un tipo de tranquilidad en aquellos sonidos. No está solo. Está con dos niños que probablemente le darán un dolor de cabeza, pero no está solo.

Mira hacia Donghun y hace una mueca hacia las, ahora gigantes, heridas en su cara y brazos. Luego mira a Chan, envuelto sobre sí mismo en su asiento, luciendo más pequeño de lo que no es.

Jun cierra sus ojos y fuerza su cabeza a que se calle y a sí mismo a relajarse. Estarán bien, se irán de Daegu y dejarán toda la mierda atrás y comenzarán de nuevo en alguna otra parte. Probablemente no permanecerán juntos pues son completos extraños, pero al menos no estarán solos en el camino.

Justo cuando cree que se está quedando dormido, algo roza su mano. Abre sus ojos y mira los dedos de Chan dudosamente flotando sobre los suyos, tratando de tomar su mano, pero al parecer sin el suficiente coraje como para hacerlo. Mira al menor y aprieta la mandíbula cuando ve lágrimas en los ojos del chico: su labio inferior atrapado entre sus dientes y cara contorsionada en una mueca de tristeza.

—Hey...

—Estoy bien —susurra Kang—, estoy bien.

Jun suspira y lentamente, entrelaza sus dedos con los de Yuchan. Inmediatamente, el chico aprieta su mano lo suficiente como para que duela.

—Sí —dice Junhee—. Estás bien.

epoch | dongjunchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora