Capítulo 19

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Kael

Fuera del palacio, miro a los dragones y a los guardias del reino de los cielos, al parecer confían tanto en su príncipe que los dejan solo, incluso aunque sean escoltas. Vigilo que todo esté bajo control, para que mi padre no se altere. Giro mi vista y visualizo venir a Fared, el cual se me acerca sonriente.

—¿Haces mi trabajo, primo? —me pregunta.

—Sería tu trabajo si estuvieras aquí —contraataco.

—Ah sí, estaba ocupado ¿Supiste que el príncipe Askar tiene muy buena compañía? —Parece que disfruta de algo, pero no sé el qué.

—No me importa saber qué es lo que haga.

—¿Seguro? —Alza una ceja —Al parecer su acompañante es alguien de tu interés.

—No sé a qué te refieres pero...

—Tu amada Jaelyne —me interrumpe —. Deberías ir a ver, no vaya a ser que te ocurra lo mismo que con Rebecca.

Frunzo el ceño.

—No hables de lo que no sabes.

—Solo disfruto de los eventos venideros ¿No te apasiona el misterio? A mí sí, y ya creo que estoy descubriéndolo todo.

—Palabrerías sin sentido —Ruedo los ojos, quedo tildado mirando hacia el suelo y luego vuelvo a observarlo —. Haz tu trabajo —le ordeno.

Me mira mal, ignoro su gesto, entonces me dirijo al castillo, dejándolo solo con su odio por mí.

Llego a la sala principal, donde iban a hacerle la fiesta de bienvenida al príncipe, pero no están allí. Como es de esperarse, seguramente buscaron un lugar al aire libre, pero como no fui informado, tengo que buscarlo por mi cuenta. Termino preguntándole a un guardia y me dirijo al gran patio. Pusieron una mesa grande y hay bailarinas, se oye la música con los tambores, panderetas y otros instrumentos, luego escucho un aplauso. Visualizo al pelirrojo hacer una reverencia, ya que al parecer estaba danzando, pero mis ojos se giran a la rubia, la mano de él está en su cintura.

Contrólate.

Me dirijo hasta mi padre que está en la silla central y sin expresión me siento a su lado.

—¿Se llevan bien? —pregunto observándolos de reojo.

—Ah, la belleza del desierto, se ve que es una mujer con carácter, pero luego se entendieron.

—Se... ¿entendieron? —Trago saliva.

—Tranquilízate hijo, solo estaban bailando —Papá parece de buen humor.

¿Por qué parezco yo el malhumorado?

—Sí pero...

—Silencio —expresa severo y ya volvió su irritable tono —. Ya le dejé todo claro, así que compórtate.

—Lo hago —me limito a decir.

Lo hago, pero no me gusta nada esto, solo tengo la necesidad de saber de qué están hablando esos dos.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora