{Cap 22} ~Novios~

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CAPÍTULO 22


Narra Hayden 

Miré profundamente sus ojos azul océano, acaricié su mejilla, que poco a poco se estaba poniendo roja.. Le sonreí, antes de inclinarme lentamente hacia ella.

Mi mano tenía un ligero temblor, y mi mente repetía la misma oración una y otra vez, "No lo hagas... no lo hagas... ".
Pero el sonido de mi corazón latía tan fuerte que no era capaz de concentrarme.
Parecía, no sé, como si todo fuera a explotar.

Tan jodidamente hermosa, pensé. No encontraba palabras. Tenía unos ojos azules que me empujan cada vez más y más, en realidad, estaba perdido en su mirada, me recuerda al profundo océano abierto.

Creo que el azul, es mi color favorito de ahora en adelante. 

Después de unos segundos que parecieron eternos, la distancia entre nosotros se desvaneció, y mis labios rozaron los suyos. En ese instante, fue como si el mundo entero se desintegrara a nuestro alrededor: todas las preocupaciones, los problemas y los miedos desaparecieron, dejándonos en una burbuja de pura sensación. Ella hizo que todo eso pareciera insignificante.

Fue solo un breve beso, casi un susurro, pero cargado de una calidez que nunca imaginé. Un beso tan inocente y, al mismo tiempo, tan íntimo, que sentí como si una corriente eléctrica nos envolviera.

Nuestros labios se movían con una delicadeza perfecta, mientras mis manos se posaban suavemente en su cintura. La acerqué más, profundizando el contacto, y el beso se volvió más intenso. Sentí sus manos acariciar la parte posterior de mi cuello, sus dedos jugueteando con las puntas de mi cabello.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras reía suavemente por las cosquillas que me hacía, hasta que, con un suspiro compartido, nos separamos.


Narro yo

La besó, y el mundo se detuvo. El beso fue lento, suave, envolvente, de esos que no necesitan palabras para expresar lo que ocurre en lo más profundo de su ser. La mano de Hayden, reposada bajo su oreja, acariciaba su mejilla con el pulgar, mientras sus respiraciones se entrelazaban en perfecta sincronía.

Ella, con delicadeza, deslizó los dedos por su espalda, acercándolo más, hasta que no quedó ni un resquicio entre ellos y pudo sentir el latido de su corazón contra su pecho.

De repente, la mano de Hayden se deslizó hasta su cadera, instalándose allí como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar, atrayéndola aún más. Astrid inhaló bruscamente, sintiendo la calidez de su pecho firme, tallado con una perfección que parecía irreal. "¿De verdad es así de perfecto?" se preguntaba mientras trataba de encontrar alguna falla en él.

Con la intención de empujarlo, Astrid extendió la mano, pero, en cambio, la dejó descansar sobre su pecho. Su respiración se aceleró, al igual que la de Hayden.

Él, con una ternura infinita, comenzó a besar su cuello, apenas rozándolo, como si cada beso fuera un susurro. Esa caricia etérea la hizo temblar sin control. Con su cabeza inclinada ligeramente hacia un lado, sus labios se aproximaron, lentamente, a los de él. Hayden, sorprendido, los encontró entreabiertos, como si el destino hubiera conspirado para ese momento. Sus respiraciones se fundieron, y el corazón de Hayden palpitó con fuerza.

Se separaron despacio, y él la miró a los ojos con una suave sonrisa.
Astrid se sonrojó al instante, pero no desvió la mirada. Sus ojos, azul y verde, se encontraron, desafiantes y cómplices a la vez. Ella, sonriendo tímidamente, ocultó su rostro tras la mano, mientras una risa ligera escapaba de sus labios.

Ahogados en los recuerdos  |EN CURSO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora