capítulo 66

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Se podía escuchar como las sirenas de la policía se acercaba cada vez más, junto con ellos se percibía una ambulancia. Después de que Paul cayera de la inmensa roca cuesta abajo, decidieron llamar a la policía, así que aquí nos encontramos, en la orilla de la carretera sentados en la tierra esperando a que llegue finalmente la policía. Noah me rodea con ambos brazos desde la espalda hasta la cintura, mientras me encuentro entre sus piernas, recargando mi cabeza en su hombro izquierdo. Todos nos levantamos al ver que la policía había estacionado y bajaba de sus respectivos autos, incluyendo la ambulancia.

— Buenas noches, Soy el oficial Mendoza ¿ustedes fueron los que llamaron?— preguntó el policía más robusto, mientras varios policías iban a investigar en los alrededores.

— Si, sucedió.. un accidente— contestó Jaeden rascándose la nuca.

— Bien, cuéntenos todo.

Nos miró a todos y al llegar la vista a Noah y a mí, se sorprendió un poco.

— Schnapp, hace mucho que no sabía de ti, me sorprende.

— He estado tranquilo un tiempo— dijo encogiéndose de hombros.

— ¿Se conocen?— preguntó William confundido.

— Si, antes de conocerlos visitaba con frecuencia la correccional.

— Era un peligro— dijo sonriendo el policía.

— ¿Ya descubriste lo que sucedió?— preguntó otro policía llegando a nuestro lado.

— Apenas lo descubriremos— nos voltearon a ver a todos.

— ¡_________! - gritaron - Déjame pasar, ella es mi sobrina!

Busqué con la mirada, y efectivamente era mi tía.

— ¡A un lado!— golpeó al policía con el codo y corrió hacia mí.

— ¡Tía!— corrí lo que quedaba y la abracé.

No me dí cuenta, pero mientras la abrazaba noté como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Me encontraba temblando, ese hombre me había dado un susto de muerte, por su parte ella se encontraba en silencio mientras acariciaba mi cabello. Con ella me sentía protegida, ella era parte de mi vida, mi segunda madre cuando más lo necesité.

— ¿Estás bien?— preguntó mientras nos separávamos, mi rostro entre las palmas de sus manos mientras en sus ojos reflejaba preocupación.

— Estoy bien, tuve mucha suerte— suspiré mientras limpiaba las lágrimas de mi rostro.

— ¿Qué fue lo que pasó?— preguntó algo desesperada mientras sus manos dejaban mi rostro y tomaban mis manos.

— Es una larga historia..

— Soy toda oídos.

— ¿No importa cuánto duela?

— ¿Porqué habría de doler? Vamos, no le des más vueltas y dímelo.

Suspiré.

Conforme le contaba la historia de principio a fin, mi tía apretaba cada vez más sus manos a las mías. Sus ojos se tornaban de color rojo y parpadeaba de vez en cuando para no dejar caer ninguna lágrima. Llegué a la parte en la que Noah trató de salvar a Paul, mi tía apretó los labios y dejó escapar un sollozo. Terminé el relato y ella agachó la mirada mientras seguíamos tomadas de las manos.

— Yo..— comenzó a decir— lo siento tanto.

Se le escapó la primera lágrima.

— No tienes porque...

Mi chico malo (Noah Schnapp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora