Soulmate | Zacky V ✔️

VI

Bajo las escaleras de mi casa con rapidez. Como Astrid lo predijo, se me hizo algo tarde para ir al colegio.

Aunque tengo prisa, me quedo parada al pie de la escalera en cuanto veo a Zacky sentado a la mesa del comedor.

—¿Qué haces aquí?

—Oh, hola hermosa —saluda con una sonrisa—. Vine a llevarte a la universidad.

Camino hacia la cocina en busca de mi mamá y de mi hermana.
—¿Cómo entraste? —pregunto al ver que estamos solos.

—Tu mamá me recibió pero justo acaba de irse junto con Audrey —responde, siguiéndome los pasos de cerca.

Pongo los ojos en blanco—. ¿Y qué demonios es eso? —Tomo entre mis dedos el moño rojo que resalta en su vestimenta formal.

—Las primeras impresiones son muy importantes.

Bufo—. No necesitas vestirte así.

—¿Lo dices porque crees que me vería bien con cualquier cosa? —cuestiona, arqueando una ceja mientras me mira a los ojos.

Sacudo la cabeza y pretendo ignorar el nerviosismo que esa pregunta ha causado.
—No. Lo digo porque se supone que eres mi alma gemela. Lo que vistas da igual.

Zacky ríe—. Claro.

Me sirvo un poco de leche en un vaso y tomo un paquete de galletas de la alacena.
—Vamos.

Al salir de la casa me encuentro con una Jeep guinda aparcada justo en frente. Pienso en cuestionar a mi acompañante, pero prefiero ahorrarme las respuestas arrogantes.

Después de todo, si prometió dinero a cambio de hacerme pasar por el amor de su vida, debe tener muchos fondos a su disposición.

Subo en el asiento del copiloto y abrocho el cinturón de seguridad antes de comer mi desayuno improvisado mientras nos dirigimos al colegio.

—¿Pasas por mí a las 3? —pregunto, comiendo mi última galleta y alistando todo para bajarme del vehículo.

Él sonríe ampliamente, como si estuviese aguantando la risa.
—Por supuesto, nos vemos más tarde.

Lo miro con sospecha, pero no me es posible preguntar respecto a su curiosa expresión puesto que llegaré tarde a la primer clase.

Camino con prisa dentro del campus hasta el salón que corresponde.
Desafortunadamente, la mayoría de los lugares al frente ya están ocupados. Ocupo una de las sillas de en medio y me acomodo.

Leo un mensaje que me ha mandado Astrid, pregunta si estoy bien y avisa que me ha apartado un lugar. Sin embargo, el profesor llega justo cuando hago por pararme. Así que me limito a responder que a penas he llegado a tiempo y que no tuve oportunidad de acercarme.

La clase pasa más aburrida de lo normal.
Por fortuna, tenemos hora libre después.
Amelia y yo intercambiamos horarios. Quedamos de vernos en la cafetería, lo cual es bastante bueno para mí, ya que no pude preparar mi almuerzo.

—Están por allá —le digo a Stockley una vez que nuestras charolas están llenas de comida.

Astrid me sigue de cerca hasta una mesa al fondo del lugar.
Saludamos a Amelia y a otro par de chicas que la acompañan; Ema y Brooke.

Comenzamos a platicar de temas random. Justo he terminado de comer y puesto mi charola a un lado cuando una chica cruza dramáticamente la cafetería. Aunque pasó algo rápido, pude notar dos cosas: uno, que ella estaba más que furiosa y dos, que era nada más ni nada menos que Camille.

—¿Qué habrá pasado? —pregunta Ema, poniendo de lado su comida y enfocándose en el grandioso chisme que está por comenzar.

—Escuché que intentaría algo con Vengeance —responde Brooke sin mucho interés.

—¿Quién es Vengeance? —cuestiono con una risa, preguntándome quién demonios usaría esa palabra como su apodo.

—Uh, un misterioso y apuesto chico de último año al que muchas quisieran tener de alma gemela. Es súper dulce y bueno, supongo que no aceptaría tener sexo con cualquiera.

—Eso explica la molestia de Camille —comento, sonriéndole a Amelia como si fuéramos cómplices de algún crimen secreto—. Pero no termino por entender qué tiene de especial ese tal Veng-

Una mano coloca una pequeña caja aterciopelada sobre la mesa frente a mí, interrumpiendo mis palabras.

Con solo ver la expresión en la cara de mis amigas puedo saber de quién se trata, pero me cuesta creer que Zacky en verdad esté aquí.

—Espero te guste —susurra a mi oído antes de besar mi mejilla e irse.

Trago saliva con dificultad, agradeciendo en silencio que me encuentro sentada porque de otra forma mis rodillas me habrían hecho caer.

Astrid nota de inmediato mi reacción y no tarda en colocar su mano sobre mi hombro para asegurarse de que estoy bien.
—Creí que habías dicho que Zacky no tiene nada de especial —comenta con una risa.

Cubro mi rostro con ambas manos en un intento por tranquilizarme y olvidar la sensación que su voz creó en mí.

Siento las miradas de mis amigas sobre mí, así que respiro profundamente antes de abrir la caja de color púrpura.

Tomo el delgado anillo que se encontraba dentro y observo cada detalle.

Escucho múltiples susurros a mi alrededor, advirtiendo que probablemente tengo la atención de todos los presentes. Sin embargo, no puedo dejar de leer la palabra que ha grabado en la parte interior del metal.

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