19

86 1 0
                                    

-Ya es tarde ¿El hombre no piensa venir a dar su clase?

Brooke Halderest revisaba el reloj en su muñeca izquierda cada cuarenta segundos, con extremo desasosiego junto a la ventana

Selina la observaba desde una esquina. Con frecuencia también desbloqueaba el teléfono, esperando cualquier señal de vida de Lodge

-No vendrá-. Malarkey se detuvo en la puerta. -Me lo encontré hace un rato y salió despavorido en su auto. Cómo si necesitara salir urgentemente de aquí

Dicho esto, todos tomaron sus cosas, incluida ella. Una vez afuera, intentó llamarle al profesor, quién la enviaba a buzón

Se sentía intrigada pues el día anterior tampoco la contactó. Notó que no había dormido en toda la noche del sábado y pensó que tal vez usó el día para descansar.

Decidió no darle más vueltas al asunto, pues era el cumpleaños de Clary y debía prepararse para la fiesta.

Por otro lado, a un par de millas de allí, el hombre de negro concluía con uno de sus asuntos más importantes.

-Déjenos-. Ordenó al guardia a su lado. Cuando se cerró la puerta, entre risas, se paseaba en círculos. -Te di una oportunidad de salir de aquí con vida y no la aprovechaste

-A diferencia del resto, no tengo porqué obedecerlo

-Entonces comprendes lo que va a pasar, ¿no es así?

Tanner asintió desde el rincón en la oscura celda a la que, horas atrás había sido confinado

-Lo que no entiendo es lo que gana haciéndolo... ¿Silenciarme? ¿Qué repercusiones le podría traer yo a un hombre tan intocable cómo usted?

-Digamos que, me gusta tener el control de mis piezas.

- ¿Y cuál es el juego?

-Eso no importa si yo siempre gano -. Lo miró enardecido. -. Aquí tengo un registro de llamadas y de visitas...Llamaste a la chica que te metió aquí y.... recibiste visitas ayer... ¿Porqué?

-Eran mis amigos-. Refunfuñó. - Vinieron a verme

-Me sorprende que sigas teniendo amigos

- ¿Y usted los tiene? Siendo quién es...

-Por supuesto que si-. Elevó la mirada, sonriente. - No soy un muchacho estúpido

- ¿Volverá a mancharse las manos de sangre?

No pudo evitar reír ante la ironía del comentario. Hiram Lodge jamás había asesinado a alguien, no él mismo y se preguntaba si algún día sería capaz de hacerlo.

-No. Nunca lo he hecho

-No es lo que por aquí se dice

-Es todo Tanner-. Salió con el archivo entre las manos, despidiéndose. - Qué tengas un buen día

Se cerró la solitaria celda tras de sí. Era el piso último piso y nadie que no tuviera cierta autoridad se adentraba allí.

- Ya saben qué hacer con él, ¿verdad? -. Preguntó dirigiéndose al vigilante quién permanecía a su lado

-Si señor.

-Por cierto, las visitas están prohibidas ya que "entró en tratamiento"-. Le entregó el archivo con una mirada maquiavélica, el hombre asintió sin más y se dirigió nuevamente a la celda.

Lodge bajaba las escaleras de la prisión, con una mirada fría y satisfecha. Silenciar a Tanner era algo que, de alguna manera le devolvía tranquilidad y con el chico no se podía tocar el corazón... el tono con el que le hablaba dejaba traslucir sus tendencias suicidas... lo dejó sin opciones y por eso no sentía culpa.

Nights Without MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora