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El deseo de averiguar algo, es a lo que podemos definir cómo curiosidad.

Son nuestros pensamientos llenándonos de preguntas, cada vez más extrañas... al grado de que pueden desarrollar un sentimiento con el paso del tiempo

"La curiosidad mató al gato" o nos matará a nosotros.

Peter Malarkey tenía una gran jaqueca por la noche anterior. Sentía cada uno de sus sentidos al máximo y erizándole la piel.

La cocaína le había añadido un toque romántico al rostro, propio de un actor al estilo de Hollywood en su época dorada...

Pero aquel día se sentía realmente mal. Sus manos sudaban, estaba sediento y la voz del señor Lodge se sentía en el interior de su pecho

-La búsqueda se vuelve más y más desgastante conforme avanzan, es decir, todos parecen sospechosos de haber asesinado a la dalia negra: un padre que la despreciaba, novios celosos y una mejor amiga que la envidiaba... Todos parecen haber tenido motivaciones contra la enigmática mujer que siempre vestía de negro, y que se ganó su sobrenombre gracias a su gran parecido con Verónica Lake, la dalia azul. A pesar de esto, los detectives no se quedan atrás y es la persistencia de Harry y la promesa que le hace a la mujer de encontrar a su asesino lo que finalmente le ayuda a descubrirlo... dónde tras varios años, y ya anciano, el nombre del monstruo que torturo a Verónica durante días se presenta entre letras con luces. Allí nuestro protagonista se da cuenta de que lo estuvo viendo en medio de los testigos todo el tiempo, y de que su motivación para cometer un crimen tan atroz, no fueron los celos, no fue la envidia, ni el odio... Ni siquiera el amor... Fue otra promesa más de un hombre hacia Verónica. La promesa de hacerla famosa, y así fue.

Con esta última frase miró momentáneamente hacia dónde se encontraba Selina, quién parecía realmente atenta.

Ella sonrió para sí. Realmente le agradaba aquel hombre de traje negro, del cual todo el mundo hablaba. Decían que tenía múltiples propiedades, el dinero suficiente cómo para abastecer a un pueblo... o para someterlo.

Le gustaba que Clarissa hablara de él, aunque fuera sólo para desprestigiarlo.

No era capaz de admitir cualquier cosa que sintiera por él, ni siquiera una pequeña atracción. Pero le despertaba cierta curiosidad desde la primera vez que lo vio...

¿Por qué le preguntaría por su apellido? Si ella se lo cuestionaba, probablemente no le diría la verdad, según Clary.

¿Era realmente una coincidencia qué se encontrase en el bosque aquella noche?

¿Qué era lo que había hecho para haberse visto obligado a huir?

Cargaba con algo, con un pasado... Con dolor. Tal vez eso era lo que despertaba tanto su interés.

- ¿En quién piensas tanto, Selina Lehnsherr?

Con una sonrisa de oreja a oreja, y el aliento completamente alcoholizado se acercó Magnus Norton a la barra.

-Si te lo dijera, tendría que matarte-. Bebió sutilmente de su copa, cruzando las atractivas piernas que mostraban su vestido azul eléctrico

-No sería la primera vez que alguien lo hiciera-. Ella rio. La cantina de Magnus Norton era el único lugar en dónde por un pequeño precio extra, las chicas que no alcanzaban la mayoría de edad podían entrar.

Era con aquel tipo de corbatas costosas y cabello castaño, a dónde los ciudadanos de Deep Lake llevaban sus secretos

Cómo hija de quién fue su compañero de tragos en vida, tal vez podía compartir algunos de esos secretos con ella

- ¿Aquí vienen Serpientes... de Riverdale? -. Preguntó con un tono de voz medianamente insinuante

Magnus Norton soltó una carcajada

-Así que es un cuervo quién te tiene así

-Tal vez-. Levantó una ceja, clavándole la mirada. Hubo un pequeño silencio... Magnus Norton intuía que ella escondía algo, y si no se lo decía, él tampoco lo haría.

-Bueno, suelen venir algunas veces... pero ellos tienen su propio nido

-Clary dijo que había visto un par por aquí, la semana pasada... el viernes

-Lo recordaría, llevan grandes pañuelos alrededor de la cabeza, pero... No creo haber visto a nadie. ¿Cambiaste a los Diablos por los Serpientes? ¿Selina Kyle está de vuelta?

Ella negó con la cabeza, llevándose el último trago a los labios

-Qué mal chiste

-Si quieres información sobre ellas, debes ir a Riverdale, yo no puedo hacer mucho por ti

No le diría nada, estaba segura. Incluso en medio de aquellas miradas coquetas ya imaginaba que ella buscaba algo de información y prefirió dejar el tema

-Gracias Magnus, ¿Otro de estos?

-Otro estaría bien. Pero sabes que yo no tomo de una botella sin que una bonita chica la destape-. Sonrió acercándole una botella de Ron, qué entre risas, tomó.

Nights Without MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora