XVII

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Miro con satisfacción la hoja con mis calificaciones de la primera mitad del semestre. Parece que no importó el que haya iniciado semanas después que mis compañeros, mi promedio es uno de los más altos del salón.

Las clases han terminado, así que me preparo para reunirme con Baker en el estacionamiento después de haberme despedido de mis amigas.

—Escuché lo de tus calificaciones. Felicidades —dice con una sonrisa mientras extiende un pequeño ramo de tulipanes en mi dirección.

—¿Me compraste flores sólo porque tuve buenas notas? —cuestiono tras aceptar su regalo.

Él inclina la cabeza hacia la izquierda antes de responder—: Te las compré porque quise, pero creí que sería una buena excusa.

—¿Cómo es que tienes tanto tiempo libre mientras yo sigo atrapada en un salón de clases?

—Aún eres pequeña. —Sacude ligeramente mi cabello con su mano sobre mi cabeza—. Sólo me queda un año, prácticas y podré decir adiós a la universidad.

—¿Debería envidiarte?

Zacky se encoge de hombros—. No, pero sí deberías aprovechar el tiempo que te queda como estudiante.

Asiento con la cabeza. Estoy de acuerdo con lo que ha dicho. Aunque a veces me gustaría salir de aquí, sé que el ambiente laboral será mucho más exigente.

Subo a la camioneta cuidando que mis flores no se maltraten en lo absoluto.
Espero a que él termine de abrocharse el cinturón para continuar la sesión de preguntas—. ¿Qué haremos hoy?

Él pone los ojos en blanco. Siempre olvido que Baker no suele decirme los planes que tiene. Esto me molesta un poco. La incertidumbre de lo que haremos me pone algo incómoda. Sin embargo, a estas alturas confío en que Zacky tiene planeado algo lindo para la tarde.

Me sorprende un poco que se estacione frente a su casa.
—¿Me darás otro regalo por mi buen desempeño académico? —Digo sin pensarlo, arrepintiéndome de inmediato del comentario fuera de lugar.

Afortunadamente, mi acompañante toma mis palabras por lo que son: una broma.
Su risa no tarda en inundar el ambiente, dibujando una ligera sonrisa en mi rostro que reemplaza el pánico.

—¿Cómo pasaste de ser una chica que sólo quería joyería a una que pide a gritos tener sexo conmigo? —Arquea una ceja, aminorando la distancia entre nosotros.

—No lo pedí a gritos —replico, liberándome lo más rápido posible del cinturón de seguridad y bajando del vehículo antes de que pueda volver a meter la pata.

Él no insiste. Simplemente lidera el camino hacia el interior de la casa en silencio.

—Ponte cómoda —dice, señalando hacia el comedor como una invitación para sentarme a la mesa.

Hago lo que pide y espero con paciencia a que regrese de la cocina.

—Tuve que preparar la comida temprano, así que tal vez no sepa tan bien como si estuviera recién hecha —informa mientras coloca un plato con lasaña frente a mí y uno más frente a la silla que pronto ocupa.

No ha pasado ni un día desde que alardeó respecto a sus habilidades para cocinar. Me pregunto si esto únicamente lo hace por pena por lo que sucedió anoche o si en realidad se preocupa por hacerme feliz.

—Gracias.

Acepto los cubiertos que ofrece, pero no comienzo a comer hasta que él ha terminado de servir dos copas de vino tinto. Espero hasta que él se siente junto a mí para probar el primer bocado.

—Creo que me ha quedado mejor que la del restaurante, ¿qué opinas?

Lo miro con curiosidad. Honestamente, está muy rica. Sin embargo, Zacky debe tener a cientos de chefs profesionales a su disposición, así que no dudaría que haya contratado alguno para intentar impresionarme.

—Jura que la hiciste con tus propias manos.

Él me mira a los ojos y, colocando su mano sobre la mía, promete—: Hice mi mayor esfuerzo para que quedara bien. Si no te gusta puedes decirme, fingiré que no me importa tu opinión.

Sonrío ante su respuesta—. Está deliciosa, muchas gracias por tomarte el tiempo de prepararla.

Su preocupación no tarda en convertirse en alegría. Me gusta mucho verlo de esa forma, así que me tomo un tiempo para admirar su expresión antes de seguir con la comida.

—No tienes por qué agradecer, linda. Me encargaré de que seas feliz —se detiene abruptamente, pensando mejor en sus próximas palabras—, al menos por esta tarde. Por cierto, le dije a tus padres que te quedarías conmigo hoy.

—¡¿Qué?!

—Tranquila. —Toma un sorbo de vino antes de continuar—. Hay habitaciones de sobra, no tenemos que dormir juntos. Aunque podríamos hacerlo, si quieres.

Le doy un ligero golpe con la parte externa de mi mano. Sus insinuaciones siempre me han puesto nerviosa. Afortunadamente, parece que ahora puedo controlar un poco más las emociones que Zacky despierta en mí.

—Ni lo sueñes.

Soulmate | Zacky V ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora