Detrás de ti

Capitulo 42

Trato de recordar pero sé que no nos cuidamos, he estado muy triste o entretenida para notar que el periodo no me había llegado en cuatro malditos meses o todos los malditos síntomas haciéndome cambios le luces. Y yo con una venda en los ojos.

Matthew, me dejaste sola. Con tu hijo. Sin preguntarme siquiera, sin avisarme, no puedo. No puedo.

No.

La ira se apodera de mi cuerpo me levanto de la cama y tomo la silla tirándola contra el espejo del closet rompiéndolo, deshago la cama y tiro todo lo que encuentro, voy al baño y rompo lo que esté a mi alcance, gritando que no, diciéndole a Matt que lo odio, que él no tiene derecho a hacerme esto.

Manos detienen mis movimientos, Nael me abraza y me pide que me tranquilice que me estoy haciendo daño, me aferro a él rogándole que haga algo. Me toma en brazos y me lleva a su habitación, sentándome en la cama, Sam entra y me mira.

—Dime que es una broma por favor Samara, yo no puedo estar embarazada, ¡no quiero estarlo, no quiero! Matthew no está aquí, él se fue y me dejo. Sola y embarazada ¡maldita sea! no puedo con esto ¡no puedo Sam! —grito fuera de mí. Sam y Nael se miran preocupados, Sam me mira más seria.

—Escúchame Aysel esto es muy serio, tienes una criatura creciendo en tu interior, una criatura que es fruto del amor entre tú y Matt, entiendo que estas asustada, confundida y que no sabes que pasara. Pero esa criatura es inocente, no tiene culpa de lo que paso, solo es el resultado de las acciones de dos adultos, Matt no está, es verdad, pero estoy yo, esta Nael, Keylan, Demeter, la familia de Matt y podría mencionar varias personas más que están más que dispuestas a apoyarte. No te hemos dejado sola en ningún momento y menos vamos a hacerlo ahora. Vas a tranquilizarte y a pensar muy bien lo que harás de aquí en adelante. Estas en riesgo de aborto por todas las actividades que hiciste estos días, debes tener reposo. Y sé que es duro, pero piensa por un segundo que Matthew se hubiese vuelto loco de felicidad al igual que todos nosotros. —con eso sale de la habitación dejándome con la cabeza grande.

Busco la mirada de mi hermano, este se acerca me sienta en sus piernas, abrazándome.

—Aysel, enana yo sería el hombre más dichoso del mundo. Mi hermanita tendrá un bebé y yo solo puedo llorar pensando en tener una versión de ti en miniatura correteando por aquí. —sus sollozos provocan los míos. —es tu cuerpo y es tu decisión y te juro que por más que duela te apoyare en lo que decidas, pero solo te ruego que lo pienses por favor. No sabes el alivio que sentí cuando vi que era un bebé y no otra cosa. Nena casi caes del caballo a gran velocidad, luego te desmayaste en mis brazos. No imaginas la angustia que tenía de estar tan lejos de un hospital, esta fue la mejor noticia de todas. —sus ojos buscan los míos, el llanto desfigura su rostro haciéndolo ver vulnerable.

—Nael... yo no, no quiero deshacerme de él, es mi bebe, lo siento, lamento reaccionar así, es solo que yo tengo miedo, no podría abortar ni aunque quisiera, pero Matt me dejo cuando más lo necesito y...

—No lo necesitas Aysel —miro a la puerta al escuchar su voz, Keylan está de pie mirándome, sus ojos rojos me indican que también ha llorado —me tienes a mí, yo seré lo que quieras que sea en tu vida y en la de este bebé —dice poniéndose de rodillas frente a mí con una mano sobre mi vientre, Nael se tensa a mi lado —sabes lo que siento, y Matt me pidió cada vez que pudo que cuidara de ti, que te hiciera feliz y si tu así lo quieres así será, solo piénsalo, estoy más que dispuesto a ser tu compañero, tu amante, tu esposo, el padre de tus hijos o simplemente su maldito guardaespaldas.

—Morgan... —es una advertencia que le da Nael.

—No Nael, no pienso callarme más, ya se lo dije y es una decisión que solo nos concierne a ella y a mí. —Morgan se pone de pie enfrentando a Nael. —La amo, y tú más que nadie deberías entenderme hermano.