Capitulo 43

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Realmente sigo con hambre por lo que continuo comiendo sin importarme nadie más. Estoy cansada, ahora me siento como que drenaron toda la energía de mi cuerpo, empujo el plato y pongo la cabeza sobre mis manos para ver si se me pasa la pereza y continuar trabajando.

—Gracias por venir, no quisimos despertarla pero tampoco puedo dejarla ahí por siempre, no tiene planes de despertar por lo que veo. —creo que es la voz de Jane.

—Está bien Jane, vamos a ver si no está en coma. —la burla en la voz de Keylan es notable. —Aysel... pequeña, ¿quieres que te lleve en brazos?

Niego, pero sigo sin moverme a pesar de que ya soy consciente de mi cuerpo entumecido. Sus risas provocan una pequeña sonrisa y decido que puedo seguir en mi cama, me estiro en la silla sin abrir completamente los ojos. Me pongo de pie y Keylan para una mano por mi cintura cuando me tambaleo.

—Vamos a casa dormilona. Vamos Jane, te acerco a la tuya —salimos de la empresa dejando a Jane cerrar y me subo al asiento de atrás acostándome en cuanto lo toco, en algún momento escucho a Jane despedirse y luego Sam diciendo que las prenatales me golpearon fuerte.

Abro los ojos y me siento, Sam y Keylan están en una puerta mirándome divertidos y Nael en la otra me extiende la mano, la tomo y una vez fuera me abrazo a él como un koala a su rama.

— ¿Estas segura que esto es normal? —pregunta dudoso Nael mientras camina conmigo a la habitación.

—Es el estrés, su cerebro está procesando mucho y trata de resguardarse durmiendo. Tiene que cenar Nael, no la lleves a la cama. —recrimina Samara.

— ¿No la está viendo? No es como que tenga ganas de sentarse a comer pasta.

—Si quiero pasta... —murmuro bajito, Nael me escucha y se ríe.

— ¿En la cama o en la mesa? —me susurra igual de bajito.

—Sofá, con Moana. —Hace un sonido de desaprobación —la película que quieras entonces, quiero despertar...

Y en verdad me cuesta salir del estado de duermevela.

Nael me deja en el sofá y Keylan se sienta a mi lado.

—Hola, bienvenida al mundo de los vivos... —se está divirtiendo a lo grande con mi situación.

—Jódete Morgan. —lo miro mal y me pongo de pie para ir al baño de la planta baja, que es el único baño común, cuando salgo todos están sentados esperándome, me inclino y doy un beso a mis chicas y me siento entre Demeter y Keylan, justo esta por empezar la película cuando Karlos entra apurado.

—Llegué, disculpen la demora —dice sacando unas cervezas de la bolsa que trae en manos. Dem me entrega un plato de pasta y sin mucha ceremonia le entro con gusto, es blanca, con mucho queso y trocitos de tocino, deliciosa. La termino al poco rato y me levanto para llevar el plato a la cocina, cosa que tratan de impedirme pero les aseguro que puedo, sintiéndome con un poco más de energía.

Pongo el plato en el fregadero y voy al refrigerador, tomo un poco de jugo de naranja y un tarro de helado de vainilla me saluda. Lo tomo. Voy por una taza y pongo un poco de helado en ella, tomo la nutella, unas galletas de chocolate y las agrego a mi helado, me siento en la barra de la cocina y estoy disfrutando de mi helado mientras lo unto pedacitos de pan con mantequilla que encontré en la barra. Estoy tan concentrada disfrutando mi helado con pan no noto lo que ocurre hasta que el flash me ciega. Nael sigue tomándome fotos mientras me pongo de pie y corro a él.

—Dame eso, Nael no puedes tomarme fotos así por así mientras me alimento. — Trato pero es imposible. No consigo alcanzar el celular.

Sin darle mucha importancia termino mi helado y subo a mi habitación necesitando darme un baño. Me sorprendo al notar que todo está como nuevo, el espejo está intacto, en vez de la silla de madera encuentro un sofá, me imagino que para evitar lo lance de nuevo, mis portarretratos y reloj fueron reemplazados, además hay un pequeño estéreo al lado de mi computadora.

Me desvisto y me detengo a mirarme frente al espejo, no noto nada más que mis senos ligeramente inflamados. Me pongo de costado y mi abdomen está más plano pero abajo debajo de mi ombligo se nota una pequeña inflamación. Más nada. Cosa que para mí es normal porque estoy pasada de libras.

Me pregunto cuánto tiempo más me habría tomado notar el embarazo. Porque de todas las cosas que pensé está definitivamente no estaba entre mis opciones.

Entro a la ducha y no puedo evitar recordar lo que paso con Keylan. Aún puedo sentir sus manos sobre mí. Mi piel se calienta y puedo sentir la excitación tomarme por sorpresa. Mis manos recorren mi cuerpo por si solas amasando mis pechos, provocándome pequeños escalofríos bajo una mano a mi entrepierna, nunca me he tocado sola pero sé cómo se hace, he leído muchos libros eróticos y Keylan me dio una demostración de cómo hacerlo, con timidez muevo mis dedos sobre ese punto sensible, conociéndolo, explorando con las presiones y velocidades. Pero media hora después estoy enojada y frustrada. Simplemente no llego, hasta me duelen las muñecas y nada.

Salgo de la ducha envuelta en la toalla más que dispuesta a preguntarles a las chicas, seguro ellas pueden decirme que estoy haciendo mal. Con eso en mente salgo de mi habitación toco la puerta de Sam y luego la de Demeter, pero no abren. Recuerdo un poco tarde que las dejé mirando una película... bajo los escalones para decirles que necesito ayuda. Porque de verdad la necesito. El calor en mi cuerpo no baja y la molestia entre mis piernas es insoportable, me late y provoca escalofríos.

Mi determinación se acaba cuando veo a Nael y a Karlos sentados allí también. Estoy en toalla y no es una emergencia, creo, seria bochornoso interrumpir su velada por cosas tan... banales. Me meteré bajo la ducha fría y seguro eso soluciona mi problema.

Cuando me giro para subir nuevamente los escalones choco con el cuerpo duro de Keylan, quien me sostiene cerca, su mano pasa de mi cintura a mi espalda y me estremezco mientras un suspiro sale de mi boca, su tacto solo empeora mi situación, es como si mis partes íntimas supieran que él pueden aliviar su tormento y quieren hacérmelo saber porque hasta mis pezones se endurecen.

— ¿Necesitas algo pequeña?

Niego, no puedo simplemente decirle que necesito tocarme y aliviar mis ganas y que no sé cómo hacerlo. Aunque el sí sabe cómo hacerlo, podría ayudarme incluso... ¿pero cómo le pides a un hombre como Keylan que te toque hasta apagar el fuego uterino que te consume? ¡Exacto! no lo haces, primero; si estoy necesitada pero no al nivel de rogar, no todavía y lo otro es que prefiero buscar videos que me enseñen a pedírselo. Quizá tome esa idea.

—Yo... Umm, ya me iba. —murmuro alejándome de su cuerpo mientras voy escalones arriba, su mano toma la mía impidiéndome seguir.

Me mira frunciendo el ceño.

—Tienes la piel caliente, ¿está enferma? —dice subiendo hasta llega a mi altura y poniendo su palma sobre mi frente yo siento mis mejillas arder y tengo que reprimir el impulso de gemir.

¿Pero qué es lo que me pasa hoy? Nunca había sentido estas cosas, no así de intensas, siempre he podido controlar mi cuerpo pero todo eso está nulo hoy.

Cierro los ojos tratando de controlar mi deseo pero su olor y cercanía no me lo ponen fácil.

—Creo tener una pequeña sospecha de que te pasa.

Abro los ojos aterrada de que me descubriera y hago lo mejor que puedo... huir.

—Buenas noches Morgan. —digo alejándome sin mirar atrás, entro a mi habitación sintiéndome ligeramente segura pero mis manos tiemblan y mis rodillas están flojas, me frustra no saber qué hacer con mi cuerpo.

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora