{Cap 26} ~Chimuelo~

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CAPÍTULO 26


—¡Hipo!— soltó Astrid, seguida de una risa contagiosa —¿A dónde me llevas?— preguntó, entre risueña y curiosa.

—Ya casi, princesa. Solo unos minutos más. No dejaré que te pase nada— respondió Hayden, con una sonrisa de medio lado.

—Ajá, claro— dijo ella, rodando los ojos. —Por lo que sé, podrías estar llevándome al medio de un campo para... no sé, matarme y dejar mi cuerpo tirado por ahí—

Hayden se detuvo, y se giró para mirarla con una mezcla de gracia y fingida seriedad.

—Si quisiera matarte, ¿no crees que ya lo habría hecho?— bromeó, arqueando una ceja.

Astrid lo miró con los brazos cruzados, fingiendo estar pensativa.

—Eso no me tranquiliza mucho, la verdad— replicó, tratando de contener la risa.

—¡Por favor!— exclamó él, poniendo los ojos en blanco —Si alguien nos escuchara, pensaría que tenemos serios problemas de confianza. Y, honestamente, no los culparía—

Astrid rió otra vez, pero no perdió la oportunidad de quejarse.

—¡Hipo! Pero llevamos caminando más de una hora, ¿cuánto falta? Mis pies están sufriendo, y este sitio parece perfecto para un episodio de "Desaparecidos en el bosque"—

No es que le molestara caminar con Hayden. De hecho, le encantaba pasar tiempo con él. Solo lo hacía para molestarlo un poco, sabiendo que él siempre se lo tomaba a bien.

De repente, Hiccup se paró en seco, y Astrid, distraída, terminó chocando contra su espalda.

—¡Ay! ¿Por qué te paras? ¡Espera! ¿Ya llegamos?— preguntó emocionada, saltando de un lado a otro como una niña pequeña.



Narra Astrid


—Tranquila, princesa. Aún no hemos llegado... pero voy a vendarte los ojos— dijo Hayden con una sonrisa que, en ese momento, no me hizo tanta gracia. 

Me quedé helada un segundo.

—Espera... ¿qué? ¿Puedes repetir eso, por favor?— pregunté, deseando no haber escuchado bien.

—Te vendaré los ojos— repitió con la misma tranquilidad, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Sabes que así empiezan la mayoría de los asesinatos, no?— intenté bromear, pero la risa que salió fue nerviosa, revelando lo que realmente pasaba por mi cabeza —Y luego te preguntas por qué tengo problemas de confianza...—

Hayden se limitó a sonreír, como siempre, ignorando mis palabras. Sacó una venda de su bolsillo trasero y dio un paso hacia mí. Instintivamente, retrocedí un poco, insegura.

—Trae aquí tu lindo trasero, Astrid— me dijo, sin dejar de sonreír.

—¿Cómo sabes que mi trasero es bonito si nunca lo has visto?— le solté, cruzando los brazos, intentando mantener el control de la situación.

—No hace falta verlo para saberlo— respondió con un toque de broma, tocando mi nariz suavemente.

Suspiré, resignada. Era imposible ganarle en estos pequeños juegos —Está bien, pero si algo sale mal, será tu culpa. Recuerda despedirte de mis padres— dije teatralmente, dejando caer un brazo sobre mis ojos mientras me recostaba en su pecho.

Ahogados en los recuerdos  |EN CURSO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora