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A Hiram le bastó hacer un par de llamadas, para sentirse seguro otra vez.

Llevaba días intentando encontrarse a sí mismo, nuevamente. Pero sus deseos de verla se acumulaban conforme pasaba tiempo con ella.

Se sentía retado por aquellos ojos coquetos, atraído por el movimiento de sus caderas... Pero también aterrado por su nombre.

Para aquel punto ya no importaba mucho. Sabía bastante de su vida y quiénes formaban parte de ella, se había convertido en una obsesión.

Mucho peor que cualquier adquisición.

Al estar en Riverdale, le complacía tomar algunos de los peores establecimientos, para convertirlos en algo más. Para su beneficio propio.

Se preguntaba si este era el caso con la chica.

Habían pasado un par de días desde su sueño. Sólo recordaba las copas de aquel sábado en la noche hasta haber despertado el domingo, con una completa necesidad de ella

Fue un sueño muy realista: Desde la forma en que percibía los colores hasta el mismo aroma de su piel, a canela.

Se preguntaba por qué había fantaseado así con ella. Llevaba estudiándola casi dos meses, pero jamás intentó seducirla, desde luego no era su intención. Un hombre cómo el ya no podía pensar en algo así... Sin embargo, tenía necesidades y ella no era más que una muchacha atractiva

Tal vez en otra situación podría hacerla suya

Pero si pudiera cambiar los hechos, definitivamente ese no sería en el que se enfocaría.

Ella dejó las llaves en un lugar que más tarde probablemente olvidaría, y subió las escaleras

Llenó la tina mientras encendía el último de sus cigarros. No recordaba en qué momento se había hecho de un vicio tan estúpido, pero siempre compartía lo bien que se sentía tomar uno sin la mitad de sus prendas.

Una vez que el agua caliente amenazaba con sobrepasar el límite medio, cerró el grifo y metió un pie en el agua, lo sacó casi inmediatamente y se deshizo del resto de sus vestimentas, para ahora sí, sumergirse en ella

Estuvo ahí dentro alrededor de treinta minutos, cuando vio que casi eran las once, salió envuelta en una bata de noche y encendió el televisor.

Se sentó en las escaleras con un croissant caliente y una taza de café, intentando continuar con la mente relajada... Sin embargo, sus pensamientos no la abandonaban

El señor Lodge la había defendido de Mercy Fallen y se sintió especial, de alguna manera. Discutió con Clary por ello, pues ella le aseguraba que su única motivación era estar desesperado por hacer cualquier tipo de amistad con alguien en el pueblo, y cómo ella le parecía ingenua y dependiente, había encontrado a su presa perfecta.

¿Por cuál otra razón seria amable? Es decir, estuvieron a punto de asesinarlo y de alguna forma la presencia de ella lo evitó... Pero ¿No debía quedarse allí todo? Sin mencionar que era un hombre muy reservado... ¿Por qué mantener un interés en buscarla a ella?

Recordaba el aroma de Lodge... aquella última clase cuándo se acercó hasta sí, le prestó mayor atención a la mezcla entre menta y manzana verde que se desprendía de su ropa.

Era cómo si ya lo hubiera percibido antes... oculto en su mente, pero muy latente

El sonido del celular la regreso al momento. Con una expresión más sensata, lo buscó palpando entre los sillones hasta distinguir la pantalla iluminada

Cuando miro el número se sintió extrañada pues, éste no estaba identificado.

-Usted tiene una llamada de la correccional de Riverdale. ¿Desea aceptarla? Marque 1.

Su corazón dio un vuelco. ¿Quién más desde aquel lugar la buscaría?

Se aferró al teléfono fuertemente mientras comenzaba a brotar un sudor frío de su rostro y manos. Sintió la sangre hirviente y espesa recorriéndole las venas, cómo si desembocara en su boca impidiéndole el habla.

- ¿Selina? -. La llamó en un ronco susurro. - Dios, gracias por contestar

Escucharlo fue cómo un remolino de emociones. Con el corazón a pulso y hecha un manojo de nervios, se resistió ante aquella voz que ya sólo en sus sueños recordaba

-Tienes un minuto

-Te lo explicaré todo, sólo tienes que venir a hablar conmigo. Por favor

-No iré a verte, sabes porqué

-Por favor, no puedo decir mucho por aquí-. Se escuchaba suplicante, hablaba en un volumen muy bajo y eso la desquició

-Teníamos un trato. Yo hice lo que me pediste y dijiste que no te acercarías

- ¡Al carajo el trato! -. Bramó incontenible. - Escucha, esto va más allá de mí

- ¡No pienso escuchar una palabra más! -. Al borde del colapso y decidida a colgar, escuchó la respiración agitada de Tanner, quién cerró los ojos en una mueca de rabia.

- ¿Qué hacías con el hombre de negro en el Blue Shades la otra noche?

No fue capaz de articular una respuesta. Tenía ese deplorable hábito de mantenerse estática ante situaciones que le ocasionaban miedo, y sintió miedo al recordar la última vez que escuchó ese nombre

-Necesito que vengas para hablar contigo

Fue lo último que escuchó de Tanner antes de que la llamada se cortase. Con la mirada ardiente y llena de impotencia intentó llamar de nueva cuenta, sin embargo, no pudo efectuarla.

Nights Without MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora