capítulo 44

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El único ruido que había era como corría el agua por la hermosa fuente que adornaba el patio y como los grillos cantaban en aquella cálida noche. Sus ojos color miel brillaban a la luz de la luna mientras una tierna sonrisa adornaba su hermoso rostro. Una sonrisa que jamás había visto.

Sus manos descansaban al rededor de mi cintura haciendo que nuestros cuerpos fueran uno solo y mis brazos rodeaban su cuello.

- ¿Qué te pareció mi regalo? -preguntó en aquel cómodo silencio.

- No tengo palabras -cerré los ojos.

- ¿En un sola?- los abrí.

- Hermoso.

Sonrió.

- Sé que sonaré cursi pero yo mismo la escribí.

- ¿En serio? -no pude evitar mirarlo con adoración.

- Muy en serio -asintió.

- Eres tan adorable.

Pellizqué su mejilla derecha con mis dedos índice y pulgar moviendolo ligeramente, él hizo una mueca graciosa entrecerrando su ojo izquierdo logrando que se arrugara ligeramente la esquina.

- No soy adorable - lo solté.

Rió.

- Claro que lo eres, no sabía que escribías canciones y aparte tienes una hermosa voz -sonrió.

- Mi voz no es tan hermosa -miró hacía otro lado.

- Estas jugando -reí ligeramente y me volteo a ver.

- Solo...- se encogió de hombros.

- No seas tímido, cantas mejor que yo. Yo parezco morsa dando a luz o algo por el estilo.

Soltó una gran carcajada.

- De donde sacas tantas incoherencias -su cara se tornó seria- Tu voz es una hermosa melodía que encaja perfectamente con tu rostro esculpido por ángeles -susurró- mi ángel.

No pude evitar sonrojarme. ¿Cómo puede un hombre ser un tiempo temible y al otro ser lo más hermoso del planeta?

- Gracias -le sonreí.

- No tienes por que agradecer -me dió una sonrisa burlona, una de sus sonrisas burlonas.

Y de repente el tiempo se detuvo. Los grillos callaron y la luz de la luna se hizo más intensa. O tal vez fué que sus ojos brillaron con mucha más luz. Y comencé a pensar sobre nosotros. ¿Qué somos? ¿Amigos con derechos? Por que es obvio que novios no somos y los amigos no estan en... situaciones como en la que estamos ahora.

De algo estoy segura, yo no puedo vivir sin él. No puedo vivir sin su actitud, o sus ojos, o su hermosa voz, sus diferentes sonrisas que cada una tiene una distinta forma de hacerme desfallecer. Simplemente no puedo vivir sin él por que...

- ¿En qué tanto piensas? -su voz hizo que saliera de mi trance.

- En todo.

- ¿Y qué es todo? -ladeó su cabeza de manera adorable.

- Tú.

Me miró atónito. ¿Habré hecho mal en decir eso? Enmarcó mi rostro con ambas manos y acercó su rostro al mio sintiendo su cálido aliento, haciendo que éstos chocaran fundiendose en un beso. Un beso lleno de promesas.

Ladeó la cabeza haciendo que nuestro beso se tornara más profundo. Yo enroscaba mis dedos en el vello de su nuca mientras él hacía pequeños y suaves círculos en mi cintura.

Mi chico malo (Noah Schnapp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora