Capítulo 48

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Jaelyne

Me está mirando, la mamá de Kael me observa aunque se nota perfectamente que es ciega. Su iris y sus pupilas son blancos, solo unas líneas finas y negras recubren el borde de sus iris. Esa mujer, parada en frente de los barrotes, quieta como un fantasma, da escalofríos y presiento que me ve, definitivamente lo hace.

Ella sabe quien soy.

—¿Cómo es que... —Hago una pausa confundida —¿Alguien te dijo ese título?

—Belleza del Desierto —repite otra vez —¿Quién me lo diría? Solo estamos tú y yo aquí, y con sinceridad mi esposo no me visita en meses.

—¿Estás aquí por intentar matar a Kael? —pregunto temerosa.

Se ríe.

—Me encuentro por tantas cosas, solo existo y ya.

—Necesito entender, y solo tú puedes decirme.

Ríe de nuevo.

—¿No es que acaso Rebecca no te dijo lo que eres?

Trago saliva.

—¿Conoces a Rebecca?

—Es como tú, pero con más experiencia.

—¿La conoces o no? —Alzo una ceja confundida —No entiendo.

—Nunca la he visto en persona, si a eso te refieres.

—¿Cómo lo sabes entonces? —Frunzo el ceño.

—Soy un Oráculo, o como lo llaman en tu mundo, una clarividente.

Me río.

—Qué locura, pero viendo que no tengo más opciones, te creeré. Una corazonada me ha traído hasta ti, así que necesito tu ayuda.

—El desierto te ha traído hasta mí, sin embargo no pienso guiarte.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué no?

Alza la mano y me señala, lo que me provoca otro escalofrío.

—Eres una desgracia, tu mera existencia me ha traído hasta aquí, puedes morir, porque solo nos llevarás al infierno.

Trago saliva.

—Qué alentador.

Baja la mano despacio.

—Será mejor que te vayas.

—¡Escúchame! —Frunzo el ceño —No me interesa quien soy, solo quiero descubrir cómo irme. Si sabes tanto como aparentas y me quieres tan lejos como dices, deberías ayudarme.

—Recién estás comenzando, lo averiguarás tú sola, pero cuando lo hagas ya no querrás irte, y cuando eso pase, y las runas hablen, el monstruo cambiaforma lo arruinará todo.

—Qué linda forma de tratarme, tía —Oigo detrás de mí y me agarra un peor escalofrío al reconocer a Wash, o en este caso a Fared —. Aunque preferimos que nos llamen, metamórficos.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora