CAPÍTULO 61

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Jennie apretó mi mano y acaricié la suya, para darle seguridad e intentar calmarla, ayudándome a mí también.

-- Bueno, veamos los resultados -- habló la doctora y comenzó a abrir el sobre.

Cada pequeño sonido que hacía al abrirse, llegaba con mucha intensidad a mis oídos. Respiré profundamente.

-- ¿Y? -- preguntó Jennie, nerviosa. Ella levantó la mirada y su rostro no nos decía nada.
-- Felicitaciones -- mi corazón se detuvo -- no estás embarazada, Jennie.

Solté el aire que contuve y me apoyé pesadamente sobre la silla.

-- Pero...tengo un atraso -- la miré.
-- Sí -- le respondió la mujer -- aquí dice que tienes una leve alteración hormonal...¿Has estado comiendo mal?.
-- Puede ser...-- susurró.
-- Pueden estar tranquilas, solo fue una falsa alarma.
-- Gracias al cielo -- susurré.

Jennie se puso de pie y tomó su bolso.

-- Muchas gracias por atenderme y sin turno Camille -- le dijo rápidamente. La miré extrañada.

La doctora asintió con una sonrisa y sin decir nada más, la morena salió del consultorio. Me puse rápidamente de pie, mirando confundida hacia la puerta.

-- Está lastimada -- me habló la mujer y me volteé a verla.
-- ¿Qué? ¿Por qué? -- le pregunté.
-- A pesar de haber estado más que asustada con esto, en el fondo, ella había albergado la idea de estar embarazada. A la mayoría le pasa, sobre todo a la persona que tendrá a ese bebé en su vientre...es como una sacudida de sentimientos y cuando te enteras que no es cierto, por un lado te sientes vacía y torpe. En el fondo de ti Lalisa, ¿no te ilusionaste con esto?...piénsalo -- me dijo.

Asentí un tanto confundida y salí rápidamente de allí. Vi como la puerta del ascensor terminaba de cerrarse y busqué las escaleras de emergencia para bajar rápidamente. Al bajar al estacionamiento, la divisé a punto de llegar al auto.

-- ¡Jennie! -- la llamé pero no se detuvo. Corrí más rápido hasta alcanzarla. Tomé su brazo y la giré hacia mí.
-- Déjame -- susurró con un hilo de voz. La abracé contra mi pecho.
-- Tonta -- le dije y la apreté un poco más.
-- Tú eres la tonta -- dijo sollozando, pero no me soltó -- lo siento...
-- No, mi amor -- besé su cabeza -- ¿Por qué lo sientes?
-- Soy una estúpida -- musitó -- yo...
-- ¿Te ilusionaste un poco? -- le pregunté. Alejó su cabeza de mi pecho y me miró a los ojos. Con mi mano sequé su rostro y asintió levemente.

Mantuve su mirada y me puse a reflexionar sobre cómo me sentí. Me asusté como nunca en mi vida, pero la sensación que tuve cuando me pidió el chocolate y pensé que era un antojo o como me atrapó la imagen de la niña en el minimarket junto a su madre, se sintió...bien, emocionante. En el fondo de mi ser, si acogí la idea.

-- Yo también...-- le susurré.
-- ¿En serio? -- preguntó mientras aún soltaba las últimas lágrimas.
-- Sí -- asentí con la cabeza -- Pero al parecer, aún no es el momento.
-- Lo sé -- aseguró y ahora ella secó su rostro -- de verdad lo siento.
-- No mi vida, por favor no lo sientas -- ella sonrió y nos volvimos a abrazar -- ¿Vamos?.

Ella asintió. Le abrí la puerta para que subiera y luego lo hice yo. Comencé a manejar hacia su casa y sentí que iba demasiado callada, así que me volteé a verla y estaba dormida. Sonreí levemente y acaricié su mejilla.

-- Te prometo que tendremos muchos hijos -- susurré -- Juro que seré la mujer más feliz del mundo, cuando vengas y me digas que seremos madres, Nini...
-- ¿Lo prometes? -- su voz adormilada llegó a mis oídos, haciendo que rápidamente la volviera a mirar. Entreabrió sus ojos junto a una leve sonrisa. Sonreí.
-- Por supuesto que te lo prometo, mi amor.
-- ¿Estás segura? -- preguntó mientras se acomodaba bien en el asiento -- Yo creo que si llegaras a ser madre tendrías mucho miedo.
-- Y claro que lo tendría -- aseguré -- Pero también sería demasiado feliz. Imagínate una personita tuya y mía...eso sería grandioso. Él o ella sería más que perfecto. Con tus ojos, con mi sonrisa y la mezcla de nuestra increíble personalidad.

Rió divertida.

-- Por Dios, ¿sería tan egocéntrica como tú?
-- No es egocentrismo, mi amor -- le aseguré -- pero no puedes negar que soy jodidamente hermosa.
-- Es cierto, no puedo negarlo.
-- Imagínate fuera una niña -- dije y la miré -- tendría esa aura y belleza tuya, que hace que cualquier persona te quiera para ella sola. Pero eso no pasaría, porque antes de que alguien le ponga un dedo encima a una hija mía, yo lo asesinaría.
-- ¡Lisa! -- dijo divertida -- hablas como si fuera a pasar...
-- Es que si va a pasar, cariño -- le dije y tomé su mano -- Tú y yo vamos a tener un ejército de bebés. Serán 24 o 25...
-- ¡Por Dios! -- exclamó sin dejar de reír -- ¿Acaso crees que yo podría?

Asentí y me acerqué a besarla cortamente.

Llegamos a su departamento y estacioné el auto en su lugar.
Al entrar, me tiré en el sillón soltando un suspiro y prendí la televisión. Ella se dirigió a la cocina y escuché como abría el refrigerador.

-- Jennie -- la llamé.
-- ¿Sí? -- me respondió.
-- Ven aquí.
-- Ya voy -- dijo.

A los segundos después, se acomodó a mí lado. Apoyó su cabeza en mi pecho. Estaban a dando "amigos con beneficios" pero no le presté atención.

-- ¿Crees que sea necesario contarle a las chicas de...esto? -- le pregunté.

Levantó su cabeza y ahora apoyó su mentón en mi pecho, para mirarme más cómodamente.

-- No creo que lo sea, ¿y tú?
-- Tampoco. Digamos que será nuestro secreto.

Ella asintió y volvimos a mirar la película.
Con mi mano comencé a acariciar y jugar con su cabello. Ella acariciaba mi pecho con su uña y su gesto me hacia sentir una sensación de paz.

Luego de varios minutos sentí que su respiración se volvía más tranquila y lenta. Se había quedado dormida. La acomodé suavemente, para poder apreciar bien su pacífico rostro. Siempre que me tomaba esos tiempos para recorrer cada pequeño detalle en ella, se me hacía cada vez más hermosa.

Mi celular comenzó a sonar, me sobresalté y lo saqué rápidamente de mi bolsillo. Afortunadamente no despertó a Jen.

-- ¿Hola? -- dije al atender.
-- ¿Cómo estás, hija? -- me preguntó.
-- ¿Qué quieres? -- le dije sin rodeos.
-- Tranquila, no llamo para molestarte -- dijo con un tono divertido -- solo quería decirte que necesito que mañana vengas a la fiesta que organiza la comisión de los negocios de YG.
-- ¿Y para qué me necesitas? Ya te dejé claro que no quiero tener nada que ver con algo de eso. Simplemente no -- sentencié.
-- Hay firmas tuyas en algunos de los contratos. Solo necesito que hagas acto de presencia. Puedes traer a Jennie -- me dijo.

Arqueé una ceja y miré a Jennie, que seguía dormida sobre mí.

-- ¿En serio? -- pregunté algo sorprendida.
-- Sí ¿por qué no?, es tu novia ahora.
--...Voy a pensarlo y te llamo.
-- Necesito que me lo confirmes ahora, por favor.
-- Bueno, está bien. Iremos -- dije y colgué.

Volví a mirar a Jennie. Su rostro seguía pacífico. Sonreí y besé su cabeza. Me acomodé mejor y cerré mis ojos para intentar dormir un poco.

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Mi Pequeña Obsesión~[JENLISA] [G!P] (ADAPTACIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora