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"Es muy nostálgico imaginar un momento que jamás veras. Y es que intento proyectar en mi mente todas las posibles maneras de que esto ocurra, cómo si lo ansiara.
Saber que morirás, puede ser aterrador... pero yo lo siento más como un terrible poder.
Muchos dicen haber visto a la muerte, antes de su deceso... merodear anunciándola. Yo también la vi... en un traje negro y elegante. Vino ante mí y me dijo que me asesinaría... No temí. de alguna forma la anhelaba porqué sabía que mi vida estaba arruinada... sin embargo cuándo supe sus motivos... le odié.
Se había llevado a varias personas más... incluso aún se podía notar la sangre en el reloj de su muñeca izquierda. Pero era de oro y el brillo de este la opacaba.
La muerte venia de Riverdale... se paseaba en un lujoso Mustang negro y llevaba un pañuelo blanco en el interior de su saco... y si con este no podía limpiar sus errores, las monedas que derrochaba al caminar lo harían. Era inmune a todo.
Entonces no se trataba de la muerte, sino del diablo. Te convencía de firmar un pacto con él para arrastrarte al infierno... y aunque te resistieras y pelearas, igual lo haría. Y es que ya no había porqué pelear... cuándo pensaba en mi futuro, no veía nada... se encontraba incierto y lo único seguro era mi deceso.
Pero tampoco soy un mártir, nunca lo fui y por eso estoy aquí.
En todo el mundo, solo hay una persona que se me ocurra que esté leyendo esto, y eres tú, Mercy Elise Fallen. Probablemente a quién más lastimé... y me odio por ello. Es la razón por la cual no soy capaz de mirarte a los ojos.
Alegaste mi inocencia ante el mundo... Tal vez porque te rehusaste a aceptar quién era realmente yo.
Y es que, aunque nos divertimos mucho mientras yo aún estaba con Selina, no podía amarte a ti, eras frágil y jamás me habría perdonado herirte... más de lo que ya lo había hecho.
Tuviste razón en casi todo respecto a aquella noche. No tome el revolver de tu padre... no lleve a Selina a la mitad del bosque y tampoco le apunté con un arma.
Cuando salí de tu casa, estaba destrozado. Había cometido el peor de los actos y me odiaba por ello. Busque a mi novia porque a ella ya no le sorprendía nada de mí y sabía que no le importaría ayudarme a hacer lo que deseaba.
Pero tras confesarle a Selina lo que había hecho, me arrepentí. Ella todavía conservaba algo de esperanza en mí y eso la desmoronó. Sería algo que nos llevaríamos hasta la tumba
Quizá por eso ahora, cobardemente soy capaz de decirte lo que me obligó a querer internarme en una oscura celda... al pensar en que jamás volveré a ver tu rostro después de que sepas quién realmente soy, me sienta dispuesto a decírtelo.

Yo asesiné a mi madre.

En mi estado, no me importo ni un poco tomar su vida entre mis manos... Y es que lo mejor y lo peor de las drogas, es no saber lo que haces. Entonces al despertar, sólo queda odiarte.
Y aunque me odiaba por lo que hice, no era capaz de confesarlo. Pensaba en que de alguna forma debía pagar y Selina me ayudó con ello... con la condición de que sería la última vez en que me vería... pero al entender que su vida estaba en peligro, la busqué otra vez... aunque ella ya no quería saber nada de mi

Mintió, guardando el secreto... pues lo que realmente hice fue peor a lo que todos pensaron.
Lamento decepcionarte una vez más, pero no soy inocente y ella sí.
Mi asesino ahora la acecha... justo cómo alguna vez acechó a su padre, Joseph Lehnsherr y terminó por llevarlo a la muerte. Te pido que la ayudes, cómo ella lo hizo conmigo... es difícil de entender, pero de no haberme hecho entrar a prisión, mi vida habría terminado aún peor.

Nunca olvides al hombre de negro, de Riverdale.

Una última vez, Daniel Tanner."

El funeral de Daniel estaba casi incierto. No tenía familia, más que una tía que ni siquiera se molestó en aparecer y sólo envió flores con una tarjeta, dando su labor por hecha.

Mientras la tierra cubría el ataúd, Mercy arrojó una parte de su propia alma, que poco a poco se fue perdiendo entre la oscuridad.

Ahora entendía que "una buena mentira, es mejor que la verdad..." Existen realidades ocultas en el anonimato y lo arcano que son destinadas a jamás ser descubiertas.

Ya no había a nadie a quién odiar, más que a sí misma. Cargaba con una verdad por la cual durante mucho tiempo suplicó y que ahora probablemente la hundiría.

Y a pesar de lo que Tanner pensara, ella solo sabía que lo amaba sin importar cuánto la lastimara. Si la mandaba a buscar, correría hasta él. Si la llamaba saltaría a sus brazos. Lo haría incluso si nunca la volvía a buscar porque después de conocerlo, jamás aprendió a vivir sin él... Las personas tienden a dejar marcas en el alma, que nos pueden hacer sentir como si siempre hubiesen estado allí.

Tanner no se suicidó cómo todo el mundo decía. Lo asesinaron y había una sola manera de llegar al culpable... tendría que hacerlo de cualquier manera. Incluso si el único medio era Selina Lehnsherr

-Ya me iba-. Respondió con su clásico tono una vez que vio a Mercy aproximándose... pero ésta solo se puso de pie a su lado, mirando hacia la deriva

-No. Somos las únicas que han venido

- ¿Y Malarkey?

-No tengo idea.

Hubo un silencio. Aquel día tenía un cielo pintado de gris, anunciaba un vendaval en sus nubes. Alimentando el ambiente de tensión entre ambas.

Las flores en el lugar no tenían aroma... al llegar a un camposanto perdían todo el color y la vida que les caracterizaba, cómo si un vampiro se posara al lado de ellas.

-Debe ser muy difícil para ti-. Suspiró. - Sé que lo amaste

Mercy la miró. Después de todo, el rencor que había desarrollado durante años, ahora se veía diminuto

-Tú también lo hiciste

-No. -. Resopló. - "No amas a alguien hasta que te lastima y aún así sigues pensando que es la persona más grandiosa del mundo"

-Te apuntó con un arma, incluso para el amor debe haber límites

Selina emitió un sonido cómo para empezar a hablar, entonces se detuvo, pensando durante un par de segundos

-Daniel no hizo eso. Pero ya lo sabes... De lo contrario no lo habrías dicho así

Se dio la media vuelta. El cielo ya comenzaba a gruñir y las pequeñas gotas de lluvia cayeron sobre su rostro.

Probablemente Lehnsherr no sabía que Daniel no se había suicidado ni del peligro que corría... recordaba las palabras de Tanner en la carta, pidiéndole alertarla

-Selina...

- ¿Sí? -. Se detuvo.

Pero, aunque una parte de ella deseaba advertirle, había otra que no se lo permitía. No aún

-Cuídate-. Se limitó a decir, observándola alejarse entre la neblina nuevamente, quedando casi sola en aquel cementerio.

Pero entonces había una tercera presencia detrás de aquellas tenebrosas lápidas.

Samuel MacBride no había dejado Deep Lake y ahora su nuevo encargo personal era Selina Lehnsherr, a quién fotografió envuelta en un vestido negro y aterciopelado.

Nights Without MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora