CAPÍTULO 6Narra Hayden
Me quedé allí sentado, viendo cómo Astrid salía de la cocina, con una sensación de sorpresa revoloteando en mi pecho. No tiene amigos. Esa revelación me dejó perplejo. ¿Cómo es posible que alguien sobreviva sin amigos en la escuela?
Rápidamente aparté ese pensamiento. ¿Por qué diablos me importa?. Es su problema, no el mío.
Terminé mi pizza con rapidez y miré el reloj en mi teléfono, que descansaba sobre la mesa. 19:15.
Su estúpido programa debería estar acabando ya. Me levanté y me dirigí a la sala de estar, encontrándola aún mirando la televisión, completamente absorta en su serie. ¿De verdad pausó el video?. No puedo creerlo. No puedo ni siquiera relajarme en mi propia casa.
Gruñí, dejando que la frustración escapara de mi garganta, lo suficientemente alto como para que ella lo notara. Astrid me miró arqueando una ceja, claramente desconcertada por mi actitud.
Con un salto, me dejé caer en el sofá a su lado, mirándola con una mezcla de burla y fastidio.
—¿Por qué sigues viendo eso?— pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—Porque el chico de la pizza me interrumpió— respondió ella, rodando los ojos —Y solo lo televisan una vez a la semana, todos los jueves—
Ahogué un suspiro de incredulidad y exageré mi reacción.
—¡¿Quieres decir que tengo que sufrir todos los jueves durante los próximos meses?!— le sonreí de lado, bromeando para picarla.
Ella me lanzó una mirada burlona y luego se golpeó la frente teatralmente, apoyando su cabeza sobre mi hombro como si fuera el fin del mundo.
—Lamentablemente, este es el último episodio hasta las vacaciones. ¿Por qué el mundo me odia tanto?— fingió llorar mientras se acomodaba de manera dramática, estirando las piernas hasta el otro reposabrazos del sofá.
Su actuación exagerada me sacó una risa.
—Oh, qué tragedia. Deberíamos declararles una guerra a los productores. ¡Han arruinado mis vacaciones!— grité, fingiendo estar devastado.
Nos miramos el uno al otro, y antes de darnos cuenta, ambos estallamos en carcajadas. La risa burbujeaba entre nosotros, aliviando cualquier tensión que hubiera quedado. En un momento de descuido, Astrid perdió el equilibrio y terminó en el suelo, lo que hizo que me riera aún más fuerte, casi hasta dolerme el estómago.
—Juguemos a un juego— sugerí, aún riendo mientras la veía recuperarse de su torpe caída.
Antes de que pudiera reaccionar o recordar lo que acababa de pasar, saqué dos mandos y conecté la PlayStation. Con una sonrisa traviesa, seleccioné un par de canciones en el juego de baile y extendí uno de los mandos hacia Astrid.
Ella me miró con una mezcla de nerviosismo y confusión, tragando saliva antes de tomar el mando con manos temblorosas.
—N-no sé bailar— confesó en voz baja, desviando la mirada hacia el suelo, como si estuviera avergonzada.
No pude evitar sonreír. ¿Astrid, la chica que no se inmuta por nada, tímida por un simple juego de baile?
—Solo copia al chico de la pantalla— dije, tratando de sonar despreocupado mientras intentaba tranquilizarla.
Las horas pasaron volando. La música llenaba la sala, y nuestros cuerpos seguían el ritmo, aunque de manera torpe al principio. Nos reíamos cada vez que uno fallaba un paso o hacía algo ridículo. Cada momento nos acercaba más, pero, sorprendentemente, no me importaba. No debería disfrutar de esto tanto, pensé por un segundo, pero luego lo deseché. Era fácil estar con ella, era, natural.
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Ahogados en los recuerdos |EN CURSO|
FanfictionSi quieres definirla con una sola palabra, esa sería, hermosa. ... Astrid es una joven atrapada en una vida sombría y sin salida. Criada en Oslo, Noruega, su belleza natural no ha sido suficiente para compensar la soledad que la rodea. Sin el apoy...