Capítulo 33

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Jaelyne

Respiro en profundidad, parpadeo varias veces antes de abrir los ojos por completo, me encuentro con el torso de Kael, alzo la vista y lo veo dormir. No sé ni cuando me desplomé y llegué a su cama, ni mucho menos recuerdo entrar al palacio. La verdad he estado muy impactada desde que caí a esa pileta llena de sanguijuelas, parece irreal, una pesadilla.

Me levantaría y me iría al sillón como siempre, pero la verdad es que no deseo hacerlo. Nunca creí que Kael vendría, la confianza en las personas es algo que no poseo, pero estaba ahí, acudió por mí. No es algo que se me cruzara por la cabeza, las personas no vienen a buscarme, la gente solo quiere algo a cambio, no es empática conmigo.

Me arrimo a su cuerpo y cierro los ojos. Tan solo quiero dejar un momento pensando que es verdad, una mínima esperanza de creer que alguien se preocupa por mí. Voy a permitir que solo sea un instante, solo eso, es lo que necesito ahora.

Lo demás puede esperar.

Kael

Despierto, ya es de día, veo a Jaelyne dormir por completo, acaricio su cabello, la observo un momento y luego me levanto de la cama.

Ya no puedo huir, debo enfrentarme a mi padre. Voy a recibir el sermón del siglo, pero no me importa, valió la pena. Me cambio y me dirijo a su encuentro.

Llego a la sala del trono, entonces le hago una reverencia.

—Padre.

—Kael —Frunce el ceño —. Recibí un comunicado del reino de los cielos.

Mala señal.

—Sé que dije que entraría sin ser visto, pero fue algo que se me fue de las manos —le explico y luego agrego —. No culpes a Rebecca por la idea del collar, por favor.

—Conoces muy bien que no confío en esos locos, pero que ellos se pongan en nuestra contra por tus decisiones, eso no lo tolero. Tienes suerte de que el rey de los cielos haya sido sensato y no tomara repercusiones al ustedes atacar a sus guardias. Él espera que en la próxima ocasión manifiesten su desacuerdo, en vez de hacer este estrepitoso desastre. Es una advertencia, aprende a entender sobre diplomacia.

—Padre, ellos empezaron, yo solo...

—Cállate, no importa quien comenzó, si no te comportas como un futuro rey, no puedo darte mi favor con el comite, hasta puedo quitártelo.

Habla de no tener su apoyo con el alto mando para conmigo.

—Padre...

—Silencio, no quiero hablar más del tema, retírate.

Asiento y una vez salgo de la sala del trono, bufo. Espero que esto sea pasajero, no quiero tener problemas con el comite. Visualizo venir a Fared, así que frunzo el ceño. Genial, más estrés para la mañana.

—Hola, primo —Sonríe él —. He vuelto de mi viaje ¿Me extrañaste? Ah no cierto, estuviste ocupado cometiendo errores —se burla.

—¿Dónde estuviste? —Cambio de tema, porque no quiero conversar más sobre esto.

—Ah, te interesas, bueno te diré, como general soy un hombre muy ocupado, adivina con qué me encontré en el desierto.

Alzo una ceja.

—¿Con qué?

—Bárbaros, miles de estos, el enemigo no está cerca, pero descubrí muchas cosas sobre ellos, cosas que te sorprenderían.

—Nada bueno sale de esa gente, Fared.

—Mi madre era una de ellos, ¿recuerdas? Qué descortés de tu parte.

—Lo lamento ¿A dónde quieres llegar con esta conversación?

Sonríe.

—A la verdad, solamente la verdad.

Este hombre sabe demasiado o solo alardea mucho. De todas formas, ya me cansé de escucharlo, tengo que quitarme sus amenazas de alguna manera.

Jaelyne

No, no, no, no, no, no...

No me toques tú asqueroso de mierda.

—¡No, Wash, no! —Me caigo de la cama, entonces despierto de forma repentina —Mierda —Me toco la cara transpirada y me levanto del suelo —. Solo fue un sueño —Bufo.

La verdad, siempre pensé que me asesinarían de un tiro en la cabeza, siempre tenía asumido que moriría y no me importara. Sin embargo caer en esa pileta llena de sanguijuelas me hace desear no perecer justo aquí. Si falleciera, ojalá sea en mi mundo, porque en este no creo tener una muerte rápida o normal.

Estoy tan tensa desde lo ocurrido, me hago la que no me pasa nada, pero la verdad no puedo quitarme la imagen de esos bichos mordiendo mi piel.

Lo más irreal es que estoy viva, sobreviví como si nada y no tengo ni una marca. Me abruma la situación, pero es evidente que esto no es normal.

Necesito respuestas.

Giro mi vista al collar que está sobre la mesita de luz, lo agarro rápido y lo oculto debajo de esta. Necesito guardarlo muy bien, es mi única salida y mi única verdad.

Me cambio, salgo del cuarto y me dirijo al harem, todas las concubinas están gritando abrumadas, así que voy directo a los baños de allí.

—¿Qué pasa? —le pregunto a una.

—La bruja está en la pileta —declara.

¿Bruja? Me agarra un escalofrío al recordar a la reina de los cielos, pero todo el miedo se me esfuma al ver quien se encuentra en el agua.

Rebecca.

La belleza del océano, como la llama el rey, mueve el agua sin tocarla, gotas suspendidas en el aire como un hermoso espectaculo. Las mujeres que la mira están asustadas, con sinceridad creo que no ven lo más importante en esta escena. Rebecca sonríe, pero de verdad, es como si no estuviera sofocada, como se la ve siempre, ahora se encuentra radiante.

Está en su elemento.

Necesito respuestas, y ya sé en quien encontrarlas.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora