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Donghun mira el espacio vacío entre Yuchan y él y jura que su corazón para de latir por un momento y luego va a su garganta, dejando su pecho vacío

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Donghun mira el espacio vacío entre Yuchan y él y jura que su corazón para de latir por un momento y luego va a su garganta, dejando su pecho vacío.

Da golpecitos en la parte desocupada, está fría. Chan sigue dormido, aún envuelto sobre sí mismo, viéndose pequeño y Jun no está allí. Donghun baja de la cama lentamente con el pánico inundando sus oídos y siente como su corazón roto ya se abre paso entre sus costillas y mira la habitación. Todas las bolsas están allí. En ese momento, se da cuenta de que la puerta está ligeramente abierta y una pequeña línea de luz se encuentra en el suelo.

Camina con los pies descalzos hacia la puerta y la abre por completo, la luz del sol lo deja ciego por un segundo y allí ve a Junhee. Está junto a la puerta, agachado y mirando a un pequeño gato con ojos llenos de apreciación. El animal tiene un pelaje blanquecino, pero está bastante sucio, lleno de barro y mugre en todas partes.

Jun no se ha ido, eso le hace tomar un fuerte aliento. Jun sube la mirada y la conecta con la del pelinegro.

—¿Por qué tienes esa cara?

Donghun parpadea por un momento mientras Jun solo lo observa esperando una respuesta. No hay rastro del miedo que inundaba sus ojos el día anterior. El mayor se agacha junto a él y mira al felino

—Pensé que te habías ido —le responde.

—No voy a irme.

Su corazón comienza a regularizarse de nuevo. No se va.

—Bueno —dice Donghun—. ¿Qué pasó con el gato?

—Estaba maullando afuera de la habitación y me desperté —Jun sonríe un poco y roza sus nudillos en la pequeña cabeza del animal—. Le compré un sándwich de atún de una máquina dispensadora y le di el pescado. Necesita comer.

—Es muy tierno.

—Lo es.

—¿Te gustan los gatos? —pregunta Lee.

—Solía alimentar a algunos gatos callejeros en Daegu —Jun sonríe aún más al recordar—. Había uno que me odiaba, pero en el momento en el que le di comida dejó de arañarme y morderme los tobillos. Qué pedazo de mierda.

—Suena a alguien que conozco —Donghun ríe suavemente.

—Cállate —Park le golpea el hombro ligeramente, riendo con suavidad.

Lee pone su cabeza en el hombro de Jun, tensándose porque tal vez él aún no se siente bien. Tal vez necesite más tiempo y tal vez lo aparte de nuevo, pero en vez de eso, Junhee pone su mano en su cabeza y sus dedos se enredan en su oscuro cabello. Donghun suspira ante su toque.

—Lamento lo de ayer —murmura el pelirosa—. Lo siento.

El gato tose un pedazo de atún y lo escupe, oliéndolo antes de mascar un pedazo más pequeño con cuidado.

—Está bien —responde Donghun—. Luces mejor.

Jun no le responde, solo hace un sonidito que podría significar cualquier cosa, pero Lee intenta ignorarlo.

—Chan y yo creemos que será mejor que nos quedemos por un tiempo —informa el mayor. Al mismo tiempo, el gato deja de comer y lo observa con curiosidad—. Al menos hasta que sus costillas mejoren, no puede sentarse por tanto tiempo en un auto así.

—Sí —el contrario asiente—. Sí, mejor hagamos eso. Después de todo no es como si tuviéramos otro sitio para ir.

El gatito maúlla y luego pasa su cabeza contra la palma de la mano de Junhee, ronroneando

—Mierda, es malditamente tierno —ríe Donghun.

—¿Quién? —una tercera voz se une a la conversación.

Él y Jun se voltean. Chan está parado bajo el marco de la puerta con las sábanas sobre sus hombros, ojos aún medio cerrados e hinchados y los labios apretados.

—Tú —responde el pelinegro y Yuchan se queja.

—Me siento como un cadáver. Supongo que también luzco cómo uno.

Junhee toma al felino con cuidado. Sus pulgares acarician sus suaves costados y se levanta.

—Conseguí un gato.

Con eso, el pelirrojo abre bien los ojos y mira al gato por unos momentos antes de extender las manos hacia éste, abriendo y cerrando los puños.

—Esa es la cosita más tierna que he visto y necesito tocarlo —murmura embelesado por el animal.

Jun deja con cuidado el gato entre los brazos del menor y el chico se deslumbra aún más con el animal.

—Oh, eres tan adorable y tan suavecito que quiero golpearme la cabeza con la esquina de una mesa —chilla Kang.

—Eso es tan dramático —murmura el pelirosa—. ¿Cómo te sientes?

—Mis costillas duelen demasiado —Chan despega la vista del gato con una mueca.

—¿Más que ayer?

—Sí.

—Déjame ver —Park aprieta los labios.

Jun le sube la camiseta al menor y traga fuertemente al ver las marcas, ahora más prominentes que la noche anterior, mucho más oscuras y esparciéndose en rojo, con la piel inflamada.

—Tendremos que comprar algo, no van a sanar solas.

—Cómprenme antibióticos o moriré —dice Chan—. Comida también, quiero algo muy grasoso. Estoy muriendo de hambre.

—Bien —Donghun se levanta y acaricia la cabeza del gato—. Déjame vestirme, Jun y yo iremos. Quédate aquí con el gato.

—Suena como un buen plan.

—Yuchan... —Jun lo mira seriamente—. No le pongas nombre al gato.

—¿Por qué? —el nombrado frunce el ceño.

—No le pongas nombre, en serio.

—Sí, como sea —dice Chan y luego sonríe estirando los labios—. ¿Y mi beso?

—No voy a besarte. Tu boca huele al trasero de ese gato —Jun le responde.

—Que grosero —murmura el menor, volviendo a la habitación, mientras le habla al gato—. ¿No lo crees? Tiene suerte de ser tan guapo, si no fuera por eso ya lo habríamos dejado ¿Mmh? Sí, cierto.

—Y... se fue —suspira Donghun—. Genial.

epoch | dongjunchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora