Capítulo 16

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Jaelyne

Meses atrás...

Fingir que me gusta Wash es un asco, aún peor el sexo, no puedo creer que me haya rebajado tanto, pero fue necesario, ya no tengo acosadores, soy la novia del chico más problemático del barrio, quien me mire puede terminar en una zanja, incluso muerto, nadie lo sabría, él maneja todo aquí.

El antro de Wash es como su reino, la gente baila, se divierte, pero si a él no le gusta lo que haces, puede echarte sin más.

Mi novio rodea su brazo alrededor de mi cuello mientras estamos sentados en los sillones más lujosos de bar, giro mi vista a mirarlo y le sonrío.

Una sonrisa tan hipócrita que cualquiera se daría cuenta, pero no le importa, solo se acerca a mi boca sin previo aviso.

—Mi muñeca —dice satisfecho de haberse aprovechado de aquella oportunidad en la que me atacaron para así obtenerme, como un objeto que quería —¿Cuánto me amas?

Asco.

—Mucho —miento aunque él lo sabe y de hecho disfruta de eso.

El sufrimiento ajeno.

Tenerlo satisfecho es mi única posibilidad de sobrevivir. Tenía que salvarme de algún modo. Fue a costa de perder toda la dignidad que había conseguido con el tiempo. Sin embargo ha sido mejor lidiar con un hombre que con varios, a veces puedo controlarlo.

Tomo las mejillas de Wash y me acerco a besarlo.

—Mi salvador —mis palabras lo descolocan, pero mantenerlo confundido es la mejor opción.

Así se obtiene lo que una quiere. A costa de unos favores. Aunque no quede de otra. Así controlas el mundo, así consigues como sobrevivir.

Acerco mi boca al malnacido de mi novio, entonces nuestros labios se juntan. Fingir que me gusta es una gran hazaña, lograr que me crea todavía más, ese es el plan.

Actualidad...

No hay una razón para besar al príncipe, no tengo porqué hacerlo. Podría comparar esta situación con mi noviazgo, otra vez fingir algo que no es, pero sería aberrante comparar a Kael con Wash. Mi ex es una mala persona y este hombre solo está loquito. Pobre, perdió algunos tornillos, debería apiadarme de él.

Tomo las mejillas de Kael y me acerco a su rostro.

—Así que te parezco hermosa —afirmo lo que me dijo.

—Así es —expresa serio mientras sigue sobre mí y el agua de la alberca moja nuestras ropas.

—Pues no vas a obtener nada de mí con halagos.

Se ríe.

—No pretendía...

Me acerco a su boca, entonces se calla y yo me muerdo el labio.

—No te hagas el inocente.

—No lo soy —se defiende.

—¿Y entonces por qué no me besas?

—No voy a caer dos veces —Hace una sonrisa de lado.

—¿Y cómo podría hacerte una trampa ahora? No puedo empujarte —me burlo.

—Hay que ser estúpido una sola vez, no dos, la que planea algo eres tú, eso seguro.

¿Planeo algo? Sí, es cierto, intento seducirlo como a Wash, pero mi poca moral me dice que eso no se le hace a los niños buenos, por eso lo empujé a la alberca después de todo, porque me arrepentí. Sin embargo si lo tienes a tus pies, lo tienes todo, así que olvidemos la maldita moral.

Estoy a punto de besarlo cuando oímos el sonido de unas ramas.

—¿Qué fue eso? —Mira Kael hacia una esquina —Mierda, hay que esconderse.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora