Mi Pequeña Obsesión~[JENLISA] [G!P] (ADAPTACIÓN)

CAPÍTULO 58 (5/7)

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Como un reflejo, Jennie se puso delante de mí. La miré y no pude evitar sonreír.

-- ¿Qué necesitas, Jong-In? -- le pregunté sin quitar mi sonrisa.

Él no dejaba de mirar a Jennie. Esperaba que ella respondiera a su pregunta.

-- ¿Por qué la estás besando?

Jennie me miró y luego volvió la vista a él.

-- Creo que debemos hablar, Kai, pero no aquí -- mi sonrisa se esfumó en menos de un segundo y me puse algo nerviosa. ¿A dónde quería ir a hablar? Ella se volteó a verme -- debo hablar con él, Lisa.
-- ¿No me estarás pidiendo que te deje solas con este idiota? -- le dije en voz baja.
Ella levantó su mano y acarició mi rostro.
-- Será solo por unos minutos. Hablaré con él, le contaré todo y volveré a buscarte.
-- No, Jen -- sentencié.
-- Por favor, mi amor. Es mejor si yo hablo con él y dejamos las cosas claras.
-- No confío en él.
-- Pero si confías en mí, ¿verdad? -- me dijo.
-- Sí -- dije soltando un suspiro. Ella sonrió y se puso de puntitas para besarme cortamente. Giró hacia Jong-In de nuevo y este ya estaba rojo de la rabia.
-- Vamos, Kai -- le dijo ella y comenzó a caminar.
Este la siguió y caminó de forma desafiante.
-- Le tocas un pelo y te mato -- le dije cuando pasó por mi lado.
Él sonrió como si acabara de escuchar un chiste y a mí me encantaría ver su cara cuando Jennie le cuente que ahora estamos juntas.
Reí por lo bajo y decidí caminar un poco para no pensar en el hecho de que dejé sola a mi novia, con su ex. Pero eso no es malo...no lo es, ella misma me ha dicho que nunca lo amó y que solo lo aprecia como a un amigo. Pero él, él es un maldito imbécil que...
-- Lisa, ¿Podemos hablar un momento? -- su voz me sacó de mis pensamientos y me giré a verla.
-- Sana -- dije y tragué algo de saliva. ¿Qué es lo que quiere ahora? -- ¿Hablar? ¿De qué?.
-- No sé si eres realmente consciente de cuánto me gustas, estoy...enamorada de ti -- dijo.
Cerré los ojos y maldije para mis adentros. Lo que menos quería escuchar ahora, era una declaración de amor.
-- Sana, yo...-- intenté hablar pero ella apoyó uno de sus dedos sobre mis labios. Al instante me alejé.
-- Déjame hablar -- me pidió.
-- Te escucharé pero...por favor evita tocarme -- le dije y ella asintió.
-- ¿En qué andas? -- me preguntó.
-- ¿A qué te refieres?.
-- A tu vida...hace como una semana que no te veía. Y no lo sé, ya no sales, ya no faltas a clases...ya no eres la misma de siempre.
-- Cambié -- dije simple.
-- ¿Cambiaste?
-- Bueno, en realidad me cambiaron.
-- ¿Jennie? -- me preguntó con un tono algo...triste.
Sentí un nudo en mi estómago. Me siento mal, por todo, por haberla ilusionado. Siento culpa y no recuerdo cuando fue la última vez que lo sentí.
-- Sí, ella -- le contesté.
-- Lisa, y-yo estoy dispuesta a compartirte con Jennie...
Fruncí el ceño y la miré confundida.
-- ¿Qué? -- dije.
-- No me importa tener un poquito de ti, con tal de tener algo...te amo y sé que quizás es difícil de entenderlo pero te juro que no es un capricho -- continuó mientras se acercaba más.

Al instante me alejé, poniendo más distancia entre ambas.

-- No, Sana. Eso no puede ser posible...n-no, no puedo "compartirme" -- dije haciendo las comillas.
-- ¿Por qué? -- preguntó.
-- Porque estoy enamorada y mi corazón le pertenece completamente a ella. No puedo partirlo o sacarle un pedazo...ya tiene dueña.
-- ¿Sabes qué, Lisa? Vas a arrepentirte de esto -- me dijo mientras se alejaba de mí.
Reí por lo bajo. Pude sentir culpa y un poco de lástima por lo que le hice, pero está completamente loca.
-- ¿A sí? -- le pregunté.
-- Lo juro, vas a arrepentirte de haberme hecho esto, ya lo verás. Te darás cuenta de que no soy tan estúpida como crees -- dijo y se fue rápidamente.

Me apoyé en la pared que estaba a mi izquierda y solté todo el aire que había contenido.

-- ¿Qué haces, guapa? -- escuché su voz y la miré.
-- Jennie, mi amor, yo solo estaba conversando con ella. Yo no...
-- Shhh tranquila. No tienes que darme explicaciones, confío en ti -- me dijo divertida -- Escuché un poco de tu conversación con la señorita que se acaba de ir.
-- ¿En serio? -- le pregunté.
-- Sé que no debí pero fue sin querer -- aseguró mientras se acercaba más -- así que ya tienes una dueña, ¿no hay alguna posibilidad de poder competir contra ella por tu amor?

Sonreí y di un paso hacia ella. Apreté mis labios mientras que con mi mano tocaba mi mentón.

-- Lo veo difícil -- le dije. Ella sonrió y con eso morí -- ¿Te gustaría competir con ella?
-- Me encantaría competir contra esa perra por un bombón como tú.
-- ¿La acabaste de llamar "perra"?
-- Ajá -- asintió mientras se acercaba más y puso sus brazos alrededor de mi cuello.
-- Ella no es ninguna perra, es una gatita. Y que gatita...
-- Dame un beso -- me pidió. Puse mis brazos alrededor de su cintura.
-- ¿Solo uno? -- pregunté.
-- Millones, los que quieras pero solo dame un buen beso de desayuno --
-- ¿Hablaste con Jong-In? -- pregunté antes de besarla. Necesitaba saber sobre eso.
-- Si -- dijo fastidiada haciéndome sonreír. Ella quería su beso.
-- ¿Y qué dijo?
-- Te insultó un poco, pero ya lo sabe y eso es lo importante.
-- Entonces ¿ya no más Jong-In, ni Sana?.
-- No más nadie, ¡ahora bésame!.
-- Y después soy yo la que no sabe esperar, ¿no?.
-- Uno pequeñito, pequeñito -- hizo un gesto con los dedos.
-- No va a alcanzarme con uno pequeñito, mi amor.
-- ¿Sabes qué? -- dijo y me besó rápidamente. Reí por lo bajo.
-- ¿Qué?
-- Hay un salón vacío, podríamos ir y estar más tranquilas.
-- ¿Un salón vacío? ¿Qué tienes en mente, cariño?
-- No es en lo mismo que tú, pero prefiero estar entre cuatro paredes contigo que aquí, en medio del pasillo por donde pasa todo el mundo.
-- Por mí que nos vea hasta el presidente de la nación -- dije y me incliné hacia ella para besarla.
Su celular comenzó a sonar y maldije por lo bajo al alejarme de su boca.
-- Lo siento, bebé -- se disculpó y miró la pantalla -- Es mi madre -- dijo sorprendida. No habíamos tenido noticias de ella y ni de Jiyong, desde el sábado -- ¿Mamá? -- atendió y guardó silencio -- ¿Dónde estabas? -- la miré y noté como su rostro se ponía algo más pálido de lo normal, así que la sostuve pensando que podría desmayarse nuevamente -- ¿Qué? -- preguntó asombrada -- estás jugando ¿no? -- rió nerviosa -- ¿Qué quiere decir eso, Chaerin? -- dijo indignada y se alejó para empezar a caminar de un lado a otro por el pasillo -- Que horror, mejor guárdate los detalles, por favor. Luego te llamo, ahora estoy en la universidad -- colgó y me miró.
-- ¿Qué pasó? -- le pregunté.
-- Ya sé de dónde saqué la manía de embriagarme y terminar haciendo cosas con personas que vienen con música a las 2 de la madrugada -- me dijo y la miré extrañada.
-- ¿A qué te refieres, mi amor?
-- Me refiero a que mi madre y mi padre, estuvieron todo el sábado y casi todo el domingo bebiendo champagne y haciendo cosas indebidas en una habitación del hotel.

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