Capítulo 27

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Jaelyne

En la noche, llego a la alberca para encontrarme con Rebecca, justo en frente de su territorio, el agua. No está permitido que estemos aquí a esta hora, pero al parecer "la poderosa" consiguió un permiso, o eso me dijo. No debería confiar, pero sinceramente si no hago algo yo, no lo hace nadie.

El cielo es estrellado, es bonito, hay viento, trae calma. Me quedaría justo en este mismo instante para no sentir nada más.

Y ya se me fue la tranquilidad.

Una ráfaga de viento llega a mí y me agacho por un momento, acto seguido al erguirme, visualizo a la dragona amarilla sobre las paredes del fuerte del castillo, giro mi vista entonces veo caminar a Askar hacia mí.

—¿Qué haces aquí? —Alzo una ceja.

—Sé que está mal venir sin avisar, pero es urgente, tengo que hablar contigo —dice serio.

—¿Este es algún tipo de trampa de Rebecca?

Se ríe.

—No sé quién es esa Rebecca, pero me encanta que estés alerta, eso es bueno.

—¿Qué quieres, loquito? —Me cruzo de brazos —Estoy esperando a alguien, no tengo tiempo.

—Yo tampoco —Se pone serio —. Señorita Jacky, he venido advertirte.

—¿De qué? —Pongo una mano en mi cintura.

Se acerca y me toma de los brazos.

—Me agradas, pero estás en peligro.

—Sí, como siempre, eso no es novedad —me burlo.

Se aparta sonriente.

—Me encanta la facilidad con la que te tomas los problemas.

—Costumbre, supongo —Muevo los hombros —. Desde pequeña he vivido en problemas.

—Se nota, por eso estoy aquí, saben quien eres, y vendrán por ti —advierte.

—¿Y quién soy? —Alzo una ceja.

—La belleza del desierto.

—Creí que era alguna clase de título, pero al parecer tiene otro significado.

—Lo tiene —Oigo esa voz femenina y veo a Rebecca llegar —. Siento interrumpir, pero no es apropiada su presencia aquí —le aclara al pelirrojo.

Askar se queda mirándola fijamente a los ojos, luego vuelve a observarme a mí.

—Cierto, es muy sospechoso. Ten cuidado, van a venir a secuestrarte —me aclara y vuelve su vista hacia Rebecca —. Un placer, señorita —Le hace una reverencia, se despide de mi dándome un beso en la mano y se retira en su dragona.

Siento el viento en mi cabello cuando el animal alza vuelo.

—Quizás si me escapaba con un príncipe, hubiera sido más fácil —opina Rebecca sobre mí —. Supongo que no tuve suerte como otras.

Me río.

—¿Yo? ¿Con Askar? Nah, debe ser una amistad o algo, pero no estoy en busca de pareja, gracias.

—Y yo que pensé que sabías usar tus armas de mujer —Revolotea las pestañas —. Por cierto, hablando de amistad —Se acerca hasta mí —. Supongo que tenemos una.

—Algo así —digo confundida —. Es un halago que una diosa me llame amiga —me burlo y hace una risilla encantadora.

¿Por qué esta mujer siempre suena tan bien? Hasta su risa es refinada.

—Me agradas, Jaelyne, pero no son una diosa, solo soy alguien diferente, como tú.

—Dices que somos lo mismo, pensé que te referías a sentirte identificada, cuando hablamos la otra vez.

Mueve las pestañas despacio.

—También, por eso te juzgué mal, tengo unos celos desbordantes, lo siento.

—No te disculpes, demasiada educación para mi ser —digo asqueada y ríe otra vez.

—El respeto ante todo —Suspira —. Belleza del desierto, para ayudarnos mutuamente debemos descubrir cómo volver, el cielo es la respuesta pero... —Alza la vista a mirar las estrellas —habrá que ir con cautela y prepararse.

Tiene razón, un plan bien meditado.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora