VII

75 11 1
                                    

—¿Qué demonios fue eso? —pregunta Amelia en cuanto logramos refugiarnos en un salón vacío.

Ema y Brooke se encuentran en la puerta vigilando que ningún interesado en lo que ocurrió con Zacky minutos atrás entre de chismoso. Mientras tanto, mis amigas más cercanas ya se encuentran haciendo un interrogatorio.

—Ni si quiera sabía que estudiaba aquí —me defiendo, cruzando mis brazos sobre mi pecho con molestia.

Estúpido Zachary, debió habérmelo dicho... Aunque, siendo justos, tal vez él tampoco lo sabía.

—¿Cuándo lo conociste? —insiste Patterson, recargándose contra el escritorio que ocupan los maestros.

—Ayer. Fui a visitar a un amigo y él resultó estar ahí.

Astrid inclina su cabeza hacia un lado; parece debatir entre decir algo y callar. Finalmente, opta por lo primero—. ¿Cómo supieron que eran almas gemelas? Oí que Zacky también cubrió su contador con un tatuaje.

Trago saliva.

Vamos, Natalia. Esta mentira no puede caerse tan rápido.

Aclaro la garganta—. Desde que lo vi me sentí diferente, ¿saben? —inicio, bajando los brazos y suavizando mi semblante para que mis movimientos y palabras sean más naturales—. Ni si quiera lo sospechamos al principio pero, conforme nos conocíamos más, descubrimos que habría una posibilidad. Lo que terminó de confirmar nuestras sospechas fue el hecho de que nuestros tatuajes son casi idénticos —concluyo mientras les dejo ver el dragón que adorna mi antebrazo.

Miro a mis amigas con algo de temor hasta que demuestran estar completamente satisfechas con lo que les he explicado.

—Me parece increíblemente genial que tu alma gemela haya tenido la misma idea de cubrir su contador —dice la chica de cabello oscuro con entusiasmo.

Stockley, sin embargo, se ahorra el resto de sus preguntas y se limita a sonreír.

—Anda, ponte el anillo —pide Astrid, tomando la pequeña caja del escritorio frente a mí y colocándolo en mi mano derecha.

Pongo los ojos en blanco. Aunque no me agrada la idea del todo, sé que debo usar el maldito anillo si no quiero que la verdad salga a la luz.

Para mi buena suerte, el interrogatorio termina ahí. Ahora Stockley y yo debemos separarnos de Amelia, Brook y Ema para asistir a las clases que tomamos juntas.

El resto del día transcurre sin otros eventos importantes más que el hecho de que ahora todos me miran como si me acabara de robar algo. Hago caso omiso de los murmullos en los pasillos y me despido de mi mejor amiga antes de caminar hacia el estacionamiento.

Voy algo rápido, así que no me percato del grupo de personas que se encuentra justo a la salida.

—Pero miren quién va ahí —una arrogante voz dice a mi espalda, haciendo que me detenga en seco y mire hacia atrás.

Efectivamente, hablaban de mí.

—¿Disculpa? —pregunto en tono desafiante.

Camille suelta el mechón de cabello rizado que sujetaba entre sus dedos antes de dar un paso al frente, empujando a un par de chicos con los que conversaba.

—No me digas que tú eres el verdadero amor de Zacky —comenta con ironía.

—¿Celos?

Ella aprieta los labios en señal de molestia. Miro hacia un costado. Odio tener que lidiar con personas así, pero alguien tiene que hacerlo.

—Me parece muy curioso que llegues de la nada y resultes serlo —alega, acercándose más a mí—. Déjame ver tu contador.

Giro el rostro para verla de frente de nuevo—. ¿No te basta con vernos juntos a diario?

Mi último comentario parece ser lo último que aceptará de mi parte puesto que se apresura a tomar mi brazo e intentar subir la manga de mi chamarra por la fuerza.

Afortunadamente, Zacky llega justo a tiempo para ayudarme.

—No la toques, Camille —ordena con autoridad absoluta, zafando su agarre y empujando su mano en el aire con desprecio—, nunca —reafirma, colocándome con sutileza detrás de él.

A penas logro mirar por encima del hombro de Baker la reacción de la chica.

Tiene pena, tristeza... y, aunque esto debería ser suficiente para eliminar todo deseo de hablarme de nuevo, el enojo en sus ojos me hace sentir que esto no acabará aquí.

Cuando Camille y su grupo de amigos se alejan, Zacky toma mi mano con firmeza y me lleva entre los coches hasta su camioneta. Subo al vehículo y abrochó mi cinturón en silencio.

Él se veía más que furioso durante el enfrentamiento, pero ahora su semblante luce completamente relajado.

—Será mejor que no andes sola en el campus —advierte, ocupando el asiento del conductor e introduciendo la llave para encender el motor—. ¿Dónde estaban tus amigas?

—Sólo comparto el horario con una y dejé que se fuera con su pareja —confieso con un suspiro. Aunque me cueste admitirlo, sé que tiene razón. Amelia ya probó las consecuencias de retar a Camille y no quiero tener que pasar por lo mismo.

—Seré tu sombra, entonces —sugiere, tomando mi mano izquierda entre sus gruesos dedos.

Mantengo mis ojos fijos en el coche estacionado enfrente. La sensación que desata hundirme en sus pupilas esmeraldas es demasiado fuerte y desconocida para mí; aún no me acostumbro.

—Puedo cuidarme sola —respondo, esperando que eso sea suficiente.

Sin embargo, él utiliza su mano libre para tomar mi barbilla y obligarme a verlo. Mi corazón da un vuelco al notar lo cerca que están nuestros rostros.

Toma absolutamente toda mi energía el no recorrer la corta distancia hasta sus labios mientras dice—: No quiero que debas cuidarte sola.

Bajo la mirada en un último intento por escapar de todo lo que este hombre me hace sentir. Entonces, noto que él trae puesto un anillo similar al mío.

—Te estás tomando muy en serio todo esto —comento, alejándome lo suficiente para hacerle creer que no deseo besarlo.

Zacky sonríe tiernamente mientras coloca ambas manos al volante.

—Debes creer tu propia mentira para que alguien más lo haga.

Soulmate | Zacky V ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora