capítulo 30

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Noah's POV.

Sentía que mi cabeza daba vueltas y los parpados me pesaban, por un momento pensé que andaba con resaca. Que la noche anterior había ido a algún bar de mal augurio y me había hechado a alguna puta, pero los recuerdos me empezaron a golpear rápidamente y abrí los ojos de golpe.

Me encontraba en alguna enfermería, era un cuarto blanco, era obvio que seguía en el hospital. Me senté sobre la camilla y toqué mi cabeza, tenía una benda en ella, me levanté y caminé hacia un espejo. Traía un pantalón de mezclilla y una camisa blanca de cuello V, no me habían puesto una bata blanca de milagro, pude notar que mi camisa aún tenía manchas de la sangre de ________... No puede ser ¡_________!

Corrí hacia la puerta y salí de la habitación como si algún asesino serial me estuviera persiguiendo, fuí a la recepción del hospital que se encontraba a unos pasos de mí.

- Hola, disculpa.. -hablé.

- Espera -levantó un dedo un recepcionista gay -no te creo, ¿enserio? -habló con una fastidiosa voz, no tengo nada encontra de ellos pero odio cuando su voz la hacen aguda -Olivia estará DI-VI-NA con el vestido nuevo -escuchó- aja, lo sé--agarré el telefono completo y lo aventé a varios metros de nosotros desconectandolo y causando un estrenduoso ruido.

- Oye, que te pasa animal.. estaba hablando por--puse mis manos agresivamente sobre la recepción haciendo que el tipo se sobre saltara.

- Atiéndeme o te juro que te rompo el cuello -le dije amenazadoramente, él tembló lo que me hizo sonreir de lado.

- A mi jefe no le gustará que le teléfono no este en su lugar -habló con cierto temor.

- Pues a tu jefe no le gustará que su recepcionista estrella no tenga bolas y ya no lo pueda complacer sexualmente -hice un puchero burlón con mi labio inferior.

- De.. de acuero-- ¿Qué necesita?- tartamudeo.

- Necesito saber acerca de la paciente _________ Cyrus

- E--eso es confi--fidencial.. no puedo decirselo

- ¿Acaso escuché bien, Pedazo de mierda?

- Quize decir.. eh--eeeh-- revisó la computadora- Ella acaba de salir de la sala de urgencias hace 8 horas y lamentablemente falleció.

- ¡¿QUÉ?!

* 8 HORAS ANTES*

____________

Abrí los ojos y visualizé a muchos médicos a mi alrededor, lo más curioso es que no sentía ningun temor. Tenía un aura de paz, la verdad es que no me dolía nada tanto sentimental como físicamente. Me levanté de la camilla en la que me encontraba recostada, pero los doctores ni se imnutaron, ellos siguieron con su labor. Volteé y me ví a mi misma tratando de ser revivida con electrochoques. Enfrente de mí ví una luz, caminé hacia ella y la atravesé.

Llegué a un lugar demasiado hermoso, parecía de fantasía. Habían muchas flores de diferentes tamaños y colores, todas eran diferentes unas más exóticas que las otras. Habían muchos animales como si fuera un bosque. Habían ciervos, ovejas, mariposas y pájaros que cantaban melódicamente en éste día tan hermosamente soleado. A lo lejos ví a una mujer de espaldas sentada en una banca color grisaseo de mármol. Me acerque a ella y la rodee hasta quedar frente a frente.

- Hola, mi ángel -Me dió una deslumbrante sonrisa, tal como la recordaba.

- ¿Ma-mamá? -los ojos se me llenaron de ese líquido salado amenazando con salir.

- Si mi amor, soy yo -se levantó de la banca y abrió sus brazos en mi dirección, yo sin dudarlo me abalancé sobre ella.

- No lo puedo creer, ¿es ésto real?

- Claro, hija. Esto es real -me separé de ella sin romper el abrazo.

- Éste lugar es hermoso.

- He estado aqui durante años y nunca me canso de ello.

- Me imagino..

- ¿Quieres sentarte?-preguntó.

- Claro -acepté gustosa, nos separamos y nos sentamos en la banca de mármol.

- ¿Qué haces por aquí?

- Nada, solo disfruto de la vista, colecciono flores y acaricio algunos animales -respondió- Además puedo vigilar a todos los que conosco en la tierra.

- ¿Enserio? -murmuré asombrada.

- Muy enserio.

- Este lugar es increíble -la abracé de nuevo, ella me devolvió el abrazo. Sentía el amor de una madre, el que me hizo falta por tanto tiempo. Tenía el de mi tía pero nada se compara como el amor verdadero de una madre.

- Estás aquí -susurré sin creerlo todavía, mientras las lagrimas caían por mis mejillas.

- No, tú estas aquí. Te estaba esperando -sentí una media sonrisa sobre mi cabello.

- ¿Qué quieres decir? -me separé de ella.

- Hija, tu lugar es aquí.

- Pe--pero -tartamudee-!¿y mi lugar en la tierra?

- Una vez que atraviesas la luz pierdes tu lugar allá.

- ¿Qué? pero.. no puedo -suspiré.

- ¿Qué no quieres estar conmigo? -el brillo de emoción de sus ojos desapareció dando paso a uno desilucionado.

- Claro que quiero. De hecho he estado esperando este momento desde hace años, pero--me interrumpí a mi misma.

- Pero..

- Pero mi vida esta allá en la tierra -bajé la mirada.

- No hay problema mi ángel -limpió las lagrimas de mis mejillas y levantó mi barbilla con su dedo índice- Ve hacia la luz antes de que desaparezca.

- ¿Estarás bien?

- Esto es el cielo, literalmente. Anda, vete antes de que pierdas tu oportunidad.

- ¿No hay problema?

- Enserio que no hay problema. Regresa con todos en la tierra, te seguiré esperando por un tiempo mas- me abrazó y yo se lo devolví más fuerte.

- Haz crecido tanto -Sonrió.

- Y tú sigues siendo la misma -Le sonreí de vuelta.

- Que bueno escuchar eso -Se separó de mí -mándale saludos a mi hermana de mi parte, dile que la extraño y que ha hecho un buen trabajo contigo -me dió un beso en la frente, esta era la despedida.

Le sonreí- lo haré -dí varios pasos hacia atrás, me dí media vuelta y caminé hasta la mancha de luz que quedaba. Voltee la cabeza hacia la dirección de mi madre.

- Te amo.

- Tambien te amo, mi amor- me dió una cálida sonrisa- y dile a Noah que no se asuste.

- ¿Qué? -pregunté confundida ¿cómo sabía sobre Noah?, ella dió una ligera risa.

- Ya entenderás -me sonrió e hizo un gesto con su barbilla en dirección hacia la luz que se encontraba enfrente de mí, le devolví la sonrisa y la atravesé.

Llegué de nuevo a la sala de urgencias en donde mi cuerpo seguía sin vida, la luz desapareció.

- La perdimos -musitó el doctor desilucionado y rendido, colocó ambas manos en la camilla donde se encontraba mi cuerpo y bajo la cabeza, es obvio que es una derrota para el médico cuando un paciente se te va de las manos.

La máquina marcaba que en mi cuerpo ya no habían signos vitales. Caminé hacia la camilla donde reposaba mi cuerpo, subí en ella y me acosté sobre mi cuerpo, el cual absorbio mi alma. De repente perdía la consciencia y empezaba a sentir dolor entre mi abdomen y mi pecho.

- La paciente muestra signos vitales -informó la enfermera una vez que la máquina comenzó a sonar de nuevo.

- ¿Qué? -murmuró el doctor con asombro- Colóquenle la máscara de oxígeno -ordenó.

- Es un milagro -murmuró otra enfermera contemplando el pequeño y asombroso acto, el doctor solo dió una sonrisa y un asentimiento de cabeza.

Mi chico malo (Noah Schnapp y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora