Ellos son diferentes, pero estaban perdidos y sus caminos se encontraron.
♡ Epoch: periodo particular en la vida de una persona o de la historia que está marcado por un evento en específico.
♡ DongJunChan.
¤ Mención de otros idols.
¤ Basado en el ví...
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Sehyoon y Byeongkwan son felices, eso es lo que más le gusta a Yuchan.
Bromean con el otro, pelean por las cosas más triviales, parecen no poder llegar a un acuerdo mutuo sobre aquellas alfombras, pero, incluso en aquellos momentos, son felices. Chan piensa que nunca había visto a dos personas que se amaran así. Gravitan uno hacia el otro como si Byeongkwan fuese un planeta y Sehyoon fuera su sol.
Kang los adora por eso.
Cuando Junhee tiene pesadillas, no parece poder despertar de ellas: se agita mucho, murmura cosas y frunce las cejas. Donghun tiene el sueño pesado y la mayoría del tiempo está demasiado ocupado lidiando con sus propias pesadillas como para darse cuenta. Aun así, Chan lo nota, todo el tiempo: el mayor siempre se despierta al final.
La habitación está completamente oscura, Yuchan se sienta con las piernas cruzadas sobre la cama y de espalda contra la cabecera. Jun sigue moviéndose, susurrando cosas. Chan acaricia su cabello aunque no sabe si eso ayuda porque nunca se calma cuando lo hace, pero es lo único que puede hacer. Eventualmente, la pesadilla acabará y su amado de brillante sonrisa dejará de moverse.
—¿Por qué estás despierto?
Chan mira a Donghun que está recostado a su lado con los ojos aún cerrados.
—Está teniendo pesadillas, siempre me despierta —susurra el menor y el pelinegro abre un ojo.
—Así que sí las tiene —murmura arrastrando las palabras—. Siempre es él quien se despierta cuando las tenemos.
—Lo sé —suspira Yuchan—. Lo sé.
El chico de ojos tristes y luminosos calla por un momento antes de poner una mano en el muslo del pelirrojo y comenzar a acariciarlo.
—¿Qué sucede?
—Nada —Chan frunce el ceño.
—Nah, pasa algo. Tienes esa mirada en tus ojos.
—¿Qué mirada?
—Temes algo—el mayor sonríe un poco—. Te conozco muy bien, Yuyu.
Chan sostiene la mano de Donghun y enlaza sus dedos antes de responder.
—Puedo oler la lluvia.
—¿La lluvia?
—Va a llover pronto. Puedo olerlo.
—Oh —Lee parece estar más despierto con aquello—. ¿Y qué tiene?
—Es el tipo de lluvia que llega cuando el verano está a punto de terminarse. Huele distinto a las tormentas, ya casi es septiembre —Chan mira las iluminadas ciudades de Gangnam por la ventana—. Ya acabará el verano.
—¿Eso te asusta?
Chan observa como Junhee comienza a calmarse.
—Sí —responde en un hilo de voz—. Me asusta demasiado.
—¿Por qué?
Chan se vuelve hacia el pelinegro e, incluso en la oscuridad, puede observar sus preciosas facciones: ojos melancólicos, labios gruesos y su nariz recta que parece perfecta desde cualquier ángulo.
—Empezamos en el verano —murmura el pelirrojo y suspira entrecortadamente— y me aterra que acabemos con el invierno.
Entonces hay silencio, interrumpido por la respiración lenta de Jun una vez que su pesadilla acaba. Donghun posa la mano del menor en sus labios y besa sus nudillos.
—El amor no termina con las estaciones, Yuchan —dice con firmeza—. Ni el tuyo, ni el mío, ni el de Jun.
Y de alguna forma, eso hace que Yuchan se sienta satisfecho.
Creen en Donghun.
Es fácil creerle a aquellos que son buenos mintiendo.