- ¿En dónde está? -. Furiosa se adentró en cuánto el abrió la puerta. Lo pasó de largo y comenzó a arrojar cosas a su paso, buscando entre cada rincón de la planta baja.
- ¿En dónde está quién? -. La tomó del brazo deteniéndola
- ¡Escuché tu voz detrás de la puerta! -. Se zafó con una ferocidad imponente. - ¿A quién le hablabas?
-Estaba al teléfono-. Volvió a sostener a su esposa quién ya le había propinado varios manotazos en el rostro.
- ¡¿La escondiste detrás de la puerta cómo la cándida manceba qué es?!
No le respondió. Siguió detrás de ella que amenazaba con subir a la planta alta y para evitarlo, tuvo que tomarla del brazo, aplicando fuerza esta vez.
- ¿Por qué nunca me dijiste que tomarías un trabajo cómo profesor? ¡Creí que te ocultaste todos estos meses por nuestra familia! Y en lugar de eso, te acostabas con tus alumnas para manchar aún más nuestra reputación
-Tú también me fuiste infiel hace un par de años, ¿Ya lo olvidaste?
- ¡Estabas en prisión y necesitaba negociar un trato por ti!
- ¡Qué generosa fuiste! Lamento no haberlo agradecido nunca
-Has arruinado a nuestra familia durante años y cuándo se supone que vas a comportarte, regresas a tus viejos hábitos... Pero esto realmente te hace alguien despreciable
- ¿Estas molesta por qué no quise acostarme contigo? -. Gritó haciéndola estremecerse de rabia mientras la adrenalina le corría por las venas
- ¡Estoy molesta por qué fuiste a buscarnos más problemas a tu hija y a mí! Ahora regresas y con la policía detrás de ti por haber raptado a una jovencita
-Yo no rapté a nadie-. Protestó. - Ella es libre de irse en cualquier momento
- ¿Entonces si la tienes aquí? -. Exclamó rompiendo a llorar. - Asqueroso imbécil ¡En diez años ni siquiera podrás acostarte con ella!
-Siendo así tendré una década de la mejor actividad sexual en mi vida, ¡cómo la que jamás tuve en treinta años de matrimonio contigo!
-Espero que puedas seguir metiéndola entre las sábanas de tu celda, porqué traeré a la policía hasta aquí con una declaración de lo que realmente has hecho estos últimos años ¡y en tal caso ella tendrá que suplirme durante las visitas conyúgales!
La tomó del cabello furioso, conteniendo toda la rabia en su rostro antes de advertirle con una mirada colérica
-Tú no vas a traer a la policía porqué si yo me voy a una celda, tú te vas al depósito de cadáveres
- Adelante, no me importa-. Continuó sollozando. - ¡Asesina también a tu hija! ¡Un día casi lo logras!
-Por el amor que algún día nos tuvimos, cállate y sal de aquí-. La soltó con tal ímpetu que se golpeó contra la pared
-El amor está muerto-. Alcanzó a responderle entre lágrimas en un último suspiro. La expresión de Lodge estaba ausente.
-Yo no dije lo contrario, solo quiero que te vayas.
Y era real. El amor estaba tan muerto cómo para ser sepultado en una noche fría de otoño, con una lápida sin nombre y sin flor alguna a su alrededor, más que la tierra cubriéndolo.
Cuando conoció a Hermione supo que todo lo que haría en su vida sería por ella, y con justa razón: Se trataba de una mujer preciosa, inteligente y devota. Pensaba que para estar con ella debía de tener más dinero del que ya disponía y brindarle todos los lujos posibles... Dignos de una reina; Y eso fue lo que durante treinta años de matrimonio le otorgó. Alguna vez ella le reclamó que no era el joven del que se enamoró, y él le contestó que no, que no puedes ponerte la piel de un lobo y seguir siendo un cordero.
Tenía que apagar algo dentro de sí, algo de humanidad... no de compasión, tampoco era un monstruo, pero debía estar dispuesto a todo. Nunca supo con exactitud a qué parte de sí había renunciado hasta esa noche.
-No llore por ti cuándo me fui-. Comenzó a decirle en cuánto tomó la fuerza necesaria para hablar. - Pero tenía un caos interior que me llevaba devuelta a lo nuestro. Me hiciste ver que no era tan viejo porque, siempre tuve una idea errónea sobre cómo debía ser el amor hasta que te conocí. No eras solo una muchacha bonita... había visto tantas en mi vida, pero tú tenías ese carisma, esa personalidad y ese sexátil que atrapaba solo a hombres cómo yo. Y, es decir, ojalá solo hubieras sido bonita y así no hubiera tenido que volverme tan loco por ti.
- ¿Qué hay de tu esposa? -. El sonido de la lluvia se mezclaba entre su delicada voz. - ¿El amor de tu vida?
-Son conceptos diferentes. Si tan solo no me hubiera llevado tanto tiempo entenderlo.
Hiram le tomó una mano entre las suyas y la acercó a sí. La veía entre lágrimas silenciosas que le recorrían el rostro hasta empapar su traje, y solo allí reparó en lo que le hizo con tal de no dejarla cruzar la puerta aquella noche.
-Necesito que la pongas en mi pecho y escuches-. Continuaba sollozando mientras la luna los iluminaba a ambos. Una vez que la pequeña mano de Selina mantuvo una conexión en su interior, la apretó con fuerza. - Son mis latidos... y cada uno de ellos los invierto en ti
No respondió inmediatamente. A veces se tomaba mucho tiempo en hacerlo y eso lo llenaba de una tribulación inquietante, al punto de sentir volverse loco por no poder mantener una conversación constante con ella, entre pausas que solo le hacían sentirse más desdichado.
- ¿Harías algo por mí? -. Le preguntó finalmente con ese brillo en sus ojos que llevaba bastante tiempo sin mostrar y que enterneció su ser.
-Pídeme lo que quieras-. Suplicó con un tono muy parecido a un gemido.
Deseaba llenarla de todos los placeres terrenales posibles: Tomarla entre sus brazos en una playa privada y meterla desnuda al mar.... con la brisa alborotándole los cabellos de un tono cobrizo ante el sol y besarla, besarla tanto que sus lenguas se derritieran con el mismo fuego que emanaba de sus almas y del contacto eléctrico de sus cuerpos. Llevarla hasta el fondo del océano, dónde nadie pudiera encontrarlos nunca y devorarla, hundirse entre sus piernas, sobre la espalda y aterrizar con los labios en sus caderas, que más de una vez, le hicieron una invitación lasciva.
Ella pudo haberle pedido cualquier cosa en el mundo y él se la hubiera dado, pero lo que le demandaba era algo que garantizaba tal vez no volver a verla nunca.
-Tienes que dejar el negocio de las chicas-. Le acarició el rostro cómo si supiera que con ello fácilmente lo convencería.
-Eso no, Selina. Es por protección nuestra... Necesito gente poderosa de mi lado
Pero ella no desistió. En lugar de ello posó sus húmedos labios sobre Hiram, entrando en contacto con su piel.
-Tú ya eres un hombre poderoso-. Le susurró en la oreja mientras sus manos emprendían un recorrido a través de él. - No necesitas de nadie.
-Entonces Hiram Lodge ansía una un encuentro, frente a frente
Dickens asintió. Le había tomado un par de horas conducir devuelta a Deep Lake por la terrible tormenta que se había desatado en cuánto encendió el auto... y al llegar se encontró con la presencia del detective Wilson Wayne, esperándolo pacientemente en su oficina, sin más que un gran abrigo de color garnet.
-Es un hombre complicado. No va a decir mucho-. Le respondió al cabo
-Tendrá que hacerlo porque no le quedará de otra. Solo necesito testigos para destrozarlo durante el juicio
- ¿Juicio? Creí que usted solo tomaba un caso a la vez
-Un criminal a la vez-. Lo corrigió con una sonrisa ávida mientras tomaba un par de notas y las remarcaba. -El caso Lehnsherr y el caso Tanner están más relacionados de lo que el fiscal imagina
- Si es así, ¿Porque no simplemente van y lo arrestan?
-Necesitamos ser científicos, no especulativos. Ya hemos pasado el modelo de investigación, el primer respondiente... solo queda buscar los elementos y solo así, una orden de aprehensión. Y usted no se preocupe, conservara su trabajo.
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Nights Without Moonlight
RomanceLA OBSESIÓN DE UN HOMBRE ATORMENTADO POR EL PASADO, ES LA MISMA QUE LO CONDUCE A SU REDENCIÓN: SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS... TODOS DERRAMADOS EN LAS PÁGINAS DE ESTA HISTORIA POR LA CAUTIVANTE SELINA LEHNSHERR, QUIEN SE VE ATRAÍDA POR LA OSCURIDAD DE L...