Capitulo 17

21 1 0
                                    


Con mi nuevo amigo en mano me acerco y golpeo fuerte en la espalda de Matt, cuando este se retuerce hago lo mismo con Keylan. Se siente bien.

— ¿Quieren golpearse? Bien... ¡yo los golpeare! —Vuelvo a hacerlo, golpeándolos aleatoriamente. Los escucho quejarse y se encogen de dolor, intentan apartarse y quitarme el palo con el que los golpeo pero no los dejo. Uno... dos... tres... siete... ocho... Voy a golpearlos de nuevo y siento unos brazos rodearme y mi nuevo mejor amigo siendo alejado de mí.

— ¡NO! Déjame golpearlos un poco más. Malditos neandertales. Si quieren golpes yo les doy. Estúpidos machistas ignorantes cavernícolas. — intento zafarme de los fuertes brazos que me sostienen tirando patadas.

Estoy muy enojada. Fuera de control. Iracunda como nunca había estado. Mucha adrenalina en mi cuerpo y ganas de golpear a esos dos hasta dejarlos vueltos puré de papá .

—Joder Aysel, te volviste loca. —Matt sisea adolorido, sosteniendo su brazo con mimo.

—Creo que me rompiste una costilla. Diablos. —un gemido de dolor acompaña las palabras de Keylan al intentar pararse.

—Si quieres me encargo de que esté realmente rota. —le digo a Morgan dedicándole mi mirada más mordaz. Matt se ríe y lo miro con los ojos achicados — Y la tuya también Matt, así me llamas loca por una razón. Idiotas. Eso es para que vuelvan a considerarlo antes de caerse a porrazos frente a mí. Ya puedes soltarme dulzura — digo con un tono de voz más gentil, mirando al chico que aún me tiene agarrada, creo que se llama Karlos. Pobre, lo puse a sudar. Titubea pero me suelta — me acerco a Matt y lo tomo por la oreja, lo mismo con Keylan y los arrastro a ambos dentro de la casa.

—Joder Aysel. Aysel suéltame. —Ignoro a Morgan y continúo arrastrándolos. Los siento en la mesa y los pongo uno al lado del otro. Están molidos. Se dieron buenos golpes. Pero más se notan los míos. Una ola de culpabilidad me invade pero la ignoro.

—Samara tráeme el botiquín y si en la cocina hay sal, limón o vinagre sería perfecto. Así les pica bastante y lo piensan bien antes de creerse boxeadores.

—Joder mujer. Me pones cuando te pones así... tendré que hacerte enojar más seguí... — solo mi mirada basto para hacerlo callar. Morgan pone los ojos en blanco mientras suelta un bufido.

—Los voy a curar, vamos a cenar, se darán un baño y me explicaran porque motivo, razón o circunstancia estaban dándose golpes como dos perros callejeros. Y más les vale decirme la verdad, porque mi nuevo mejor amigo "Kicker" está dispuesto a sacarle las palabras a palos.

—Te ayudo —Samara se sienta a mi lado con el botiquín y empieza a curarle las heridas a Matt mientras Morgan y yo nos desafiamos con la mirada. Su ojo izquierdo estaba empezando a inflamarse y a ponerse morado al igual que su pómulo, su labio estaba roto en dos partes en su frente tenía una pequeña cortada que al menos no era profunda, sus nudillos están muy lastimados y llenos de sangre. Su ropa estaba hecha un asco, llena de sangre, tierra y grama. Sin pedirle permiso tomé las tijeras y corté su polo, lo retiré de su bien fornido cuerpo dejando sus músculos al aire. Buen Jesús. Estos hombres van a acabar con mi lívido. Él se pone de pie sin tener que decírselo y en mi mente lamento por golpearlos tan fuerte, un gran moretón está presente en su costado derecho y se nota que debe doler como mil demonios, en su hombro tiene un arañazo que también se está poniendo violeta, al igual que en su espalda. Sé que yo provoqué esos golpes, pero ellos me provocaron a mí. Pongo ungüento en los golpes después de limpiarlos y un vendaje en su costilla. El arrepentimiento me invade cuando nuestras miradas se cruzan y la suya ya no es de enojo, más bien de arrepentimiento y dolor. Muerdo mi labio y él me envuelve en sus brazos. Escondo mi cabeza en un pecho, él pone su cabeza sobre la mía y susurra un "lo siento". Yo solo asiento y me alejo de él. Miro a Matt y este hace un mohín mientras me tiene la mano. Sus nudillos no están mejores que los de Morgan. Me acerco y lo hago ponerse de pie.

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora