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—¡¿A dónde vas?!

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—¡¿A dónde vas?!

Junhee se da vuelta. Yuchan está a unos pocos pasos, con los pies descalzos en el asfalto y con un cortavientos que no llega a cubrir sus piernas desnudas. La lluvia fría lo está empapando también.

—Entra.

—No, no puedes irte —Chan traga—. No puedes dejarnos.

—Él no me quiere.

—Él sí... —el pelirrojo niega con rapidez—. Él no lo decía en serio, lo sabes.

—¿En serio? —Jun olvida por un momento las palabras—. Él... él quiere que me vaya...

—¡Está herido! —grita Kang con la voz quebrada—. ¡Está herido y está drogado! ¡No lo dice en serio! ¡Te ama!

—¡Pero quiere que me vaya!

—¡No nos vas a dejar! —grita Yuchan, agarrando su rojizo cabello con desesperación—. ¡No te lo perdonaré! ¡Voy a perseguirte, te lo juro!

El menor camina hacia adelante y sus pies desnudos se arrastran sobre el asfalto. Junhee retrocede y Chan se paraliza, sintiéndose traicionado.

—Junhee... —Chan sacude su cabeza y algunas gotas de lluvia salen de su cabello—, por favor...

—¡Somos los tres! —grita Junhee sintiendo sus ojos arder—. ¡Estamos destinados a ser los tres!, pero si él no quiere ¿cómo puedo quedarme?

—¡Él te ama! —exclama el pelirrojo y las lágrimas se deslizan con rapidez sobre sus mejillas—. ¿Bromeas? ¡Eres su maldito cielo!

Park se calla. Siente que su cuerpo está adormecido, pero, sin embargo, le duele hasta el alma. Pareciera que Yuchan quisiera caminar hacia él de nuevo, pero se detiene.

—Junhee, te lo suplico...

—Me pidió que lo dejara, Yuchan...

—¡Ándate a la mierda! ¡Si no es por él, hazlo por mí! ¡Quédate, por favor!

El pelirosa hace una mueca.

—No seas injusto.

—¡¿Injusto?! ¡No soy yo el que nos está abandonando! ¡Te amamos y sin ti vamos a estar malditamente perdidos! ¡Tú nos unes!

Jun se queda callado una vez más: tal vez, porque Yuchan tenga razón o, tal vez, porque si abre la boca, va a romperse. Entonces, algo cambia en los ojos de Chan y el chico lo mira como si se tratara de un monstruo.

—Dios mío —susurra destrozado y se lleva las manos a su boca. El ruido de la lluvia casi calla su voz—. ¿Me estás pidiendo que elija entre los dos?

Junhee aprieta su mandíbula como respuesta.

—¿Quieres que elija a uno? —Yuchan casi parece asqueado.

—Nunca te pediría que lo hicieras.

—Por supuesto que no, porque ya elegiste por nosotros —Chan se pasa una mano por la cara, intentando secarla al menos un momento—. Nos estás dejando, así que ya escogiste...

—¡No fui yo! ¡Él lo hizo!

—¡No, él está lastimado! ¡Está sufriendo, nos necesita!

—¡No puedo quedarme si él no me quiere! —grita Junhee, temblando por la adrenalina—. ¿Por qué me querría? ¿Por qué me querrían alguno de los dos? Desde el principio fueron ustedes dos, siempre fueron más cercanos, así que...

—¡Dios, Junhee! —Yuchan casi se ríe—. ¿De nuevo? Ya habíamos pasado por esto, ¡te amamos!

—No puedo...

—Si te vas... —Chan lo petrifica con una mirada llena de ira y dolor—. Si te vas voy a odiarte. ¿Me oyes? Te despreciaré a ti y a Donghun para siempre porque no quieren hablarlo cuando estén tranquilos, porque tú no me escuchas que él está dolido y por eso quizás está diciendo cosas sin sentido.

Al escuchar eso, Jun vuelve a sus sentidos, porque no puede vivir sabiendo que lo odiarán. No puede, pero, aun así, tampoco puede quedarse, no si Donghun no lo quiere, no si...

De repente, Donghun aparece justo detrás de Chan y corre hasta llegar al frente del pelirosa. Lo toma del cuello de su camisa y tira de él. Sus ojos melancólicos están inyectados en lágrimas y su cara se encuentra destrozada.

El mayor lo abraza con fuerza como si tuviese miedo de dejarlo ir.

—Lo siento, lo lamento. Lo siento mucho, no me dejes, no nos dejes, voy a... —Donghun llora entre hipidos y golpea su frente en el hombro de Junhee—. Lo lamento tanto. Te lo suplico, perdóname, quédate, quédate. Si te vas nos destrozarás. Me destrozarás.

Jun no se da cuenta de también está llorando hasta que un sollozo sale de sus labios. Las temblorosas piernas de Donghun se rinden, causando que el chico se arrodille en el suelo por inercia y tira a Junhee con él. El brazo de Park rodea la espalda de Donghun y lo abraza con más fuerza.

—Tú... — Junhee trata de inhalar—. ¿De verdad quieres que me quede?

—Por favor.

—¿Aún me amas?

—Mierda, Park Junhee, nunca he dejado de hacerlo —Donghun lo mira, sus manos se mueven para mantener su rostro sobre su pecho y lo toma de la camisa con fuerza —. Tan solo quédate, lo dije sin pensar. Haré lo que sea para recibir tu perdón. ¡Lo lamento! Lo juro, no sé por qué lo dije, no lo dije en serio... —comienza a decir rápidamente, apenas respirando entre las palabras.

En ese momento, Jun recuerda como respirar sin ese dolor intenso en su pecho.

—No me iré —murmura el pelirosa y los ojos de Donghun se abren de par en par—. No me iré si aún me amas.

Donghun comienza a llorar con más fuerza, escondiendo su cara en su cuello y abrazándolo, mientras una letanía de apologías sale de sus labios.

Jun cierra sus ojos por un segundo, la calidez de Lee casi hace que la lluvia desaparezca y el alivio lo golpea con tanta fuerza que siente que el aire sale de sus pulmones. Luego, mira a Yuchan quien aún está parado a solas, llorando silenciosamente y Park extiende su brazo. Su mano está levantada para él y Chan corre hacia ellos, arrodillándose junto a Donghun. Toma la mano de Jun y sostiene el pecho del pelinegro con su brazo libre.

—Lo lamento tanto —nuevamente se disculpa el mayor, pero esta vez su voz está ronca—. Mierda, lo siento tanto.

—Lo sé —dice Jun, acariciando los cabellos completamente mojados de sus novios—. Lo sé.

—No quiero que te vayas.

Junhee traga.

—Lo sé.

—Por favor, no te vayas.

—No lo haré.

—Te amo demasiado, lo siento tanto.

Jun cierra sus ojos.

—Lo sé.

epoch | dongjunchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora