Capitulo 18

24 1 0
                                    



En la vida hemos presenciado actos de injusticia, donde el culpable sale ileso.



Cuando llegué a casa mi hermano estaba sentado en el mueble con la cabeza entre las manos y Natasha dormida a su lado. Estaba llorando. Me acerco sin hacer ruido pensando que quizá mamá lo castigó por mi culpa.

Yo no podía ni quería hablar estaba en shock todavía, lo que vi... Tendré pesadillas por siempre.

Cuando me siente levanta el rostro surcado de lágrimas y en su mirada puedo ver alivio, se levanta rápido y me abraza fuerte, sus lágrimas me empapan y me pongo a llorar con él, al sentirme en casa, segura en sus brazos entiendo que llegué viva a casa y que estoy bien.

— ¡No vuelvas a hacerme esto nunca! ¡Jamás saldrás de nuevo! ¡Te lo prohíbo! Casi muero de miedo porque no llegabas. Hace horas te fuiste Nashla, ¡horas! Yo pensé... Yo, yo. — sus ojitos llenos de lágrimas me conmueven y lo abrazo, quiero decirle miles de cosas pero no puedo. No me sale nada.

Le limpio las lágrimas y lo llevo a la mesa. Preparo nuestra merienda/cena mientras Nael despierta a Natasha.

Sirvo cuatro vasos de jugo y tres sándwiches. Natasha apenas me ve se me pega como chicle y no me queda de otra que alimentarla primero. Puedo sentir a Nael mirándome. No ha probado bocado.

— ¿Qué te pasó?— le escucho, pero le ignoro y sigo alimentando a la peque. — Pasó algo Nash, lo sé.— lo ignoro y me pongo a comer — Llegaste corriendo y por la puerta de atrás, temblabas cuando te abracé, ¿los viste no? Andaban ahí momentos antes de que llegaras. — le hago caritas a Tasha y le sigo ignorando— ¡RESPÓNDEME NASHLA!

Ambas pegamos un brinco cuando Nael alzó la voz, el nunca hace eso, nadie en esta casa la verdad, pero mucho menos él. Y menos a mí. Tasha lo mira; hace un puchero y se pone a llorar, yo la acurrucó y le digo que todo está bien, que no llore, que él sólo está jugando.

— Es sólo que me asusté mucho. Pensé que mamá y papá habían llegado, se me fue el tiempo y estaba muy asustada. Perdón, pero no tienes derecho a hablarme así. Sólo vi algo que no debía, me equivoqué al tardarme tanto. Perdón.

La situación en la que vivimos nos hizo madurar antes de tiempo, a crecer en ciertos sentidos. Mamá y papá han intentado que sigamos disfrutando la niñez, pero con responsabilidad y un poco más de madurez.

— Te pusiste a leer otra vez. Apuesto a que sí. Es que no entiendo Nash, en verdad que no. Prefieres ser castigada o que te pase algo sólo por leer un estúpido libro.

— ¡Mis libros no son estúpidos! ¡Tú lo eres!

— ¿Pero qué está pasando aquí? ¿Puedo saber?

— ¡Mamá!

— ¡Mami!

Todos corremos a ella y la abrazos despacio y todo lo que su abultado vientre nos deja. Tasha de inmediato se pone a aplaudir, y a contarle un millón de cosas a mamá en su idioma. Ella dice muchas palabras, pero el 60% no se entiende.

— ¿Qué comen mis amores? Perdonen la tardanza, la abuela ya está en casita, está mucho mejor. — mamá habla mientras va al comedor, al ver los vasos se detiene y con semblante serio y preocupado nos mira a ambos. — ¿Quién fue? — nos mira ambos y bajamos la cabeza callados. Es nuestro código, no perjudicamos al otro. Preferimos que nos castiguen a ambos y no delatar a nuestro hermano.

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora