capítulo 45

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Él se acercaba lentamente hacia mí, mientras lo hacía yo lo miraba perpleja-si esto era un error que me condenen- y de repente paró a escazos centímetros de mi rostro, sonrió de lado.

- Vamos -susurró mientras tomaba mi mano y se daba la media vuelta alándome mientras caminaba.

¿Qué? ¿Porqué no me besaste? Cruel. Nos sentamos en el mantel de cuadros escoceses uno a lado del otro.

- Tal vez no sea lo más romántico pero es un detalle ¿no?

Me miró.

- Es lo más hermoso que alguien ha hecho por mí -le dí una de mis mas sinceras sonrisas, él solo me miró con los ojos bien abiertos.

- ¿Nunca nadie te ha.. hecho--nada así?

- Nop -hizo una mueca.

- Pero me alegra que hayas sido el primero que lo hizo -Su mueca se convirtió en sonrisa pura.

Sonreí.

- Bueno te traje aquí por dos sencillas razones- alcé las cejas para que prosiguiera- uno, por tu cumpleaños y dos... Quería-quería hablar -desvió la mirada.

- ¿Sobre?

- Nosotros.

- ¿Nosotros? -le pregunté confundida, me volteó a ver.

- Sí, nosotros.

- Pero nunca hubo un nosotros- hice comillas con los dedos en la palabra "nosotros"

Él cerró los ojos por unos segundos como si le doliera, cuando los abrió pude percibir la intensidad que representaban estos y habló.

- Pero podría haber un nosotros - hizo comillas en la última palabra como lo hice yo.

- ¿Te refieres a tí y--y a mí?- tartamudee.

- Exactamente -me miro fijamente.

- Pero primero hay que arreglar las cosas -prosiguió.

- ¿Qué cosas?

- Las que dejamos pendientes hace meses, no podemos actuar como si nada... Tal vez tú si pero yo simplemente no.

- Bien, hablemos.

- De acuerdo -pensó varios segundos-¿Porqué te molestaste cuando te dije lo de sobre tu mamá?

- Bueno.. tal vez estaba sensible.

Me dió una mirada que me decía que esperaba mas.

- Y -proseguí- que digan que tu madre muerta te salvó la vida te hace pensar.

- ¿Pensar qué? No lo entiendo - ¿Qué parte no entiendes?

- Pensar en que si la persona que--que---tragué saliva- que te gusta y que quieres mucho -dije en un susurro y las palabras juntas- te esté tomando el pelo y se este burlando de tí.

Su mirada se suavizó.

- Yo no me estaba burlando de tí, ángel. Solo decía lo que ví.

- ¿Y cómo saberlo?

- Muy en el fondo sabrías que es verdad -susurró.

Nos mantuvimos en silencio unos minutos.

- Tienes razón -susurré. A él me pareció que le sorprendió lo que dije.

- ¿En serio?

- Si, yo-yo te creo -lo miré y me dió una sonrisa encantadora, literal.

Él iba a hablar y lo detuve.

- Me toca preguntar a mí -asintió.

Bien. Inhala, exhala. No será tan difícil -¿Porqué te fuiste?- le pregunté sin rodeos.

- Bueno, con mis estudios iba mal y tenía que estudiar bien sin distracciones... Esas distracciones eran Rodríguez, que terminé por... terminarlo -miró a la nada y se rió- La otra distracción era que no podía dejar de pensar que ese hijo de perra te secuestró y la tercera distracción eras tú. Contigo cerca no podía analizar las cosas, aparte tenía que alejarme de toda la mierda, salirme de todo.

- ¿Y a qué conclusión llegaste?

- Llegué a la conclusión de que por más que intente... Algo me decía que mi lugar era aquí, en Los Angeles. Contigo.

- ¿Y Alexandra? -sé que dirán deja de estarle moviendo a eso, sigue. Pero tengo que saber que es ella para él.

- Ya te lo he dicho y lo vuelvo a repetir.. Ella no es nada para mí - remarcó la palabra "nada"

- ¿Seguro?

- Muy seguro.

Solo asentí y no pude reprimir la sonrisa que quería asomarse por mi rostro.

- Ahora me toca a mí... ¿Qué tienes con ese chico Wesley?

- Nada -rodé los ojos.

- Eso no es lo que vi hoy.

- ¿Ahora no puedo tener amigos?

- Sí, sí puedes. Pero él no.

- ¿Porqué?

- ¡Se ve a leguas que le gustas!

- ¡Claro que no! - le respondí de la misma manera.

Se restregó las palmas de las manos en el rostro y me miró.

- No haremos de esto una pelea.

- Pues tú empiezas -me crucé de brazos.

- Ay no, ¿ya te enojaste?

- No.

- ¿No?

- No.

- ¿Segura?

- ¡Si, muy segura!

- Bien.

Y lo siguiente fué yo en la arena mientras Noah me hacía cosquillas. Se encontraba con ambas piernas a mis costados y sus dedos en mis costillas, yo trataba de mover las piernas pero me tenía inmobilizada. Gritaba y reía mientras Noah soltaba una que otra risita.

- ¡Ya basta! Si, estoy enojada -Los cachetes me dolían de la sonrisa que tenía.

- Eso dime, se sincera -dejó de hacerme cosquillas y pude respirar con tranquilidad.

- Creo que ya aprendí la lección - suspiré.

Y hasta este punto era una extraña para mí misma. Miré sus ojos que se encontraban tan cerca de mí y de ahí pasé mi mirada a sus labios, lo agarré de la camisa y lo jalé hacia mí atrapando sus labios. Él puso ambas manos en cada lado de mi cabeza mientras se acoplaba al beso, inclinó su cabeza y sin previo aviso introdujo su lengua en mi cavidad bucal, yo hice lo mismo con la mía y así comenzamos una batalla de lenguas. Nos separamos por unos diminutos segundos para volver a juntar nuestras bocas en un salvaje beso que cada vez se hacía más intenso, sentí su mano ir desde mi cintura, bajar hasta mi cadera y terminar en mis piernas descubiertas. Yo empecé por despeinarlo y atraerlo más hacia mí, levanté la cadera y sentí como su "amiguito" iba creciendo. Solté un gemido y el se separó sin previo aviso dejandome intrigada y con ganas de más.

- ¿Qué paso? -pregunté con la respiración agitada.

- Aquí no podemos hacer eso -me respondió de la misma manera.

- ¿Porqué no?

- Simplemente no, no es el momento ni el lugar.

- Pero es un lugar hermoso.

- Pero te mereces algo mejor.

Y con eso me calló. Le dí una pequeña sonrisa que el me devolvió, miré sus labios y ví que estaban rojos. Se veía tan sexy con los labios hinchados y rojos, bueno, ¿Con qué no se ve sexy este hombre? Volví la mirada a sus ojos y él los cerró juntando nuestras frentes segundos después.

Mi chico malo (Noah Schnapp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora