CAPÍTULO 8
Narra Hayden
Después de la rápida salida de Astrid esta mañana, me fui a clase en mi querida moto. Tomé todos los atajos y luego estacioné en mi lugar. Nadie aparca ahí, porque saben lo que les sucederá si lo hacen. Llegué a clase a tiempo, pero me di cuenta de que la princesa no había llegado todavía.
Bueno, llegará tarde.
Media hora después entró, me llamó la atención que me culpara delante de todos. Fue divertido cuando Black la detuvo.
Después del regaño se dirigió a su sitio, que estaba ocupado, por lo que el único asiento que quedaba libre, estaba al lado del mío, se sentó allí y decidí molestarla.Cuando quedaban diez minutos, le pregunté donde tomaba su almuerzo, y una vez que recibí respuesta, vi que Black venía hacia nosotros, así que fingí continuar con mi trabajo, pero en realidad, ya había terminado. Vi como Astrid se metía en problemas y luego esas perras comenzaron a susurrar sobre ella, realmente no saben cómo susurrar. Cuando Black salió de nuestra mesa dirigí mi mirada hacia Astrid, y pude notar que estaba a punto de llorar. Mi corazón se encogió de culpa cuando vi las lágrimas ancladas en sus hermosos ojos azul océano.
¿Qué Diablos me pasa?
Cuando la clase terminó, todas las chicas tropezaron con ella, haciendo que todas sus cosas cayeran al suelo. Parecía que estaba acostumbrada a esto, pero ¿Cómo es que nunca antes la había visto?
Recogió sus cosas y se dirigió al frente.
La seguí con la mirada mientras avanzaba hacia el frente de la clase, y ahí estaba Black, listo para otro sermón.
—Señorita Hofferson, ¿qué le sucede hoy? Nunca se comporta así —preguntó, cruzando los brazos, esperando una explicación. Astrid, nerviosa, miraba al suelo, moviendo los pies.
No iba a dejar que la siguiera regañando. Me acerqué rápidamente y me metí en la conversación.
—En realidad, fui yo quien la hizo llegar tarde esta mañana —solté, ganándome la mirada curiosa de Black.
—¿Ah, sí? ¿Me puedes explicar cómo es que llegaste antes que ella si tú estabas aquí puntualmente? —preguntó, levantando una ceja, esperando una respuesta lógica.
Respiré hondo y le expliqué la situación.
—Astrid se está quedando en mi casa porque sus padres se fueron por trabajo. Ayer nos quedamos despiertos porque... —Intenté continuar, pero Black me interrumpió con su clásica mirada inquisitiva.
—Espero que no fuera por nada inapropiado —dijo, haciendo que Astrid se sonrojara aún más. Vaya, eso no lo esperaba.
—No, claro que no, señor. Usted sabe por lo que he pasado. Solo estaba consolándome. No hay nada inapropiado en eso. Terminamos durmiendo en el suelo de la sala. Nos despertamos tarde y, mientras yo tomé los atajos para llegar antes, ella no conocía las rutas y además el estacionamiento estaba lleno. Por eso llegó tarde —le conté la verdad.
Black asintió lentamente, pero no lo dejaba pasar.
—Bueno, eso explica su tardanza, pero aún así, estabas molestándola en clase —añadió, claramente todavía irritado.
Negué con la cabeza.
—No, señor. Yo fui quien la molestó. Solo le pregunté dónde iba a almorzar. Ella no hizo nada. Todavía es la princesa perfecta de la escuela —agregué con una sonrisa, escuchando a Astrid murmurar "idiota". Me hizo sonreír. Siempre tan predecible.
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Ahogados en los recuerdos |EN CURSO|
Hayran KurguSi quieres definirla con una sola palabra, esa sería, hermosa. ... Astrid es una joven atrapada en una vida sombría y sin salida. Criada en Oslo, Noruega, su belleza natural no ha sido suficiente para compensar la soledad que la rodea. Sin el apoy...