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-Dijo que no quería volver a verme nunca-. Declaró Selina, sin emoción. - Y se fue. Yo estaba allí de pie, con el mar de emociones y no fui capaz de detenerla

-Ella no era tu amiga-. Señaló fatigado. - De ser así habría entendido que no querías ir a Inglaterra

-Es que yo si quería ir, pero no dejarte ¿Cómo iba a explicarle eso? -. Levantó ambas manos, molesta.

-Te llevaré el día que quieras... sólo tengo que ajustar mi tiempo y...

- ¡No se trata de eso, Hiram! Clarissa se fue molesta por qué no fui capaz de decirle la verdad a ella ¡tengo que seguir guardando el secreto por ti!... incluso para quiénes yo era especial

-Tú eres especial para mí

-¿Entonces por qué sigo siendo un secreto?-. Clamó ante la mirada funesta de Hiram Lodge, quién ya se había puesto de pie junto a ella.

-Porqué si se enteran de que lo eres, irán tras de ti

- ¿Quiénes, Hiram? ¿Quiénes?

Él se quedó callado. No lo hacía por protegerla a ella, se protegía a el mismo ocultándole los números rojos de su pasado.

-No sé por qué-. reanudó Selina. - Pero tengo la sensación de que siempre me estás ocultando algo

-Escucha, si deseamos estar juntos así tienen que ser las cosas

- ¡¿Y estamos juntos?!-. Se irguió hasta él, incontenible. -No debes mirarme dulcemente, no debes hablarme con ternura... ¡Aquí a nueve metros hay una caseta de vigilancia! Cuando me llevas en el auto a mi casa, no me queda más que mirar por la ventana y pensar cuándo será la siguiente vez en que te veré... cómo si realmente hiciéramos algo malo. Nos escondemos bajo cortinas. ¿Realmente estamos juntos?

-Pienso en ser precavido, aunque sé que no lo soy... Y podríamos estar juntos, pero a veces la vida no es así ¡Tenemos una diferencia de 32 años, Selina! No es normal y si nos descuidamos, podríamos perder lo poco que tenemos

Ella asintió, mesándose el cabello con ambas manos mientras mantenía la mirada vaga, sus ojos reflejaban una total paranoia y tenía la respiración agitada

-Respóndeme algo-. Murmuró, sin levantarse. - No volveré a preguntar. ¿Soy la chica de tus sueños?

-No-. Hiram respondió casi de inmediato, acercándose hasta ella. - Eres la mujer de mis sueños.

-Gracias por venir

Catalyn permanecía sentada en el pabellón, inclinándose para ver al chico cuyas ojeras se destacaban en su piel pálida

- ¿Está todo bien? -. Le preguntó Peter, esperando respuesta de la mujer quién permanecía con la mirada fija.

-Una noche antes del cumpleaños de Selina me dijiste que se estaba involucrando con uno de sus maestros... y no me aterré en lo absoluto porqué ese tipo de cosas suelen pasarles a chicas cómo ella, suelen ser atracciones pasajeras y lo sé por qué yo experimenté lo mismo a su edad. Pero cuando me dijiste el nombre de ese maestro, supe que era todo menos pasajero... un plan bien elaborado por ese hombre y aun no entiendo que es lo que busca en mi hija

- ¿Lo que venía en la carta era real? -. Inquirió al cabo de unos segundos, ella asintió.

-Mi esposo trabajaba con él, lo arrastró a su muerte y no en un accidente ni en un altercado cómo dijo la policía... Hiram Lodge vio su vida en peligro y decidió tomar la de él.

- ¿Selina lo sabe?

-No-. Percibió una inquietud en sus ojos. - Y te pediría que no le dijeras aún

-Me parece muy desconcertante que me pida eso-. Bufó.

No hubo respuesta de su parte. El rostro de la mujer que normalmente se describiría como enérgico y precioso, con la piel de porcelana y los ojos grises, estaba apagado.

- ¿Hablará con la policía? -. Insistió.

-Lo hice, hace dos años... Pero se trata de Riverdale y son corruptos, el hombre tenía comprado al pueblo. Viajé en busca de ayuda y paz mental por no poder hacerle justicia a mi esposo y mientras tanto, tuve que aceptar su soborno para dejarle algo a Selina en mi ausencia. La policía no hará nada, hay un acuerdo que firmó Joseph con Hiram y no hay mucho que pueda hacer al respecto, pero ese no ha sido el único tropiezo de Lodge y puedo hundirlo con más.

-Hay un nuevo oficial en el pueblo-. Afirmó. - Es amigo de mi padre y lleva el caso de Daniel Tanner, fue hasta a Riverdale a abrirlo y no se negaron.

- ¿Wilson Wayne? -. Frunció la ceja, incrédula. - ¡Es un fanático! Inservible en este caso y sólo va a estorbarnos

- ¿Y espera que yo le ayude? -. Preguntó al cabo. Catalyn dio un prolongado suspiro, dejando vagar la mirada.

-Ya lo hiciste una vez... eres un buen muchacho y estoy segura de que vas a ayudarme porque se trata de mi hija.

Él no respondió. Simplemente se quedó a un lado de la mujer, esperando a que bajara el sol.

-No desaproveches ninguna parte de mi cuerpo-. Selina susurró en su oído mientras presionaba el pecho con una mano, tendidos en la cama.

Él le sonrió enérgicamente y la besó, acariciándole el muslo y llevándosela encima. Selina le besaba el mentón, para después comenzar el recorrido con los labios desde su cuello hasta el abdomen y la entrepierna.

Cuando la giró y la penetró, sintió su carne desnuda e inmóvil dentro de ella, en medio de respiraciones agitadas y el sudor que emanaba de sus cuerpos.

Le hacía contraer la cadera una y otra vez, hasta que se saciaban y se miraban una última vez para besarse y quedarse dormidos.

Eran casi las ocho y ya debía irse, pero decidió tomar antes un baño...Hiram estaba tan dormido que no quiso molestarse en levantarlo para que la acompañara.

El vapor del agua cubría el baño por completo y mientras se enjabonaba, escuchó voces afuera. Movió la cortina y salió, aproximándose a la puerta y acercando su oído a la oreja.

Creyó que alguien había llegado, pero no, sólo era Hiram en medio de una llamada y mientras el agua corría, la curiosidad le suplicaba mantenerse allí.

- ¿En dónde fue la última vez que lo vieron? -. Vociferó, alertado. - ¿Y estás seguro de que era él?... Asegúrate de seguirlo a él y a la mujer... Te enviaré los datos por la computadora... Si, su hija esta aquí.

Nights Without MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora