Capitulo 36

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—Claro, déjame buscar los regalos, mientras: ve dirigiéndote a ellos. —asegura mientras corre dentro de la casa haciéndole señas a Nael y Denali para que la ayuden. Me cerco al radio y bajo la música.

—¡Chicos! —grito llamando la atención de todos — ¿Como la están pasando? —gritos y vítores me dicen que bien —pues déjenme decirles que llego la hora de las sorpresas, pero sobre todo quiero aprovechar para felicitarles y agradecerles de igual forma por su gran colaboración. —Dem se pone a mi lado —Por eso tengo algunas sorpresas, regalos que serán dados al azar, así que cualquier queja hablen con la administración —todos se ríen —la primera sorpresa es... que el próximo fin de semana ¡nadie trabaja! —En vez de celebrar veo algunos rostros consternados y preocupados —me explico: los trabajos que había que entregar para el viernes, sábado o lunes serán entregados el jueves. Así que trabajen con ganas estos días. —ahora si lo aprobaron, me alegra saber que quieren trabajar.

Les hago la señal a las chicas y cada una con dos regalos en mano vamos entregando uno a los empleados y colaboradores.

La mayoría son sobres y una que otra caja, su contenido es variado, entradas al cine, reservaciones en restaurantes, cupones para tiendas, gift cards y entradas a varias atracciones turísticas. Las emociones en sus rostros son variadas, unos más felices que otros.

Dejándolos contentos me escabullo a mi habitación, escucho a Nael y Morgan discutir en la recamara del ultimo, pienso intervenir pero la voz de Rikan y Karlos me detiene, por lo que sigo mi camino, Tyra corre a mí con un globo más grande que ella en el hocico.

Vuelvo a quitarme la ropa mojada, seco el exceso de agua de mi cabello con una toalla y me envuelvo en otra, pongo toda la ropa mojada en la ventana y me pongo unos pantalones cortos holgados y una camiseta de Matt, hoy lo necesito, tenía semanas sin usar sus cosas pero hoy es diferente.

Escuchando a Tyra gruñirle al globo me quedo dormida en minutos.

Brazos calientes me rodean, y me hacen acurrucarme más a estos, disfrutando el calor que emanan, el único problema es que tratan de despertarme.

—Enana... vamos pequeña, debes comer algo y vuelves a dormir.

—Nael, no tengo hambre, tengo sueño, déjame dormir... —me quejo con la garganta seca.

—Tienes cinco horas durmiendo mujer, así que ven, necesito un rato de mi hermana... —el tono de su voz hace que salga de mi sueño y voltee a verlo. Lo encuentro cabizbajo, me siento en la cama y tomo su mano con la mía.

—¿Qué pasa superman? —digo con un tono cariñoso, preocupada por él.

—Eso quiero que me digas Aysel, porque no entiendo porque te alejas de todos, o porque están tan delgada y no te alimentas, me preocupa lo enferma que te ves enana y el ver que no estas intentado mejorar. Soy tu hermano Aysel y sin importar que esté contigo, sabes que puedes contar conmigo y decirme tus problemas. —niego pero el prosigue — siento que te alejas, que te me escapas de las manos y que no puedo recuperarte, y está bien que cambies pero no te alejes así. Por favor.

—Oh Nael —lo abrazo fuerte —lo siento tanto, no me di cuenta, no es eso lo, juro.

—Entonces ¿qué es Aysel? —dice alejándome para mirarme a los ojos.

—No sé, solo son muchas cosas nuevas y estoy algo abrumada, he estado algo delicada del estómago pero es todo. Lamento preocuparte tanto.

—Hagamos un trato... tú te alimentas y yo te llevo de paseo este fin de semana, tu y yo solos, tres días en auto, durmiendo donde nos coja la noche. ¿Qué te parece?

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora