Capítulo 27

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- Repasemos de nuevo- dije a Jack- ¿Cámaras?

- Una por fuera, 8 por dentro.

- ¿Guardias?

- 2 afuera, varios dentro pero nos encargaremos.

- Bien. ¿Rodríguez?

- Sigue de viaje, no sabemos exactamente cuando volverá pero seguro esta noche no.

- Correcto, ¿estás seguro de la información?

- Más que seguro- afirmó.

- Bien. Will- nombre.

- Con el blanco asegurado- dijo con un arma que contenía unos dardos tranquilizantes.

- ¿Listo?... Ahora- mandé. Will disparó los dardos a los dos guardias que se encontraban cuidando el portón de la mansión de Rodríguez, haciendo que cayeran como piedras.

- Nash, Gilinsky -les hice una seña con la cabeza para que me siguieran.

Caminamos cautelosamente hacia la casa, agarramos a los guardias por los pies y los jalamos hacia una barda cercana que nos daba oscuridad suficiente.

- Me veo bien- Gilinsky se arregló el cabello frente a una ventana.

- Yo me veo mal- Nash jaló el uniforme que le había quitado al guardia más gordo.

- Tu trasero se ve bien- Gilinsky le guiño el ojo, Nash rió y yo puse los ojos en blanco, me agaché hacia los guardias encontrando unas armas, me puse una en la parte trasera del pantalón.

- No es tiempo para coquetear, vamos- me levanté y caminé siendo seguido por Louis y Nash. Ellos se harían pasar por los guardias, se habían puesto los uniformes de ellos. Los guardias no despertarían hasta dentro de unas horas así que no corriamos peligro.

Al llegar al portón, agarré un palo grueso de madera que se encontraba cerca y tratando de que no me grabara, golpeé la cámara haciendola añicos y así no nos grabarían mas.

- Jack ¿Listo?- le hablé por walkie talkie.

- Seguro- me contestó- 3.. 2.. 1..- contó hasta llegar al uno y de repente se fué la luz. Como lo habíamos planeado, un apagón. Así las cámaras que se encontraban dentro no nos grabarían.

- Bien hecho- le dije por walkie talkie- Will, vigila el área. Si hay algún problema no dudes en avisarme.

- Entendido- contestó.

Asentí hacia Nash y Louis, quienes me asintieron de regreso y me abrieron el portón con las llaves que les quitaron a los guardias. Aprovechando el apagón, cautelosamente caminé por las sombras del patio delantero para que los guardias y personas que estuvieran dentro de la mansión no me vieran, ya que sin luz ellos están mas alerta.

_________

Me encontraba en posición fetal en una esquina de la habitación, no había comido en todo el día y no planeaba hacerlo. Lo único que hacía era llorar, mis ojos ya no producían mas de ese líquido salado ya que había llorando demasiado, desde la tarde. Y es que el estúpido huesudo hace unas horas había tratado de propasarse conmigo, aún sentía sus esquelética manos por mi cintura. Me sentía sucia, me daba asco yo misma de tan solo recordar que ese sin vergüenza me toco. Por suerte llegó Jaeden al rescate, cada vez me caía mejor y me aseguraba más de que él no era un tipo malo.

La luz se fué hace unos minutos y eso aumentó mi soledad. Me sentía.. sola.. vacía. La puerta de la habitación se abrió, me alumbraron la cara con una linterna a lo que yo tuve que entrecerrar los ojos, pude notar que era un guardia.

- ¡Ella sigue aquí!- gritó, cerrando la puerta. Quedando sola de nuevo.

La puerta se volvió a abrir y se cerró. Mis nervios se pusieron de punta y mis sentidos alerta, de tan solo pensar que era ese tipo de nuevo aprovechando la oportunida de "no hay luz" simplemente me daban ganas de vomitar. Sus pasos eran cautelosos, cada vez lo sentía más y más cerca, era claro que sabía cual era su objetivo. Lo sentí estar a mi altura y poner ambas manos en cada uno de mis brazos.

- ¡Sueltame estúpido!- grité. Tapó mi boca con una de sus manos, mis mejillas volvieron a empaparse de lágrimas y yo que pensé que me había secado.

- Tranquila- susurró. Liberó su palma de mis labios, esa voz era ronca y varonil.. Esperen.

- ¿N-Noah?- susurré.

- Si mi ángel, soy yo- susurró cerca de mi rostro.

- Oh, Noah- sollocé y a tientas lo abracé al rededor de su cintura.

- Si, soy yo. Tranquila, ya estoy aquí- me devolvió el abrazo con su barbilla sobre mi cabeza

- Pe-pero- sorbí por la naríz- ¿Cómo me encontraste?

- Con mucha investigación sin descanso, ángel- besó la parte superior de mi cabeza, lo abracé con todas mis fuerzas.

- Sabía que vendrías- aspiré el olor de su camisa. Olía a chocolate y tierra.. como bosque. Era el olor mas exquisito que había olido jamás.

- Te dije que nadie te tocaría un solo pelo mientras yo estuviera aqui, y si se atrevían esto se pondría feo-me separé de él.

- No te hicieron nada, ¿cierto?- puso sus palmas en mis mejillas y yo sólo negué la cabeza en la oscuridad.

- Más les vale- susurró. Sentí su respiración chocando con mi rostro para juntar nuestros labios en un dulce beso lleno de todos los sentimientos posibles. Se separó de mí.

- Vamos- a tientas buscó mis manos y se levantó, haciéndome levantar tambien- No hables- susurró.

Abrió la puerta de la habitación y la cerró. Me llevó por una clase de pasillo y bajamos algunas escaleras, llegamos a un lugar espacioso. Yo no sabía donde estabamos pero al parecer él si.

- ¡Ya encontré el problema!- Se escuchó un grito a lo lejos y de repente regresó la luz.

Me quedé estática, nos encontrabamos en el living a pocos metros de mi libertad. Pero sentía que todo estaba perdido, apreté la mano de Noah y tragué saliva.

- Jaeden- susurré. Casi sin voz.

Mi chico malo (Noah Schnapp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora