Mi Pequeña Obsesión~[JENLISA] [G!P] (ADAPTACIÓN)

CAPÍTULO 3

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De repente la puerta se abrió y las chicas de adentro la empujaron hacía el exterior y una de ellas le quitó la toalla dejándola en ropa interior en el pasillo. Cuando la chica me vió, abrió muy grandes sus ojos, sorprendida y cerró la puerta. Esto no había sido obra de solo una, ¡habían sido todas!. Jennie parecía perrito mojado y abandonado a la intemperie, mientras trataba de cubrir su cuerpo con sus delgados brazos. Estaba toda mojada, su piel erizada y temblaba del frío. Enojada me quité la chaqueta y se la puse para que se cubriera.
- ¿Quién te hizo esto? - dije furiosa
- Sé defenderme sola - Repuso queriendo conservar un poco de su dignidad.
- ¡Así lo veo! - gruñí escaneándola de arriba a abajo, semidesnuda y cubriéndose con mi chaqueta. Se veía malditamente bien en esa ropa interior de color negro. Su piel era terza y no había una sola imperfección en ella, al menos a mi parecer. En otras circunstancias me habría encantado verla así, pero en esta ocasión me sentía extrañamente furiosa como para pensar en algo más.
- Ven aquí -
La tomé del brazo y con más fuerza de la debida golpeé la puerta, la chicas intimidadas ante mí por mi, más que obvio, enojo, abrieron la puerta pero yo la pateé sin golpear a ninguna.
Estaba enojada, pero no soy de golpear a las mujeres, puedo lastimarlas mejor con palabras.
- ¡QUIERO QUE DEJEN DE MOLESTARLA! - grité furiosa mientras Jennie se colocaba detrás de mí - Si me llego a enterar de que alguna de ustedes fue siquiera capaz de tocarle un solo pelo a Jennie, se las verá conmigo - dije amenazadoramente
- ¿Y qué puedes hacernos tú...que no nos hayas hecho ya? - Sana me desafío mientras me miraba desde el fondo del vestidor.
- Preocupate de lo que puedo hablar Sana - le respondí serenamente - si hasta ahora no he dicho nada es porque pensaba que merecían mi respeto - nótese la ironía - pero me puedo dar cuenta de mi error - agregué con burla - ¡así que ya saben! Una sola cosa y les juro que puedo arruinar la reputación que tienen en este lugar en un cerrar de ojos y tienen muy claro lo importante que es dar una buena impresión aquí - le sonreí con malicia - Tú - me dirigí a Jennie - vístete que se nos hace tarde.
Se abrió paso entre las mujeres en busca de sus pertenencias, las tomó y me miró.
- ¿Y ahora qué pasa? - solté fastidiada
- Puedo vestirme sin que me vigilen - dijo apenas audible.
- ¿¡Y dejarte sola con los jinetes del apocalípsis!? Ni lo sueñes - aseguré - Además estás criaturas me dejaron verte - dije con una sonrisa y un guiño - No me podría ir sin mis agradecimientos señoritas, me ahorraron ese paso - hice una reverencia hacia ellas. Pude divisar la mirada de fastidio de Sana y como se levantó para después cerrar de un portazo el vestidor. Jennie se quitó mi chaqueta y me la devolvió.

Se puso su blusa blanca, la falda, la corbata con despreocupación, sus medias y terminó con sus zapatos.

- Listo - dijo cuando se acercó.
- Casi - Acomodé correctamente su corbata. Ella me frunció el ceño pero las demás ni notaron su incomodidad ante mi gesto, decidí molestar un poco más y besé su mejilla tardándome un poco más de lo requerido. - Vamos - abrí la puerta para ella. Salió y yo la seguí.
- Yo...no tenías porqué - dijo.
- Me gusta tu lunar - dije comenzando a caminar. - Creo que ya no tiene caso entrar, quedan 20 minutos de la clase.-
- ¿Qué te toca después? - Preguntó
- Música - afirmé y ella torció el gesto.

"estúpidos talleres" pensé en mi fuero interno

- ¿No te gusta Música? - Pregunté.
- Estúpidos talleres - dijo casi inaudible.
Sonreí. Así que a ella tampoco le gustaban.
- ¿Qué clase te toca a ti? - le pregunté.
- Música - afirmó con fastidio.
Al parecer teníamos que cursar los mismos talleres. Yo por faltar tanto y ella seguramente como amonestación por entrar ya empezado el semestre.
- ¿Qué instrumento tocas? - apretó los labios y comenzo a buscar algo en su bolso. Sacó una flauta. - parece difícil - dije condescendiente pero ella no lo creyó.
- No seas irónica - me pidió.
- No lo soy - aseguré pero por su expresión pude ver que no me creyo otra vez.
Entramos al salón pero aún no había nadie, teníamos 15 minutos libres en el aula...